4. "Humillado"

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—¡¿Por qué mierda dije eso?!— se recriminó de nuevo y golpeó su frente un par de veces con la palma de la mano.

Le expresó a Sasuke sin vergüenza que quería acostarse con él, y técnicamente debido a lo que se dedicaba el pelinegro no había nada de malo, pero Naruto moría de pena, sobre todo porque no tenía dinero para pagar algo así, y aún lo tuviera, no lo querría de esa forma. Las drogas te deshinibían pero te hacían actuar de forma estúpida. El cómo lo miraría a la cara después de eso, fué un pensamiento recurrente el resto de la tarde.

Cuando se dió una ducha y se dispuso a salir, en contra de su oprobio y las ganas de quedarse escondido, encontró en las escaleras a una anciana con un par de pesadas macetas de plástico. En ellas las plantas estaban aplastadas y mustias, pero supo identificar que eran tulipanes aunque no tenían flores.

—Permítame...— pidió apresurado y la liberó del peso.

—Oh, muchas gracias, jovencito. Eres muy amable— dijo ella con una sonrisa dulce.

—No es nada, abuela— respondió —¿Hacia dónde las lleva?

—Al basurero— respondió con tristeza —Hace días que me quedo en casa de mi hija, ella decidió que me mudara de manera permanente— suspiró.

—Supongo que quiere cuidarla— señaló y la vió asentir, mientras bajaban con lentitud los escalones.

—Sí, pero mis pobres plantas... He podido llevar algunas, pero tampoco tenemos suficiente espacio, por eso debo deshacerme de las demás— confesó.

Naruto se quedó pensativo y luego se atrevió a preguntar:

—Abuela, ¿usted cree que pueda quedarmelas? Verá, me mudé hace un par de días y quería poner algunas en el balcón, pero ahora mismo no tengo para comprarlas— pidió sincero.

—Ay, hijo, pero si esos tulipanes ya están casi muertos...

—Intentaré sanarlos, tengo buena mano para la jardinería— dijo animado.

—Bueno, si los quieres... Supongo que es mejor eso que botarlos— concordó —Entonces acompáñame a mi departamento, hay otras tres macetas que iba a bajar.

+++

La anciana, muy amablemente, terminó cediéndole casi todas plantas que tenía, y aunque la mayoría estaban en mal estado, Naruto se sintió muy agradecido. En cambio tuvo que escuchar una larga conversación llena de anécdotas de parientes y tomar un café bastante aguado, pero valió la pena. Sin embargo, tratando de no ser descortés, llegó tarde al bar. Bee lo recibió con muy mala cara, pues ya la fila de personas estaba formada esperando que abrieran.

—¡¿A éstas horas apareces?!— preguntó furioso.

—Lo siento, lo siento en verdad— se disculpó mientras corría hacia el vestidor para cambiarse.

—¡Recuerda que aún estás en periodo de prueba!— exclamó el gerente, mientras Naruto pasaba junto a Neji y Gaara, quienes conversaban en la barra y solo lo saludaron con la mano.

—Mierda...— murmuró. Nunca le gustó que le llamaran la atención, y menos con sus responsabilidades.

Cuando llegó al vestidor, solo estaba Sasuke adentro. Sus "buenas noches" fueron ignoradas como siempre, pero Naruto lo prefería así, a tener una incómoda conversación en un momento como ese. Era mejor hacer como si no hubiese dicho la tontería que soltó.

Y al parecer el pelinegro pensaba igual, o tal vez realmente le daba lo mismo, pues ninguno de los dos se dirigió la palabra durante las siguientes semanas. Bee al fin contrató a otro chico para que le hiciera compañía; Shikamaru era serio en su trabajo, pero Naruto dudaba que estuviese hecho para la vida nocturna, pues parecía que se caería de sueño a cada instante, y sus reflejos eran lentos. Hablando, se enteró que era heterosexual, pero que su esposa prefería que trabajara en el burdel porque pagaban bien y no habían mujeres allí; toda una historia bizarra que fué motivo de burlas para los trabajadores del local en más de una ocasión.

