En algún lugar en la Toscana, se cruzan dos personas - una extraviada y otra que aprovecha un mes de libertad. Sin responsabilidades. Sin expectativas. Sin juicios. Sólo ellos y el campo.
¿Será ésta la escapada que tanto anhelan o un desastre a pun...
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Todos estábamos agotados por haber pasado el día en el agua, así que cenamos en diferentes momentos. Habíamos pedido en un restaurante cercano, la comida estaba en la mesa y cualquiera que quisiera comer era libre de agarrar algo. Fui una de las últimas en bajar, entrando en el comedor justo cuando Daniel subió las escaleras con Heidi y Yuki a cuestas.
Las puertas que conducían al patio trasero estaban abiertas, así que agarré un plato de pasta marinara y un vaso de agua antes de salir. Había una ligera brisa, pero no lo suficientemente fría como para que necesitara un suéter sobre mi ropa. Me dirigí a las barreras de piedra que eran lo suficientemente grandes como para sentarme y comer.
La luz de la luna se reflejaba en el agua del lago, donde había algunos barcos todavía. A mi derecha, podía ver las luces que venían de diferentes casas, así como las del centro de la ciudad. Me deleité con el silencio de pasar tiempo a solas, apreciando la sensación de estar de vuelta en Italia. Este país siempre servirá como un espacio seguro para mí y ahora mismo, incluso estaba considerando mudarme permanentemente en el futuro. Ya tenía una casa y todavía tendría que volar a Los Ángeles de vez en cuando, pero esta sería mi base y no parecía una mala idea.
Estaba a mitad de camino de mi cena cuando empecé a escuchar el sonido de un piano. Giré la cabeza para mirar detrás de mí y vi la espalda de Charles frente a mí en el segundo piso mientras tocaba el piano, las puertas del balcón abiertas de par en par con algo de luz entrando en el patio trasero. Al principio no reconocí la canción, las suaves melodías ahogadas por el viento a mi alrededor, pero a medida que tocaba más, me di cuenta de que era Make You Feel My Love de Adele.
Volviéndome hacia atrás, continué comiendo mientras escuchaba a Charles tocar el piano maravillosamente. Era solo una melodía, pero cada vez que lo oía tocar, sentía que estaba vertiendo todo lo que podía en el instrumento. Tenía la tentación de ir allí y hacer un comentario sobre la elección de la canción, pero sabía que eso no llevaría a nada bueno. Estábamos en un buen lugar como amigos y prefería quedarme así antes que volver a pasar por todo el drama.
Permanecí en mi posición mientras Charles continuaba jugando, tocando Everglow de Coldplay a continuación. Sabía que era consciente de que yo estaba fuera, teniendo que haberme visto cuando abrió las puertas del balcón. Tal vez esta era la actuación que había prometido hoy temprano y le agradecí en silencio porque escucharlo tocar con la vista frente a mí hizo que todo se sintiera celestial.
La música bajó cuando volví a la casa, limpiando y asegurándome de cerrar con llave, antes de subir. Mis pies se dirigieron hacia la habitación que me había dicho y la puerta estaba cerrada. Podía oír las suaves melodías del piano cuando presioné mi oreja contra la puerta y giré el picaporte, haciendo que Charles mirara hacia arriba.
—Hey —Sonrió, deteniéndose mientras cerraba la puerta detrás de mí.
—Gracias por la música de fondo —Sonreí y se rió. Miré alrededor de la sala de estar que tenía un montón de estanterías que recubrían las paredes junto con marcos de fotos llenos de obras de arte.
