9. "Latidos"

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—Solo quédate...— murmuró apenas —Quédate y... cuida de mí... como lo haces con lo tulipanes.

La barbilla de Naruto tembló, pero bajó la cabeza y resistió las ganas de llorar, mientras sostenía delicadamente su mano, por temor a lastimarlo más, como si su piel fuera a quebrarse cual cristal.

—No soy tan fuerte, ¿sabes?— susurró y luego se puso de pie —No me estás pidiendo que te cuide, sinó que recoja los retazos que quedan de tí, después de que otros te lastiman.

—Lo siento...

—Calla— interrumpió y se dió la vuelta, desahogado su rabia segundos después con fuerte golpe en la pared. Apoyó la frente y luego suspiró.

Tal vez debería simplemente alejarse, volver a Hoorn y olvidar que lo había conocido... Pero no podía mentirse a si mismo. Cuando volteó a mirarlo, Sasuke había hecho el esfuerzo de sentarse y lo observaba en silencio, aún encorvado y débil.

"Como los tulipanes".

—¿De qué color vas a florecer?— preguntó de repente, pero por supuesto que él no entendería a lo que se refería en realidad —¿Dónde está el baño?— cambió la interrogante pasando su mano por el cabello en un intento de enfocarse. Sasuke señaló a una de las dos puertas que estaban del lado derecho de la estancia.

El departamento también era pequeño, y debido a la penumbra, Naruto no pudo detallar mucho la decoración, pero eso era lo que menos le importaba en ese momento. Al entrar al baño, de inmediato notó un bulto de ropa delante de la ducha, húmeda y manchada de otras cosas además de sangre. Apretó su mandíbula hasta que sus dientes chirriaron y buscó entonces el botiquín, detrás del espejo del lavamanos. No había mucho ahí, pero sí encontró curitas y vendas, junto con una crema que definitivamente era para moretones y estaba bastante gastada.

Tomó todo en su mano y lo arrojó a un lado de la cama. Al encender la luz, Sasuke protestó con un gemido, y terminó apagándola de nuevo y arreglándoselas con la lamparita de la mesita de noche. Primero una pierna, poniendo ungüento en cada marca; mordidas, ematomas... Guardando cualquier sentimiento que pudiera tener, incluso atendió las que estaban al interior de sus muslos, mientras él lo observaba en silencio y sin poner ninguna reticencia. Luego de sus brazos, lo ayudó a sentarse nuevamente y retiró su pullover. Su mano se quedó en el aire sin saber por donde empezar a curarlo, de tantas heridas que tenía.

—Ésto me destroza— confesó, reanudando sus cuidados —¿Crees que estoy loco? A lo mejor lo que siento por tí no es más que una obsesión, cualquiera en su sano juicio se hubiera alejado después de tantos rechazos.

—Solo te doy lástima... y me estoy aprovechando de eso porque te necesito ahora— respondió y apoyó la frente en su hombro.

—¿De verdad?— preguntó sarcástico —¿Y por qué yo, por qué no otra persona?— lo sintió encogerse —Responde— exigió, ansioso y valiente.

—Tus latidos son tan fuertes y molestos— fué lo que contestó.

—No puedo hacer nada al respecto, menos si estás tan cerca— colocó una mano en su espalda de piel fría, en un mal y torpe intento de abrazo, pero al notar otra vez las marcas, lo sujetó de sus hombros y lo recostó con cuidado —Utilizaré tu cocina— anunció, poniéndose de pie y devolviendo los medicamentos a su lugar.

***

Hizo un caldo de pollo y vegetales bastante rápido, y lo sirvió en un cuenco profundo antes de llevárselo a Sasuke en una bandeja. Acomodó su espalda con unas almohadas y lo dejó allí, para comenzar a ordenar el departamento buscando la justificación perfecta para no tener que pasar tanto tiempo a su lado, pues sus ojos iban inconscientemente hacia sus heridas cada vez que tomaba una cucharada.

Habían varios vasos sucios, pero nada más, cosa que lo molestó, porque eso era señal de que él no había comido nada en ese tiempo. Luego tomó una bolsa negra de basura y metió la ropa del baño; ni siquiera le pidió opinión sobre qué hacer con ella, la desecharía en cuanto el Sol saliera. También tenía que hacer compras para la nevera, pero por el momento y luego de doblar varias prendas que estaban sobre el único sillón de la estancia, ocupó ese lugar y se quedó mirando hacia la ventana, dándose cuenta de que ese era el ángulo de la primera foto que Sasuke le había mandado.

La noche llegó, pero ninguno había vuelto a hablar. Sasuke cayó dormido después de llenar su estómago, y Naruto siguió vigilando sus sueños desde el mismo lugar. Su respiración bajo la frazada era muy calmada, y el cabello negro desparramado por la almohada lo hacía lucir hermoso, aún con las ojeras y el golpe en su labio inferior. La oscuridad era buena amiga para ocultar las lágrimas, y otra vez Naruto no fué capaz de resistirlas, cuando silenciosas bajaron por sus mejillas mientras él estaba inmóvil.

Se quedó dormido sin darse cuenta debido al cansancio, incluso estando sentado, pero el sueño ligero le permitió abrir los ojos cuando escuchó un gemido de dolor. Sasuke estaba intentando pornerse de pie.

—¿Qué haces?— preguntó con voz muy ronca y acercándose.

—Quiero ir al baño— anunció, y Naruto no supo si ofrecerse a ayudarlo o regresar a su lugar.

Sin embargo, Sasuke se apoyó en su brazo para terminar de incorporarse y se vió caminando junto a él, luego permitiendo que se abrazara a su cintura mientras se sentaba en el inodoro. Naruto frotó su nuca apenado y volteó al rostro al escucharlo orinar, tras ésto volvió a acostarlo e iba a regresar al sillón, cuando Sasuke con un gesto lento quitó la frazada, descubriendo el colchón a su lado. El rubio entendió su ofrecimiento, pero negó con la cabeza.

—Estoy bien— dijo serio.

—Como quieras— murmuró y se volteó, pero dejándole espacio.

Naruto resopló y negó con la cabeza antes de acostarse, manteniéndose lo más separado que podía, por temor a lastimarlo en sueños, pero sobre todo porque en una posición tan comprometedora, otra vez su nerviosismo salió a flote. Con una mano debajo de su nuca y la otra en su estómago, se quedó un rato mirando al techo, hasta que sintió a Sasuke moverse. Tragó duro cuando él le sujetó la manga de la camisa y acercó el rostro a su brazo.

—Ahí está otra vez— balbuceó adormilado.

—¿Qué...?

—Ese sonido. En el bar... en el baño del vestidor... hace un rato... Tun tun, tun tun... ¿No te duele que sea tan fuerte?.

—A veces— respondió y al volver a mirarlo, él ya se había dormido.

HeartBeat (Terminada)Where stories live. Discover now