Ya se había adaptado a dormir de día, y pronto identificó a los clientes habituales, sobre todo a los que solicitaban a Sasuke o que días lo hacían. Él siempre tenía la misma expresión fría y taciturna, como si el mundo a su alrededor valiera mierda; pero en ocasiones, cuando cruzaban las miradas, Naruto percibía que había algo más que palabras crudas y expresiones estoicas.

También tuvo muy pocos problemas que resolver en el bar. Par de borrachos demasiado bulliciosos, o algún cliente aprovechado que no quería pagar lo que consumía, pero por lo regular las noches eran tranquilas. Hasta un día, cuando desde la entrada y luego de todos los shows, escuchó los gritos de Deidara llamándolo sobre la multitud y la música, activando sus alarmas y haciéndolo correr hasta la zona VIP. Estando allí y mirando hacia la puerta que le había indicado el rubio, gruñidos e insultos provocaron que se inquietara, sobre todo porque era la voz de Sasuke.

De una patada rompió la puerta, asegurada desde el interior, y lo vió en una esquina, apenas con un bóxer puesto. Su cabello y cuerpo entero estaban mojados, y por el olor, Naruto supo de inmediato lo que ocurría. Un anciano y cliente recurrente, el cual tenía una cicatriz desagradable en su barbilla, sujetaba su rostro prodigando maldiciones.

—¡¿Cómo te atreves a pegarme, puta?! ¡Le pondré una demanda a éste maldito lugar! ¡Perderás tu trabajo, eso te lo aseguro!— gritó y comenzó a abotonar su pantalón. Pero Naruto no resistió la rabia que lo había encendido, sobre todo sabiendo que el golpe que Sasuke lanzó, fué debido a que le habían orinado encima.

Con un fuerte puñetazo dejó al anciano sentado en el suelo, mareado y con la nariz torcida. Se quitó el saco y después de cubrir al pelinegro, tiró de la ropa del viejo y delante de todos atravesó el salón principal. Lo lanzó a la calle y tras ésto, el mismo gerente le arrojó la ropa que había dejado en el cubículo.

—¡Tienes prohibida la entrada a mi establecimiento!— gritó Bee y cerrando la puerta, apartó a Naruto a una esquina —¡Oye...!— llamó al verlo bufar, mirando en dirección al salón.

—¡¿Cómo puede haber gente que haga algo así?!— gruñó con tanta rabia, que sus ojos estaban aguados.

—Hay todo tipo de personas, que no te afecte tanto— aconsejó.

—¡¿A mí?!— preguntó con sarcasmo y apretando los dientes, para después dejarlo con la palabra en la boca mientras caminaba hacia el camerino.

Encontró a Deidara y a Neji allí, ellos le dirigieron miradas preocupadas y luego señalaron el baño. Naruto no pensó en su timidez, o la distancia que había mantenido de Sasuke, solo que estaba muy afectado y lo que fuera que podía hacer para ayudar, lo haría. Entró al baño y vió su silueta en el cristal velado de la ducha. El torrente de agua era fuerte, sin embargo no evitaba que se escucharan sus sollozos y maldiciones, mientras permanecía sentado en el suelo de azulejos blancos.

—Sasuke...— llamó al acercarse.

—¡Lárgate!— contestó.

¿Qué pensaba que iba a ocurrir? Por supuesto que lo echaría, pero Sakura siempre decía que era muy terco y persistente, así que se acercó y colocó una mano en el cristal. Al ver que no volvió a decir nada, se tomó el atrevimiento de abrir. Sasuke se abrazó a sus rodillas, ni siquiera lo miró cuando se agachó, manteniendo su vista al frente. Naruto entonces tomó el champú y comenzó a lavar su cabello; en ese momento no llegó ningún pensamiento atrevido u erótico, de esos ya recurrentes, solo el hecho de servirle de apoyo. Enjuagó con cuidado y luego alcanzó una toalla para cubrirlo.

—Ya está... Debo volver a trabajar— mencionó en voz baja, pero otra vez no obtuvo respuesta, lo que dejó un trago amargo cuando tuvo que dejarlo solo con esa expresión desconsolada y humillada.

HeartBeat (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora