En algún lugar en la Toscana, se cruzan dos personas - una extraviada y otra que aprovecha un mes de libertad. Sin responsabilidades. Sin expectativas. Sin juicios. Sólo ellos y el campo.
¿Será ésta la escapada que tanto anhelan o un desastre a pun...
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Me sorprendía que, a pesar del frenesí mediático que Charles y yo habíamos causado, todavía no hayamos entrado en pánico. Creía que ambos habíamos desarrollado una actitud de "no me importa" con todos los escándalos a los que hemos sobrevivido en el pasado.
Dado que había dos semanas de descanso entre el Gran Premio de Japón y el Gran Premio de los Estados Unidos, nuestros managers decidieron que sería mejor que les mostráramos a todos que las cosas eran normales de nuestro lado. Esto significaba volver a nuestros respectivos hogares y continuar con el trabajo.
Pasé la última semana y media asistiendo a lecturas de mesa y reuniones con productores, a veces incluso volando fuera de Los Ángeles y a la Toscana para inspeccionar los sitios en los que estaríamos filmando. Solo pasé unas pocas horas allí y traté de encajar la mayor parte de las visitas en mi horario porque no quería seguir yendo y viniendo.
Me he abstenido de ir por el centro de Los Ángeles, dejando que Olivia haga mis recados por mí porque no quería arriesgarme a ser emboscada por los paparazzi. Charles estuvo de acuerdo porque vio cómo antes fui abarrotada por los rumores con Pierre y sabía que ahora sería mucho peor. En cuanto a él, regresó a Mónaco después de Suzuka y pasó algún tiempo con su familia y la de Jules (la mayoría de los cuales están deseando conocerme, según lo que dijo). Una semana antes de que tuviera que volar para la siguiente carrera, visitó Maranello con Carlos para hacer algo de trabajo en los medios.
Hoy era viernes, lo que significaba que todos los conductores se estarían preparando para la práctica libre. Volé esta mañana con Elliana y las dos nos dirigimos directamente a la pista. Hacía mucho calor hoy, así que decidí usar una camisa negra lisa, una falda de satén verde esmeralda y unas converse negras. Junto con Elliana, tenía un par de gafas de sol sobre mis ojos que eran en parte para combatir la luz del sol y para que la gente no viera mis ojos en caso de que hubiera comentarios desfavorables.
Estábamos esperando a Milo en la entrada, ya que llegaba del hotel. Las dos estábamos a punto de cruzar la entrada cuando algunos fans llamaron el nombre de Elliana, saludándome a mí también.
—Hola chicas —Elliana sonrió a las tres chicas que llevaban camisas diferentes: una de Mclaren, otra de Ferrari y otra de Red Bull.
—Dios mío. Hola —la que llevaba Red Bull dijo, sonriendo tímidamente.
—Hola, ¿están listas para la carrera de este fin de semana? —pregunté, sintiendo los ojos de los demás en nosotras mientras hablábamos con ellas sobre la barricada.
—¡Absolutamente! Espero un podio para McLaren.
—Estoy segura de que Lando y Daniel estarían encantados de escuchar eso —sonreí y la chica chilló al mencionar a los dos conductores—. ¿Cómo te llamas, por cierto?
Se presentaron y descubrí que María era la que llevaba la camiseta de Ferrari, Riley la de McLaren y Savannah la de Red Bull.
—Estoy un poco decepcionada de que nadie lleve puesto AlphaTauri —Elliana hizo un puchero y María y Riley sonrieron tímidamente mientras los ojos de Savannah se iluminaban.
