23. "Un cambio"

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Aguardaba en un rincón sin quitarle la vista de encima a Sasuke, quien después de hacer los trámites del pago en la recepción, había ido a la oficina de la doctora a indicación de una enfermera. Se notaba muy nervioso, en múltiples ocasiones tuvo que secarse las manos sudadas en lo pantalones y exhalar lentamente para calmarse.

Cuando la doctora entró y se sentó frente a él, le dió una sonrisa empática que no respondió.

—Me alegro que haya venido, estábamos a punto de hablar con el gobierno sobre el asunto— dijo, ahora más seria.

—Perdone, yo... Ésto me ha superado— confesó.

—Es entendible.

—Su condición...

—No ha cambiado. Es un momento duro, pero debe pensar en usted. Desgraciadamente no hay nada que se pueda hacer, y mantenerlo en ese estado es muy costoso.

—Yo no estoy preparado para dejarlo ir. Ni siquiera me siento con derecho a tomar esa decisión— exclamó, sin importarle que lo vieran llorar.

—Pero él solo lo tiene a usted...

—Y yo solo lo tengo a él— Naruto asintió con una sonrisa dolida al escucharlo.

—Comprendo que es un proceso de aceptación muy difícil, puedo recomendarle un especialista para que le ayude a atravesarlo— indicó, pero Sasuke le dió una negativa.

—¿Podría verlo?— preguntó muy bajo.

—Por supuesto, acompañeme...— respondió ella y se puso de pie.

Sasuke la siguió por los largos pasillos de la instalación, subiendo incluso par de pisos en un elevador, pero la doctora lo dejó delante de una puerta, con la indicación de que solo tenía diez minutos de visita. Se quedó muy quieto, indeciso, y Naruto pasó a su lado, inclinándose para ver su expresión.

No tengas miedo... Pasa...— indicó, y luego atravesó la puerta con la cabeza, pero al verse a si mismo, retrocedió asustado y enojado —¡No, no entres!

—Ésto es difícil— murmuró Sasuke y tragó duro antes de sujetar la manija.

—¡Espera... no....! ¡No quiero que me veas calvo!— lloriqueó avergonzado, pero no pudo hacer nada cuando el pelinegro al fin tomó valor para entrar.

Cubrió su rostro al detenerse delante de la cama, pero entre los dedos atisbó la expresión de Sasuke. Tan dolido estaba, que a Naruto se le olvidó cualquier preocupación por el aspecto de su cuerpo. Para la operación de emergencia tuvieron que retirarle todo su cabello, y ahora en lugar de mechones rubios, tenía una venda blanca al rededor. Su rostro apenas se veía por todos esos tubos que lo mantenían con vida, y aunque no habían pasado muchos días, se notaba débil y delgado.

Sasuke se acercó lentamente y con gesto tembloroso tocó la punta de los dedos en su mano inerte, luego la sostuvo y acarició el dorso con el pulgar cuando comenzó a llorar de nuevo.

No te quedes aquí, no te hace bien. Si caminas un rato por el parque y...

—Te amo...— Naruto cortó sus palabras al escuchar su confesión —Eso debí responder cuando escuché la misma frase de tus labios, y ahora nunca seré afortunado de otra vez ver tu sonrisa. Sé que en algún momento... tengo que dejarte descansar, pero permíteme ser egoísta un poco más. No me hago a la idea de no poder tocar aunque sea tu mano...— se inclinó y rozó su piel con los labios —Tus flores eran blancas...

Ya lo sabía— susurró Naruto.

—Y estaban aún más hermosas que las del mercado al que fuimos. Pronto lo volverán a estar, las cuidaré por tí— aseguró y se incorporó un poco, pero sin soltar el agarrare —Me gustó mucho la taza que compraste para mí, y prometo no astillarla... pero mi café sabría mucho mejor si tú estuvieras a mi lado cuando lo preparo. Si no te molesta, creo que me quedaré en tu departamento un poco más. Aferrarme a tus cosas me mantiene en pie, y necesito toda la fuerza que pueda conseguir, para hacer lo que hace mucho tiempo debía.

¿De qué hablas...?— preguntó algo preocupado, pues sus cejas negras se juntaron en una expresión furiosa solo un segundo.

—También te alegraría saber que dejaré el burdel. Cuando la mar esté en calma, buscaré un trabajo del que te sientas orgulloso.

Eso es una excelente noticia— exclamó con alivio y una risita.

—Parece un mal chiste que decida cambiar mi vida cuando te perdí, pero no lo hago por mí, dejé de quererme hace mucho; en cambio, a tí te seguiré amando hasta mi último suspiro, y cada vez que vaya a dar un paso, me aferraré a ese sentimiento para hacer lo correcto. Te mantendré conmigo de esa manera...— aseguró y otra vez besó su mano, antes de escuchar el llamado de la enfermera en la puerta.

+++

Lo siguió todo el camino hasta su departamento, y al entrar, notó que ahora Sasuke desentonaba entre sus propias pertenencias. Su ojos estaban rojos e hinchados de llorar tanto, pero tenía un aura limpia y tranquila a su alrededor. Lo primero que hizo al llegar, fué quitar todas las postales de la pared y meterlas en una bolsa, luego recogió los pedazos de cerámica aún en el suelo, vació los ceniceros y también los desechó. Tras ésto, abrió el armario y metió a la bolsa todo un bulto de ropa oscura y de noche, incluyendo prendas interiores y perfumes. Retiró las sábanas, aspiró el suelo y después buscó la billetera y el celular de Naruto en la mesita de noche. Cuando la revisó, el rubio llevó sus manos a la cabeza, algo apenado de no tener más que unos diez euros, pero Sasuke no miró eso, sinó que rió al ver varios cupones de comida. Luego se sentó en la cama a observar la foto de su credencial.

No es mi mejor ángulo...

—Serio también te ves muy guapo — suspiró, haciéndolo sonrojar.

Después de todo eso, Sasuke no quiso quedarse por más tiempo, entonces empacó unas cuantas cosas en una mochila y ya de noche, caminó de regreso a su departamento. Con tranquilidad puso a cargar el celular y colocó sus cosas junto a las suyas. Después de asearse y ponerse cómodo, volvió al teléfono, pero no tuvo más remedio que dejarlo, pues no conocía el pin de ingreso. Naruto lo vió buscar el suyo y marcarle, pero la acción lo conmovió tanto, que terminó dándole la espalda cuando el mensaje de apagado se escuchó.

—De acuerdo...— raspó Sasuke con voz quebrada y luego carraspeó para recomponerse —Hagamos ésto de una vez— diciendo ésto, marcó a otro número y aprovechando la soledad, colocó el altavoz y dejó el teléfono sobre el colchón.

¿Sí?

—Deidara...

¿Sasuke?— preguntó él entre confundido y sorprendido —¿Tenías mi teléfono?

—Me lo diste una vez estando borracho.

Bueno, eso no sería extraño— farfulló —Oye... ¿Estás bien...? Es raro que no hayas venido cuando hace un par de semanas que no sales de aquí.

—No volveré— respondió bajo.

¿Por él...?— indagó sentido. Sasuke buscó la almohada de Naruto y la abrazó.

—Sí.

Me alegra escucharlo. Sé que le alegraría muchísimo también.

No tienes idea de cuánto— resopló Naruto desde una esquina.

¿Entonces, para qué me llamas? Conociéndote, sé que no es para saludar.

—Necesito un gran favor. Te pagaré por ello, pero no puedes decirle a nadie, sobre todo en el bar.

HeartBeat (Terminada)Where stories live. Discover now