8. "Como a las flores"

1.2K 282 69
                                    

Naruto siseó del ardor que le provocó el antiséptico que Gaara le echó en la herida. Con el estallido de la botella se había cortado inevitablemente la palma de la mano y Bee lo reprendió, pero él solo podía pensar en el rechazo de Sasuke y en el como se había ido con esos tipos.

Al recordar la expresión despectiva de su rostro otra vez, apretó la mandíbula y bajó la cabeza.

—Te gusta, ¿verdad?— preguntó el jovencito pelirrojo, mirándolo con lo que Naruto interpretó como lástima, mientras le colocaba una venda. No contestó —Sigue mi consejo... aléjate de él— advirtió en voz baja.

—¿Por qué?— recriminó.

—Alguno de nosotros no elegieron éste mundo por gusto propio,— respondió mientras cerraba el botiquín sobre el tocador —y cuando no conoces nada más, ni siquiera aprendes a amar la vida.

—¿Qué quieres decir?— indagó ansioso.

—Solo aléjate, ¿sí?— repitió.

+++

Cualquiera en su lugar, con lo que ocurrió simplemente hubiera desistido, e incluso en momentos Naruto setía vergüenza de si mismo, pero su instinto le decía que Sasuke nunca quiso irse con ellos ¿Por qué sinó sus manos temblaban? ¿Por qué en esa mirada apática se encendió por segundos una llama de terror? Él estaba lo suficientemente cerca para notarlo, practicar por años artes marciales le había dado la habilidad de leer los gestos de su oponente, con el pelinegro no había hecho la excepción.

Su preocupación aumentó aún más la noche siguiente, cuando Bee caminaba por el local bufando de enojo, pues Sasuke no había aparecido y tampoco llamado para avisar que no iría. Vió al gerente marcarle una y otra vez, pero no logró comunicarse. Está de más decir que a partir de ese momento, él también se atrevió a llamarlo, y ya al final de la noche tenían acomuladas más de doce llamadas perdidas. Los mensajes eran entregados y no leídos, ni siquiera respondió a un par de fotos que le envió intentando el método que antes había funcionado.

Era desesperante, la angustia no lo dejó percatarse incluso del cansancio cuando llegó a su casa, y en lugar de acostarse a dormir, sentarse en el suelo con la espalda apoyada en la pared y el teléfono en la mano. No comió o regó sus tulipanes, menos aún abrió la ventana para que la brisa entrara o encender la luz cuando el Sol empezó a ponerse. Naruto solo reaccionó al sentir el teléfono vibrar en su mano, pero negó con un suspiro al ver que era Sakura.

—¿Cómo es posible que no me hayas llamado en casi tres días?— reclamó —¿Viste mis mensajes?

—No... lo siento— raspó con voz rota y temblorosa, a punto de explotar.

¿Naruto...?— preguntó ella preocupada —¿Quieres hacer videollamada?

—No— exclamó rápido y limpió su mejilla húmeda con la manga de su camisa.

Me estás inquietando ¿Pasó algo?— insistió.

—Me enamoré— confesó —Me enamoré a primera vista de un tipo que no...

Espera... ¿de... de tu trabajo? ¿Un...?

—Sí.

Por Dios, Naruto— exhaló.

—Se fué antes de anoche con unos sujetos extraños y no lo veo desde entonces. No contesta su teléfono, por eso estoy...— intentó explicar, pero la angustia apenas lo dejaba hablar.

Reacciona por favor— exclamó Sakura —¿Qué pensaste que iba a ocurrir? ¿Que mágicamente por tu amor él iba a dejar de hacer lo que hace? No estás en una película.

—¡A él no le gusta vivir así! Quizás si yo...

Hay personas que no quieren ser salvadas, y no vale la pena entregar tu corazón por ellas ¡Deja de actuar como un maldito héroe por una vez, y piensa más en tí!

—¿Cómo no va a querer ser salvado cuando me envía fotos de la corteza de sus tostadas, o de una taza astillada? Que esté rota no significa que se deba desechar, sigue siendo hermosa, sigue significando algo especial para alguien...

No entiendo lo que dices— señaló Sakura inquieta.

—No puedes hacerlo— murmuró Naruto, más para él mismo que para su amiga —Yo lidiaré con ésto, te llamaré.

Colgó, dejándola a la mitad de una palabra y luego dejó caer a su lado la mano con el teléfono, para cerrar los ojos e intentar calmarse un poco. Entonces segundos después miró hacia su encimera, sobre ésta estaba la taza de café que había comprado en la tienda de artesanías. Tal vez su amiga tenía razón y Sasuke no deseaba un cambio; quizás atesoraba de alguna forma su taza rota y no querría sustituirla por la de él.

—Para que un objeto sea especial, debe estar lleno de recuerdos significativos. Buenos recuerdos— intentó con sus palabras sustituir sus pensamientos pesimistas y autodestructivos.

Suspiró con pesadez cuando otra vez su teléfono vibró, pero todo cuanto ocupaba su mente se esfumó al ver el nombre de él en la pantalla. Naruto contestó con torpeza y llevó el teléfono a su oído.

—¡Sasuke...!— exclamó sin preocuparse de lo desesperado que sonó.

Ven...— escuchó muy bajo, en un tono que hizo saltar sus alarmas.

—Dime dónde— pidió poniéndose rápidamente de pie y revisando que sus llaves estuvieran su bolsillo.

De Baarsjes... Prinsengracht 6...— mientras le indicaba su dirección, Naruto dejó el departamento a toda prisa, mientras su inquietud crecía cada segundo debido a la manera en la que Sasuke le hablaba, casi inentendible.

El lugar quedaba en la zona Oeste de la ciudad, bastante alejado de donde trabajaban, y tuvo que subir a un autobús colectivo para poder llegar. Como imaginó, el edificio era también de estilo antiguo, pero más alto que el suyo. Subió cinco pasos de escaleras y luego buscó el número de la puerta, entonces tocó, y tres veces más después de esa... Sasuke no contestaba, y ya sus golpes estaban haciendo a los vecinos asomar la cabeza para mirar; pero cuando se dispuso a sacar el teléfono de su bolsillo para marcarle otra vez, la puerta se abrió.

Sus ojos oscuros lo miraron a través del flequillo desarreglado, estaban rojos e hinchados, pero a Naruto no le dió tiempo detallar más o preguntar, porque Sasuke estaba tan débil y encorvado, que se desfalleció por un momento y tuvo que apresurarse para no dejarlo caer al suelo.

Lo tomó en brazos y entró, cerrando la puerta con su pie antes de avanzar al interior y dejarlo sobre la cama toda destendida. Vestía solo un pullover negro y boxers, dejando a la vista todo un espectáculo de golpes, arañazos y moretones en sus piernas. En la misma condición estaban sus brazos, y al descubrir marcas de agujas, Naruto sostuvo uno y lo acercó para serciorarse de que lo que estaba presenciando era real. Totalmente en shock, buscó el rostro de Sasuke y encontró también morados, sobre todo en su cuello.

—¡¿Fueron ellos?! ¡¿Te hicieron ésto, verdad?!— exigió colérico, sujetando sus mejillas para centrarle la mirada obnubilada —Te llevaré a un hospital— anunció severo y lo sintió negar.

—No...

—¡Ésto no es un juego! ¡Apenas puedes mantenerte despierto!

—Solo quédate...— murmuró apenas —Quédate y... cuida de mí... como lo haces con los tulipanes.

HeartBeat (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora