13. "Temblando en la oscuridad"

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Las calles de Amsterdam se habían inundado, el agua subió tanto, que los botes de los canales estaban ya a nivel de la vereda. Naruto tuvo que recorrer el largo camino en pequeñas carreras, pues hasta el tráfico se detuvo por la tormenta. En un país en el que su nivel es por debajo del mar, un temporal así era cosa seria, pero los holandeses estaban acostumbrados a éstos sucesos, y todos corrieron a sus casas a esperar, dejando la ciudad vacía.

Sin embargo, cuando al fin llegó pasadas las dos de la madrugada y todo empapado al edificio de Sasuke, éste lo recibió con el ceño fruncido. Agarró su ropa y tiró de él hacia el interior, luego lo empujó en confusión hasta el baño y le dió un tirón a la puerta.

—¡Estás loco, mira como has mojado mi piso!— lo escuchó gritar, y toda la molestia que mantenía desde que vió a los rusos, se esfumó.

—No tengo ropa, ¿podrías...?— no tuvo que decir nada, Sasuke abrió otra vez y le lanzó un pullover negro y un pantalón a la cara, para después volver a cerrar y farfullar algo que no entendió —¿Por qué estaba tan preocupado?— murmuró para sí mismo, con el pecho lleno de satisfacción.

Después de ducharse salió mientras se secaba el cabello, y lo encontró más tranquilo, preparando un poco de té caliente en la cocina.

—Pudiste haber ido a tu casa, estaba más cerca. Pero no... Se supone que me tenías que cuidar, ¡ni te creas que lo haré por tí si te enfermas!— seguía protestando.

—No ocurrió nada, solo es un poco de lluvia— respondió en el justo momento en el que un fuerte trueno se escuchó y las luces del departamento de apagaron.

—Un poco de lluvia...— repitió el pelinegro con sarcasmo, mientras de una de las gavetas sacaba una linterna y un par de velas.

Naruto se acercó y lo ayudó a encenderlas, iluminando la oscura habitación en tono cálido. Terminaron otra vez sentados en silencio, disfrutando de la bebida caliente. Él se acomodó de pies cruzados en la cama, y Sasuke en su sillón, mirándolo en silencio y poniéndolo algo ansioso.

—Espero que no les pase nada a los tulipanes— suspiró.

—¿Se morirán?— preguntó el pelinegro.

—No, pero seguro pierden los bulbos. Justo cuando pensé que ya florecerían...— protestó en voz baja, colocando la taza vacía en una mesita. Sasuke hizo lo mismo y se sentó frente a él, cuando los truenos comenzaron a hacerse más fuertes, alejándose del frío de la ventana —¿Tienes... algún juego de mesa?— preguntó, apenas disimulando la ansiedad que le provocaba la cercanía.

—No— respondió Sasuke en tono pausado.

—¿Naipes...?— insistió y lo vió negar.

—¿Solo se te ocurre eso para pasar el rato?— Naruto se relamió los labios y luego resopló una risita nerviosa.

—¿Qué tal una historia de terror?— exclamó entonces y Sasuke rió mientras negaba con la cabeza —No me dirás que tienes miedo.

—Por favor...— rodó los ojos.

—Bien, entonces empiezo yo— anunció  —¿Listo?

—De acuerdo. Intenta asustarme— retó y Naruto asintió antes de aclarar su garganta.

—Ted y Sam eran buenos amigos, ambos pasaban mucho tiempo juntos. En una noche en particular estaban sentados sobre una valla cerca de la oficina de correos, hablando sobre tonterías. Había un campo de nabos enfrente de la carretera, y de repente vieron algo arrastrarse fuera del campo y ponerse en pie. Parecía un hombre, pero en la oscuridad resultaba difícil saberlo a ciencia cierta. Luego desapareció, pero pronto apareció de nuevo. Se acercó hasta la mitad de la carretera, en ese momento se dió la vuelta y regresó al campo— Sasuke negó y Naruto levantó un dedo para indicarle que siguiera escuchando, entonces colocó su voz más grave —Después salió por tercera vez y se dirigió hacia ellos. Llegados a ese punto Ted y Sam sentían miedo y comenzaron a correr, pero cuando finalmente se detuvieron, pensaron que se estaban comportando como unos bobos. No estaban seguros de lo que les había asustado, por lo que decidieron volver y comprobarlo.

