En algún lugar en la Toscana, se cruzan dos personas - una extraviada y otra que aprovecha un mes de libertad. Sin responsabilidades. Sin expectativas. Sin juicios. Sólo ellos y el campo.
¿Será ésta la escapada que tanto anhelan o un desastre a pun...
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No pude evitar sonreír mientras caminaba por el paddock con Riley, María y Savannah, las tres chicas escondiendo sus nervios. Cuando llegué para la clasificación, inmediatamente las busqué junto a la entrada, los tres pases de paddock en mi bolso. Cruzaron la barricada después de que informara a la seguridad en caso de que piensen que estaban forzando su entrada.
Como no todas eran fans de Ferrari, le pregunté a Daniel si estaba dispuesto a conocer a fans y accedió. No podía esperar a ver la cara de Riley una vez que conozca a su piloto favorito. En cuanto a Savannah, no era lo suficientemente cercana de Max o Checo, así que Pierre se ofreció a llevar a Savannah allí después de dejarla pasar por el garaje de AlphaTauri. Me calentaba el corazón que se afeitaran un poco de su tiempo para estar con las chicas, pero luego recordaba que estos chicos tenían un gran respeto por sus fans sabiendo el apoyo que les daban en la pista.
María se quedó conmigo cuando entramos en el garaje de Ferrari, cruzándonos a Isa al lado de Carlos.
—Hey, ¿quién es ella? —sonrió Isa mientras Carlos hablaba con Oñoro, su primo y gerente.
—Soy María —ella respondió e Isa ofreció su mano.
—Encantada de conocerte, María —la timidez que María tenía se esfumó cuando comenzó a conversar con Isa. Resulta que María hablaba español con fluidez debido a la herencia de su padre y la dejé hablar con Isa. Carlos se unió unos minutos más tarde después de escuchar que hablaban su lengua materna.
Mientras los tres hablaban, fui a donde estaba Charles. Estaba sentado en la esquina donde se colocaban sus cascos, apoyado hacia atrás contra la pared y una rodilla doblada mientras colocaba el pie en el mostrador. Sus ojos estaban entrenados en un cuaderno azul que lo había visto sosteniendo antes de la clasificación y las carreras mientras un bolígrafo estaba sostenido entre sus labios.
—Leclerc. —Sonreí y Charles levantó la vista de su cuaderno, con los ojos brillando al verme y sacando el bolígrafo de su boca.
—Hola —dijo, bajando el cuaderno y abriendo su brazos. Entré en el espacio y sus brazos se envolvieron alrededor de mi cintura mientras los míos se asentaron sobre sus hombros. Las piernas de Charles también estaban abiertas, pero se enredaron alrededor de mis caderas, haciéndome reír mientras me apretaba—. Te he echado de menos.
—Me has visto literalmente esta mañana —dije e hice un movimiento para alejarme, pero él apretó sus brazos a mi alrededor—. Leclerc —me reí y también sentí que su pecho temblaba mientras se reía.
—¿No puedo extrañar a mi novia? —preguntó, finalmente aflojando su control, pero aún así me quedé frente a él.
—Puedes, pero no necesitas exprimirme la vida —le sostuve la barbilla y me paré de puntillas durante unos segundos para besarlo—. Un simple beso sería suficiente —le guiñé un ojo y Charles sonrió.
