En algún lugar en la Toscana, se cruzan dos personas - una extraviada y otra que aprovecha un mes de libertad. Sin responsabilidades. Sin expectativas. Sin juicios. Sólo ellos y el campo.
¿Será ésta la escapada que tanto anhelan o un desastre a pun...
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El viaje a la Universidad de Bolonia duró aproximadamente una hora y media. Decidimos ir con mi coche, ya que el de Charles llamaría demasiada atención, debido a que era el único con ese diseño. En el viaje nos la pasamos hablando de mi amistad con Navi y yo advirtiendo a Charles sobre el sarcasmo que Navi manejaba.
Navi siempre ha sido del tipo rebelde, pero solo cuando se trataba de su familia. Sus padres querían que fuera abogada como su hermano mayor, pero ella se negó de inmediato, diciendo que preferiría encontrar un hombre rico con quien casarse que ir a la facultad de derecho. Encontró su amor por la arquitectura cuando tenía dieciséis años y decidió continuar con ella como profesión. Siempre la he admirado por querer ir a la universidad, porque yo elegí no hacerlo. Tener un título era un tipo diferente de desafío y la admiraba mucho por el tiempo y la dedicación que tenía para ello.
Le envié un mensaje de texto a Navi preguntándole dónde estaba ya que sabía que su día ya había terminado. Me había enviado una copia de su horario cada semestre y, afortunadamente, la boda de Aurora coincidió con un descanso universitario durante todo el fin de semana. Todavía no había respondido, pero cuando la vi bajar las escaleras desde lo que parecía ser la biblioteca, sonreí y me bajé del coche.
—Quédate aquí —Le dije a Charles y él asintió con la cabeza, poniéndose una gorra y gafas de sol.
Me apoyé en el coche y esperé a que Navi me note, mis gafas de sol encaramadas en la parte superior de mi nariz. Estaba en su teléfono y lo más probable es estuviese viendo mi mensaje. Fue cuando me aclaré la garganta que ella levantó la vista y su boca se abrió en estado de shock.
Tardó literalmente cinco segundos en venir y darme un abrazo y alejarse, pegándome con uno de sus libros.
—¿Qué mierda estás haciendo aquí? —Estaba a punto de responder cuando se dio cuenta y ella me pegó con su libro una vez más—. ¿Has estado en Italia todo este tiempo? Te odio.
—Yo también te he echado de menos —Dije, agarrándole el libro porque tenía la sensación de que me iba a pegar más fuerte la tercera vez—. Te estoy secuestrando para el fin de semana.
—Pero tengo mucho trabajo que hacer —Le levanté una ceja, sin creer la sinceridad de sus palabras—. Sí, pero no me importa. Secuestrame todo lo que quieras —Tuvimos que pasar por su apartamento para conseguir algunas cosas, así que Navi se subió al asiento trasero mientras yo volvía a mi asiento junto a Charles. Sus ojos se encontraron con los de Navi a través del espejo retrovisor y su frente se apretó de confusión.
—Hola —Saludó, moviendo la mano.
—Charles Leclerc —Navi declaró y mis ojos se abrieron en shock mientras Charles sonreía antes de volverse hacia mí.
—Tu mejor amiga me echa un vistazo y ya sabe quién soy, a diferencia de ti —Dijo y le empujé el costado con el codo.
—¿Quieres decirme por qué tenemos un conductor de Fórmula 1 aquí? —Navi me preguntó, situándose en medio del asiento trasero—. ¿Se ha retirado y ha decidido que ser chófer es su verdadera vocación?