—Que inteligentes.

—Lo vieron muy pronto, porque venía a su encuentro. Llevaba puestos unos pantalones negros, camisa blanca y tirantes oscuros. Sam dijo: “Intentaré tocarlo. De ese modo sabremos si es real”. Se acercó y escudriñó su rostro. Tenía unos ojos brillantes y maliciosos, profundamente hundidos en su cabeza, y una sonrisa estirada de oreja a oreja. Parecía un esqueleto. Ted echó una mirada y gritó, y de nuevo él y Sam corrieron, pero ésta vez el esqueleto los siguió. Cuando llegaron a casa de Ted, permanecieron frente a la puerta y lo observaron. Se quedó un momento en el camino, pero luego desapareció— Naruto notó como el pelinegro apretaba ligeramente sus manos entre sí —Un año más tarde, Ted enfermó y murió. En sus últimos momentos, Sam se quedó con él todas las noches. La noche en que Ted murió, dijo que su aspecto era exactamente igual al del esqueleto.

—¿Y qué pasó con Sam después?— preguntó el pelinegro.

—¿Ese Sam?— apuntó hacia la pared oscura y Sasuke giró rápidamente, sobresaltándose y luego bufando enojado al escuchar la risa burlona de Naruto.

—¡Idiota!— gritó casi sin aire, y de repente se vió encerrado en un abrazo.

—No tengas miedo, yo estoy aquí— susurró bajo aún con vestigios de sonrisa, y percibió como poco a poco Sasuke se relajaba.

—Eres demasiado bueno para tu propio bien— afirmó en un tono que lo hizo inquietarse, pues sabía que la conversación ya no era sobre lo mismo.

—Mejor, así puedo ser bueno para tí también. Sacarte a la luz...

—Estoy en el fondo, Naruto.

—Entonces es menos trabajo, sabiendo donde estás, ya no tengo que buscarte, simplemente tirar hacia arriba.

—¿Y si te quedas en la oscuridad conmigo?— preguntó con voz rota y él sujetó sus hombros y lo miró directamente.

—Estaremos juntos— Sasuke bajó la cabeza y apoyó la frente en su hombro.

—Ni siquiera me quieres tocar. No te atreves a darme un beso ¿A qué juegas?— reclamó sin alejarse —¿Me tienes...? ¿Soy demasiado sucio?

—¡¿Qué?! ¡No...! ¡¿De qué hablas, Sasuke?!— preguntó exaltado y buscando su rostro, le dió un beso firme y sentido en los labios inmóviles —Me gustas mucho, ¡de verdad! Me tienes completamente loco... Pero yo... no quiero que pienses que solo dormir contigo es mi intención. Deseo escucharte gemir,— jadeó —pero también quiero oír tu risa, la real— confesó —Y ahora estás...— murmuró, deslizando un dedo por una de las marcas amoratadas de su cuello, apretando los dientes sin darse cuenta.

—Lo siento...— susurró Sasuke.

—¿Por qué?— preguntó, pero de repente se vió envuelto en un beso mucho más pasional.

Acostado en la cama, rodeó su estrecha cintura con cuidado, mientras Sasuke se llevaba todo de él, cada suspiro y jadeo de excitación era reclamado de manera experta. A la vez que encontraba su lengua, el pelinegro movió sus caderas sobre su ya dura erección, y Naruto no pudo sinó apretar su agarre y responder el movimiento, mientras el temblor de sus extremidades lo hacía maldecir internamente.

—¿Eres virgen?— le preguntó con voz muy seductora y baja.

—No...— respondió y tragó duro, para después esconder el rostro en su cuello y comenzar a besarlo, arrancándole un gemido de satisfacción bastante alto.

—Es que estás temblando— balbuceó apenas. Naruto le dió la vuelta, colocándolo con cuidado sobre el colchón y luego fué él quien subió y apoyando las manos cerca de su rostro, esos ojos azules lo miraron con tanto fervor, que Sasuke retuvo la respiración.

—Tú también— señaló con dulzura, acariciando con el pulgar su barbilla temblorosa.

HeartBeat (Terminada)Where stories live. Discover now