25. "Una oportunidad"

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Recibió el calmante que le dió la enfermera, y después de tomarlo, se quedó sentado en la sala de espera, aguardando noticias de Naruto. Los médicos estaban confundidos, y le habían mencionado que tal vez solo sería un reflejo nervioso. Sasuke rogaba porque hubiese despertado, no deseaba nada más.

Con el rostro cubierto por las manos, y agotado ya al amanecer, sintió como su celular vibró en su bolsillo y lo tomó, dándose cuenta de que era un número desconocido.

Buenos días, soy el detective Sai Inku, de la Policía Nacional Holandesa— él se incorporó rápidamente al escucharlo —¿Usted es Sasuke?

—Sí— respondió formal.

Le llamo para tenderle una citación urgente en la comisaría central. Sé que ya se le informó que debía declarar formalmente, pero la situación es más seria de lo que se esperaba.

—Yo... entiendo,— respondió nervioso —pero estoy en el hospital en éste momento y no puedo irme. Mi novio despertó del coma en la madrugada, espero por los médicos...

¿Puede pasar después del mediodía?

—Lo intentaré— prometió.

Lo espero, que tenga buen día— dijo escueto y colgó.

Sasuke suspiró; sabía que destapar los negocios de Yahiko sería solo la punta del iceberg, y si antes no le importaban las consecuencias, ahora que Naruto había vuelto, rogaba por no tener más problemas y poder dedicarse solo a él.

Una hora más tarde, una enfermera lo guió hasta las oficinas superiores, donde aquel anciano que había visto furioso, radicaba. Él estaba bebiendo una enorme taza de café negro y parecía muy agotado. Sasuke se sentó donde le indicó y se mantuvo ansioso y en silencio, esperando que hablara, y teniendo tiempo de leer el apellido Senju en un tarjetero sobre la mesa.

—En contra de cualquier pronóstico y dejándonos como estúpidos, el paciente con certeza despertó— dijo con voz ronca y una sonrisa empática. Él exhaló en un suspiro la incertidumbre que aún le quedaba y cubrió su rostro con una mano, cuando su barbilla tembló —Aunque eso no quiere decir que esté fuera de peligro.

—¿A qué se refiere?— preguntó con rapidez.

—A que tiene un proyectil metálico en la cabeza— señaló con obviedad —Hay muy pocos casos como los suyos. Solo el 2% de las víctimas de disparos en la cabeza sobreviven, y tienen, por supuesto, una gran posibilidad de quedar con secuelas. No podemos saber de que tipo hasta que avance con su recuperación, la cual será muy larga y difícil.

—Entiendo...— murmuró apenas

—Respecto al proyectil, debemos esperar a que éste se acomode para poder operar. Su mismo cuerpo y la gravedad ayudarán a que esté en una mejor posición en la que la cirugía sea menos peligrosa. Puede demorar semanas o meses, no sabemos con seguridad. Mientras tanto los cuidados deben ser impecables, sin ruidos, luces o emociones fuertes.

—¿Deberá quedarse todo ese tiempo aquí en el hospital?

—Es lo más responsable— respondió en anciano —Mi nieta me informó que eres su único pariente.

—Soy... su pareja— rectificó y notó como el médico bajo la vista hacia sus dedos, quizás buscando un anillo de matrimonio.

—Bueno, le hará bien tener a alguien cerca, así que visítelo tan seguido como pueda— aconsejó y tras recibir un asentamiento, se puso de pie —Te llevaré yo mismo a su sala. Lo hemos cambiado de habitación.

—Muchas gracias— exclamó sentido.

La zona, aunque menos exclusiva, era una de las más tranquilas de hospital, cerca del jardín central, donde a esa hora de la mañana habían varios pacientes dado un paseo y tomando un poco de Sol. El doctor abrió la puerta, y no tuvo tiempo de pensar en el nudo de su estómago o en sentir nervios, pues lo vió sobre una cama, ahora solo llevando una sonda nasogástrica y otra vez con los ojos cerrados.

—¿Está dormido?— preguntó ansioso, acercándose a él.

—Lo estará la mayor parte del tiempo. Sus medicamentos son muy fuertes, pero poco a poco los intervalos de vigilia serán mayores— explicó —Puede quedarse un rato, mandaré a una enfermera cuando su visita haya terminado— Sasuke asintió y luego lo vió salir.

Tomó una silla cercana, y sin hacer el menor ruido la acercó lo suficiente hasta tomar su mano con cuidado, como si Naruto fuese de cristal.

—Regresaste a la vida, y me devolviste la mía— sollozó sentido en voz muy baja, para después acariciar su mejilla —No sé si lo merezco, pero tomaré éste regalo y me aferraré a él con todas mis fuerzas.

A pesar de lo que estaba por venir, sintió tanta tranquilidad, que su cuerpo relajado terminó vencido a los pocos minutos, también debido a la larga noche. Con una leve sacudida en su hombro se despertó, y de inmediato miró a Naruto, que seguía tan dormido como lo estaba cuando cerró los ojos. A su lado, una enfermera le indicó que ya debía salir, y le dió una hoja con los horarios de visita, explicándoles que éstos serían más largos según el paciente mejorara.

Sasuke estaba feliz aunque solo pudiera verlo por minutos. La decisión de dejarlo ir ya no pesaba sobre sus hombros, ahora solo debía darlo todo para su recuperación. Naruto volvería a sonreír y él sería testigo de ello, con eso era suficiente.

No volvió al departamento, sinó que respetó la citación del detective que lo llamó y fué a la comisaría central. Al decir su nombre, de inmediato un guardia lo pasó hasta una oficina cerrada, que solo tenía una gran mesa de reuniones. Pronto entró un hombre de tez pálida con cabello muy oscuro, su rostro era inexpresivo cuando otra vez le dió los buenos días y se sentó frente a él.

—Nos falta un dato en su ficha...— dijo después —¿Qué edad tiene?

—Veinticinco— respondió serio.

Luego, a su indicación, Sasuke comenzó a contar con el máximo de detalles posibles, todo lo que recordaba desde su infancia. Aunque no supo decir cómo fué que lo raptaron, o cuánto tiempo viajó desde Japón a Holanda. El detective escuchaba con mucha atención, revisando a cada rato que su grabadarora estuviera funcionando y tomando apuntes en una libreta amarilla. Cuando terminó su declaración, habían pasado dos largas horas. Sai frotó su nuca con cansancio y luego suspiró.

—Que hijos de puta...— murmuró fuera de su papel y luego se recompuso —Gracias a sus acciones, hemos rescatado a veinte niños en el transcurso de la noche. Más de un imbécil declaró sobre otro burdel del mismo tipo en la zona Este. Yahiko será condenado, de eso no hay dudas, pero como supondrá, él solo es un peón. La red de trata de extiende por toda Europa, y no podemos dejarlo a usted sin vigilancia, si quiere seguir con vida.

—Me buscarán...— jadeó temeroso.

—Esperemos que no, por eso todo lo referente a su declaración será de máximo secreto, y deberá entrar en el programa de protección de testigos— explicó con el ceño fruncido.

—No puedo irme...— comenzó en tono desesperado.

—Comprendo su situación, y no se preocupe. Nos ha hecho un gran favor, la policía holandesa lo recompensará. Todos los gastos de su esposo correrán a manos del gobierno.

—No somos...— murmuró, pero sonrió internamente ante la mención.

—Aunque cuando se recupere lo suficiente, deberán ser traslados a otro citio ¿Tiene algún lugar en mente?— Sasuke se quedó pensativo y luego suspiró.

—Creo tener una idea.

HeartBeat (Terminada)Where stories live. Discover now