En algún lugar en la Toscana, se cruzan dos personas - una extraviada y otra que aprovecha un mes de libertad. Sin responsabilidades. Sin expectativas. Sin juicios. Sólo ellos y el campo.
¿Será ésta la escapada que tanto anhelan o un desastre a pun...
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—¿Por qué la cara larga? —le pregunté a Charles cuando pasó por mi habitación de hotel. Le preguntó convenientemente a Olivia en qué hotel me alojaba para la semana de la moda y reservó una habitación en el mismo hotel. No veía el sentido porque todas las noches terminaba yendo a mi habitación para dormir conmigo.
—Quiero sentarme a tu lado —suspiró, sentado en la cama, vestido con un traje Armani azul marino con una camisa negra de cuello redondo debajo y, por supuesto, unas Converse negras.
Sonreí y me moví para pararme frente a él y él ensanchó sus piernas para que yo tuviera suficiente espacio para pararme entre ellas, mis manos asentándose sobre sus hombros mientras las suyas se movían hacia mi cintura.
—Sabes por qué todavía no podemos —dije, arreglando algunos mechones de su cabello.
Solo han pasado tres días desde que nos reunimos con Chiara y Giovanni, y hace dos días desde que se dio a conocer la noticia de que él y Chiara se habían separado oficialmente. A los ojos del público, sería etiquetado como infiel tan pronto como nos vieran románticamente el uno con el otro, por lo que era mejor esconderse mientras tanto.
—Tendré paciencia siempre y cuando empieces a verter tu cereal primero —Charles dijo y yo gruñí, cerrando los ojos e inclinando la cabeza hacia atrás en frustración. Este argumento se ha reanudado desde que desayunamos ayer y me vio verter mi leche primero antes del cereal. Al igual que la primera vez en la Toscana, me dio una palmada y agarró otro tazón, vertió el cereal allí y luego transfirió la leche.
Charles se puso de pie y yo lo miré fijo mientras me sonreía ampliamente.
—¿En serio estás usando tu manía para chantajearme? —se encogió de hombros y le sacudí la cabeza, acariciando su mejilla antes de dirigirme a mi cómoda para terminar de prepararme—. Tienes suerte que te amo.
Me dio un beso en la mejilla antes de volver a sentarse en la cama, desplazándose por su teléfono. Mi maquillaje ya estaba hecho y solo fui por un look simple para que no fuera difícil ir de un evento a otro. Para mi atuendo, llevaba un conjunto azul marino de Armani, pantalones sueltos y un chaleco que tenía tres botones dorados en el medio. Lo combiné con unos tacones negros que no dolerían tanto después de usarlos durante tanto tiempo y un par de gafas de sol negras.
—¿Lista para ir? —Charles me preguntó cuando agarré mi bolso y asentí con la cabeza. Nos dirigimos a la puerta y estaba a punto de agarrar la llave de la habitación cuando Charles me detuvo agarrando mi muñeca—. Espera.
Lo miré con curiosidad antes de sonreír mientras estaba de pie frente a mí, con su mano moviéndose hacia la parte posterior de mi cuello para darme un suave beso en los labios. Cerré los ojos y los abrí cuando sentí que se alejaba, con una cálida sonrisa en su cara. —¿Por qué fue eso?
—Uno para el camino —guiñó un ojo y agarró la llave de la habitación antes de abrir la puerta.
Me senté junto a Milo durante el desfile y nos mezclamos un poco con los otros invitados antes de que comenzara.
