10. "Un trato justo"

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Al principio el nerviosismo no le permitió volver a conciliar el sueño, pero cuando lo hizo, cayó tan profundo que ni la luz del Sol entrando por ventana lo despertó hasta al menos el mediodía. Naruto raspó en su garganta y luego abrió los ojos, a su lado todavía estaba Sasuke rendido, pero ahora no sujetaba su brazo, sinó que permanecía bocarriba con una mano estirada hacia la cabecera de la cama y el rostro en su dirección; una posición muy relajada.

Con lentitud se sentó y luego buscó su celular. Las llamadas de su jefe eran demasiadas, incluso de Shikamaru, pues la situación en la que encontró a Sasuke le chocó tanto, que había olvidado llamar para anunciar que no iría.

—Diablos, me van a despedir— murmuró muy bajo y comenzó a textear un mensaje para el gerente, explicando que se le había presentado un problema.

—Bee no despide a nadie— escuchó a su espalda, y se volteó para ver a Sasuke con los ojos apenas abiertos y mucho menos pálido que el día anterior.

—Buenos días— dijo entonces, pero la respuesta del pelinegro fué un gemido de dolor cuando intentó sentarse —Te haré algo de desayunar— anunció.

—Primero quiero ir a ducharme— informó serio.

Naruto asintió y lo ayudó a llegar al baño, pero tras Sasuke entrar, le dijo que esperaría afuera. No había pan en la casa, por lo que solo pudo hacer unos huevos revueltos y los dejó sobre la encimera cuando él lo llamó.

—¿Necesitas ayuda con algo?— preguntó, deseando que no encontrara un doble sentido en la pregunta, pues no lo había.

—Tráeme algo ropa— respondió Sasuke.

No fué una sorpresa que casi cada prenda que vió cuando abrió el armario, era negra, pero de entre todos los pantalones de chandal que habían doblados, uno azul con pequeños corazones blancos desentonaba. Naruto pensó que no era para nada de su estilo, y fué esa la razón por la que tomó ese, un pullover gris, y se lo alcanzó estirando la mano por la rendija de la puerta.

—¿Es en serio?— escuchó bajo y sonrió por primera en dos días.

Mientras Sasuke desayunaba en el sillón que apuntaba hacia la ventana, Naruto fregó lo que había utilizado para cocinar, tendió la cama y se aseó un poco. La última petición del pelinegro fué un café, y tuvo un trago amargo cuando se lo sirvió en la taza astillada que le indicó. No sabía porqué de repente le tenía resentimiento a un simple objeto, pero pensó que era una tontería y simplemente lo dejó pasar.

A la vez que colocaba los recipientes ya secos en su lugar, tuvo oportunidad al fin de observar el lugar. La zona de la cocina estaba marcada por una corta barra de desayuno, y desde ella se podía ver cada rincón del departamento. Sasuke tenía muchas cosas, al contrario que su cuarto vacío. Las paredes estaba llenas de objetos con estilos asiáticos u otras culturas, también imágenes de muchas partes del mundo pegadas como postales en una pared, justo a un lado de la ventana. Era curioso, pues había pensado que lucía como alguien que gustaba del estilo minimalista, pero en su lugar su hogar resultó ser un tapiz con parches diferentes y exóticos.

Mientras se ponía su saco y guardaba su celular, Naruto no pudo retener más su curiosidad, sobre todo al verlo callado y muy calmado, calentando sus manos en la taza de café y con las rodillas encogidas en el sillón.

—¿Eres japonés?— indagó.

—Sí...— respondió Sasuke en tono bajo, pero sin voltear.

—¿De dónde?— ésta vez él pelinegro se quedó en silencio por un rato bastante largo.

—No recuerdo.

—¿Cómo pue...?— Naruto se quedó con la pregunta en la boca al recordar las palabras de Gaara. "Alguno de nosotros no eligieron éste mundo por gusto propio." —¿Desde cuándo?

—Si vas a salir, tráeme cigarros— Sasuke cambió de tema y tomó un sorbo de café.

Con una exhalación, Naruto bajó el nudo en su garganta y luego se paró frente a él.

—No volveré hasta mañana. Quiero hacer unas compras, tu nevera está casi vacía, y debo ir a trabajar ésta noche ¿Puedes arreglártelas solo?

—Sí— respondió, al fin mirándolo desde su lugar más abajo en el sillón.

Esos ojos negros estaban otra vez despejados y tranquilos, observándolo por detrás de los despeinados mechones y dejándolo inmóvil, haciéndolo incapaz de alejarse. Naruto dió un paso al frente y apoyó las manos en los apoyabrazos del sillón, entonces buscando los labios de Sasuke con la vista, quizás probando los límites. Deseaba besarlo, pero tal vez se lo tomaría como una exigencia por hacerle favores; no le gustaba eso... Sasuke no se movió ni un centímetro, tampoco sus ojos. Le dejaría hacerlo, lo sabía, pero Naruto no se atrevió.

Suspiró y comenzó a tomar impulso para enderezarse, pero fué el pelinegro quien estiró la mano y agarrando el cuello de su camisa, tiró de él y lo besó. Sus labios suaves sabían a café y estaban cálidos, e incluso lo escuchó gemir bajo cuando alcanzó su mejilla y acarició su rostro, sin romper el contacto. Con un último movimiento, Naruto se separó muy lentamente y lo miró otra vez a los ojos, ahora más cerca.

—¿Ésto es un pago por ayudarte?— preguntó, ocultando su inquietud.

—No, solo quise hacerlo ¿Quieres que te recompense por ser tan buen chico?— preguntó ladino, pero ésta vez Naruto reconoció su tono fingido. Sasuke no era el chico sexy y jugador que vendía su cuerpo por dinero, sinó el jovencito sin origen que disfrutaba de las bebidas calientes y compraba pijamas ridículas en secreto, para después fingir que no le gustaban.

—Sí— siguió su juego —Me lo merezco.

—Claro... Diez horas, ¿no?— recordó su última conversación —Tendrás que esperar unos días, pero...

—Cuando puedas salir a caminar por los canales de Amsterdam, hablamos de eso— Sasuke lo miró confundido, pero después pareció entender y fijó sus ojos en el café oscuro de su taza.

—¿Lo que quieres es una cita? ¿Es en serio?— preguntó incrédulo, bajando un poco sus defensas, luciendo endeble.

—Muy en serio— aseguró Naruto y se enderezó para revisar la hora en la pantalla de su celular —Se me hace tarde. Me llamas si hay algún problema— dejó la indicación en el aire y salió, entonces permitiéndose sonreír tontamente y tocar su boca con la punta de los dedos.

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—No puedo hacer nada, si ellos pagan lo que consumen y no arman escándalo...— respondió Bee a su pregunta, cuando Naruto le dijo que quería hablar con él en privado.

—¡¿Me estás jodiendo?! ¡Lo dejaron destrozado!— reclamó.

—Sasuke se fué con ellos por voluntad propia...— indicó con el ceño fruncido y Naruto dejó apoyar la espalda en la silla frente al escritorio lleno de recibos —¿A qué estás jugando, muchacho? No me hagas arrepentirme de haberte contratado, hasta ahora has hecho un buen trabajo, pero mantén tu corazón fuera de éste lugar. Es el consejo de un amigo...— rodeó la mesa y dió dos palmadas en su hombro, dando por terminada la conversación.

La única salida de sus problemas, era lograr que Sasuke quisiera abandonar ese mundo por completo. Había aceptado su cita, quizás podría poco a poco convencerlo.

HeartBeat (Terminada)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora