2. "Primer latido"

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En el vestidor del bar había un baño que era incluso más grande que el de su nuevo departamento. Tenía varias taquillas y una ducha detrás de una puerta de cristal. Naruto se cambió rápidamente y dejó su ropa doblada en una de ellas, después de que Bee, el gerente, regresara y le diera una llave. Había usado traje una sola vez, cuando se graduó de secundaria, y le quedaba muy grande; pero ahora, vestido de negro con una camisa azúl celeste, lucía muy bien, tanto que cuando salió tres de los cinco chicos que estaban frente al espejo lo miraron impresionados, pero supieron disimularlo muy bien.

Se paró entonces en una esquina a intentar atarse una corbata, toda una proeza que después de muchos intentos en vano, llamó la atención de un jovencito rubio y de cabello largo a su lado.

—Eres muy torpe, ¿eh?— inquirió mientras se hacía una trenza.

—¿Perdona?— preguntó Naruto, no habiendo escuchado del todo.

—No sé porqué Bee necesita otro prostituto que ni siquiera sabe atarse una corbata— añadió, volteando y desafiándolo con la mirada. Naruto abrió levemente los labios al entender y luego rió.

—Soy el guardia de la entrada— aclaró, y esa información hizo que todos lo miraran y comenzarán a reír —¿Sucede algo?— preguntó también risueño.

—No, no...— exclamó el joven —Es que es un mundo muy competitivo, ¿sabes? Todos estábamos con la guardia en alto desde que entraste— confesó —Yo soy Deidara— estiró su mano y Naruto la tomó, correspondiendo cortés el saludo.

—Es un gusto.

—Él es Suigetsu, el caderas flojas— señaló a un chico de cabello celeste a su lado, quien lo miraba con diversión e interés.

—¡Oye!— protestó éste.

—Neji, Gaara...— siguió presentando Deidara, mientras él le sonreía a todos —Y aquel de la esquina es Sasuke, todo un profesional en mamadas.

Naruto enrojeció ante tal descarado comentario y levantó la vista para encontrarse con el pelinegro asiático que le había hablado antes, quien ni siquiera le prestó atención, y siguió colocando una sombra negra bien marcada alrededor de sus ojos, mientras se observaba en el espejo.

—Eso dicen los clientes, no lo sabemos con seguridad— rectificó el que habían presentado como Neji.

—Págame para que te enteres— habló el pelinegro, aún sin voltear.

—¿Estás loco? Es eso o mi renta— rió —Quizás cuando bajes tus precios.

—Quédate sin saber— respondió, entonces poniéndose de pie y dirigiéndose hacia el baño.

Definitivamente no era ni el ambiente, ni el tipo de conversaciones a las que Naruto estaba acostumbrado, pero de cierta forma los chicos le agradaron, y tampoco era alguien que juzgara los demás por sus preferencias o decisiones en la vida.

Bee regresó para indicarles que estaban a punto de abrir, y él fué a ocupar su puesto de trabajo. No era difícil, siendo alto y musculoso, imponía respeto y al menos esa primera noche no hubo problemas. Recibía el ticket de entrada, luego revisaba los DNI, cateaba y dejaba pasar. Aproximadamente a las doce de la noche, el gerente le anunció que cerrara, pues cuando comenzaba el show ya no dejaban entrar clientes para que no interrumpieran. Entonces se dispuso a dar un paseo por el lugar, vigilando que todo estuviera en orden, justo como le habían indicado.

Notó que los clientes eran bastante adinerados, pero no faltaba uno que otro turista bullicioso y borracho, los cuales se exaltaron más cuando el primero de los chicos salió. Gaara, delgado y pelirrojo, dió todo un espectáculo que exaltó a la multitud. Era muy sexy, lo admitía, y más porque nunca había presenciado algo así en persona.

HeartBeat (Terminada)Where stories live. Discover now