11. "El tonto adorable"

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—¿Los recuerdas?— le preguntó a Shikamaru después de contarle lo que había ocurrido.

—Sí, ¿cómo no hacelo? Se veían bastante desagradables— respondió éste, mirando por encima de la multitud.

—Si los vuelves a ver avísame rápido. Bee no moverá un puto dedo, pero te juro que cuando los tenga delante, pagarán por lo que le hicieron— siseó con sus puños apretados.

—Oye, Naruto...— llamó —Esos tipo son peligrosos, ¿no es mejor tratar de evitar problemas?

—No me quedaré de brazos cruzados, Shikamaru. Nadie lo volverá a tocar, te lo juro— murmuró furioso.

—¿Estás bien de la cabeza? Sasuke es...— dejó de hablar al ver su expresión dolida —Quizás ahora que eres su novio deje todo ésto— señaló hacia el escenario con la barbilla, en un intento de hacerlo sentir mejor.

—No somos novios— aclaró —No somos nada... pero eso no significa que lo que siento por él sea menos.

Y otra vez estaba recibiendo esa mirada de comparecencia.

El bar cerró más temprano debido a los pocos clientes, pero la hora de descanso de Naruto estaba lejos aún. A las cuatro de la madrugada llegó a su departamento, se duchó, cambió de ropa y regó sus plantas; luego guardó una camisa y ropa interior en una mochila para la próxima noche de trabajo. Tomando sus llaves y audífonos caminó al amanecer hasta el mercado de Albert Cuyp, una calle de un kilómetro de largo, llena de tiendas en las que se podía encontrar de todo. Pero su objetivo era llenar la nevera de Sasuke, y se afanó en buscar los mejores vegetales y frutas. Compró también algo de carne, no tanta como quería porque los gastos imprevistos no estaban en su cuenta mensual, pero lo suficiente para que Sasuke comiera bien por unos días.

Cargado de bolsas y totalmente agotado por no haber dormido nada, subió las escaleras de los cinco pisos y luego tocó la puerta. Esperó un momento, sabía que aún le costaba un poco moverse, pero un minuto después Sasuke abrió, y miró algo sorprendido la gran cantidad de compras. Sin decir nada le dió paso y se sentó en la cama, observándolo mientras desempacaba con cuidado, y luego se ponía a lavar las verduras.

—¿Cuánto costó todo eso?— preguntó y el rubio lo miró por un segundo antes de volver a su tarea.

—¿Para qué quieres saber?

—Para pagarlo— señaló con obviedad.

—Ya te dije como lo podías pagar— le recordó y Sasuke desvió su atención hacia la ventana.

—Yo pensé en eso...— confesó, haciendo que Naruto se detuviera debido al tono que usó —No acepto.

—¿Por qué no?— reclamó.

—¡¿Por qué no puedes pedir sexo como todo el mundo?! Insistes en citas...

—No me interesa conocer tu cuerpo, Sasuke... Bueno sí,— balbuceó con la cara roja —pero no ahora. Quiero saber lo que piensas, lo que te gusta, verte bajo el Sol y no cubierto de luces fluorescentes.

—Eres un idiota— exclamó —No sabes lo que pides ni lo que sientes— gruñó enojado, borrando definitivamente su expresión estoica.

—Dime que no deseas ir— retó y secando sus manos en un paño de cocina, caminó hasta detenerse frente a él y luego de agacharse apoyó los antebrazos en sus rodillas —Dímelo mirándome a los ojos, y después de prepararte la comida me iré. No volveré a molestarte, no te pediré salir, y mucho menos te diré que te quiero.

Sasuke bramó con impotencia y volteó el rostro, dándole la satisfacción de no volver a mencionar el asunto.

—Olvidaste mis cigarros— señaló y Naruto sonrió amplio.

HeartBeat (Terminada)Where stories live. Discover now