6. "Fotos"

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Llegar esa noche al trabajo fué algo agridulce, pues ya a punto de abrir las puertas, Bee informó que Sasuke no estaría, para decírselo a los clientes habituales. Se sentía triste por no verlo, pero al menos esa noche no tendría que soportar mientras se iba hacia el reservado.

Cuando empezaron los shows y las puertas se cerraron, tomó su teléfono y un puñado de valor para escribirle. "Espero que descanses", texteó y luego lo guardó en su bolsillo. Los minutos pasaron y sus manos picaban por agarrar de nuevo su celular, pero fué recién después de que Gaara terminara con el último baile, que pudo revisar el chat. El mensaje había sido visto, pero nada más.

—No es como si esperara que me respondieras— murmuró para sí con una sonrisa para ocultar su desilución, pero de todas formas esperó par de horas más, con la esperanza de que lo hiciera.

A diferencia de otras noches, Bee pidió una reunión de los trabajadores, incluyendo los chicos. Se juntaron cerca de la barra y Naruto rió cuando Shikamaru apoyó la cabeza en su hombro, casi dormido de pie, debido al cansancio.

—¿Qué quiere ahora?— farfulló y el rubio se encogió de hombros.

Bee cerró los ojos y negó frustrado antes de hablar.

—Encontré un nido de cucarachas en mi oficina— dijo con voz solemne.

—¡Ay no!— exclamó Gaara.

—¡Qué puto asco!— gritó Deidara con una mueca en la boca y sacudiendo sus manos con mucha pluma, cosa que hizo a Naruto reírse.

—Tendré que llamar a fumigación, así que cerraré por al menos tres días— anunció.

Naruto pensó que los chicos se alegrarían, pero no, al parecer perder dinero no era bueno para ninguno de ellos ¿Sasuke también necesitaría tanto el efectivo? Se encontró preguntándose después de llegar a su casa. Al menos tendría tiempo para descansar, pero eso significaba que pasaría más días sin verlo. Incluso se acostó esa mañana con el celular en la mano, en vano, pero su chat abierto se sentía de alguna manera cercano, como tener una ventana hacia él.

Al levantarse en la tarde hizo limpieza en el departamento, que por ser pequeño no demoró más de una hora y media. Apuntó también una lista de cosas para comprar, ya con su quincena estaba un poco más desahogado, y harto de que el lugar se viera tan vacío. Por lo menos el balcón estaba bonito con su plantas en macetas. Como lo hacía cada día que no llovía, tomó una regadera de plástico que había conseguido, y comenzó a regarlas; casi al terminar notó que varias de ellas tenían brotes de flores, aún cerrados y verdes. Sonrió amplio y muy contento; si las plantas florecían después de tanto, significaba que se habían sanado completamente.

No supo la razón, pero en lugar de compartir su alegría con Sakura, como siempre lo hacía desde que murió su abuelo, fué a Sasuke a quien mandó la foto de los brotes con un fondo de atardecer muy naranja y púrpura. Miró la pantalla y luego se dispuso a hacer algo de cenar, arrojando el teléfono al colchón. Preparar stamppot era demorado, pero fácil, sobre todo si se hacía con puré de papas instantáneo. Mientras picaba algunas verduras tarareando una canción inventada para animar su soledad, notó como la pantalla de su celular se encendió con una notificación. Naruto corrió emocionado y se arrojó al colchón, haciendo rebotar el teléfono y luego atrapándolo para revisarlo ¡El mensaje sí era de él!, pero no decía nada, solo había una foto.

En la imagen se veía una taza azúl de café muy oscuro y humeante, la cual estaba astillada "estéticamente" en el borde. Sasuke la sostenía con una mano y apoyaba sobre sus rodillas cubiertas por un pantalón de rayas grises, más allá, el mismo atardecer de la foto que le había enviado, pero desde otro ángulo. Los tejados de las casas, un canal a lo lejos con botes. Naruto notó que incluso vivía en un edificio más alto que el suyo, y no tenía balcón, solo la ventana adornada por una campana de viento hecha de cristal. Mordió su labio para evitar que escapara una risita eufórica y luego suspiró, con su pecho repleto de emociones.

—Me tienes completamente embrujado— murmuró muy bajo y con ojos tristes.

Esa no fué la única imagen que Sasuke le envió, pues al parecer se había negado a escribir, y Naruto notó que solo respondía de igual manera si le enviaba una foto. Así que salió temprano al día siguiente, tenía que hacer compras, pero procuró pasar por los lugares más bonitos de Amsterdam. Retrató un señor mayor tirando del ancla se su bote en el canal, luego las luz del amanecer que se filtraba por las hojas de un arce, un oso de peluche tendido en un balcón... Sasuke le mostró más de su casa sin querer, pues el rubio detallaba cada imagen. En una que le enseñó unas pantuflas negras y peludas, notó que el suelo de su departamento era blanco. La siguiente fué de la corteza de unas tostadas que había desayunado, en la que descubrió que le gustaban los platos de formas cuadradas.

Esa comunicación sin palabras lo hizo realmente dichoso; si Sasuke no quería hablar, no importaba, él se conformaba con lo que pudiera ofrecerle.

Terminando de conseguir lo de su despensa, decidió acercarse al mercado de las flores. Caminó hasta Singel, muy cerca del bar, pero de día el cambio de ambiente era drástico. Allí buscó un buen sustrato para sus plantas y par de adornitos, sobre todo molinos de viento muy coloridos, y un par de abejas. En una tienda de souvenirs y artesanías, observaba macetas temáticas de Holanda, cuando vió en un expositor tazas grandes para café. No pudo evitar recordar la primera foto de Sasuke, y ni siquiera tardó en decidirse. Compró una blanca con la silueta de varios gatos negros alrededor; sin dudas sería de su estilo, pero lo mantendría como una sorpresa.

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Después del descanso de varios días, volvió al trabajo más temprano de lo que acostumbra. La ansiedad por verlo era demasiada, pues en ningún momento mostró más que sus manos en las fotos que se enviaban. Y fué a quien primero se encontró al llegar, pues para su sorpresa, estaba sobre el escenario, ensayando. Llevaba unos shorts apretados y muy cortos, junto con un pullover rasgado, exponiendo su abdomen. Su cabello estaba atado en una coleta que dejaba ver unos audífonos en sus oídos, y lucía como si llevara en eso un buen rato, pues su piel estaba brillante y roja.

Naruto no se acercó para no interrumpir, solo caminó hasta la barra y se sentó después de saludar a Darui.

—Menudas vacaciones— rió el bartender y él asintió, pero sin perder de vista a Sasuke.

—¿Desde cuándo está ahí?— preguntó.

—Lleva ensayando unas dos horas. Rutina nueva...— explicó.

Al parecer el bartender decía la verdad, pues aunque no podía escuchar las música que Sasuke utilizaba, los pasos que hacía y las piruetas en el tubo eran muy distintas a las que ya conocía de memoria. Más enérgicas, sentidas y riesgosas. Las expresiones melancólicas de su rostro eran dolorosas de ver, provocando que otra vez su corazón golpeara fuerte y sin control, sobre todo cuando en un descanso, Sasuke lo miró de reojo solo un instante, antes de seguir con su nueva rutina.

HeartBeat (Terminada)Where stories live. Discover now