En algún lugar en la Toscana, se cruzan dos personas - una extraviada y otra que aprovecha un mes de libertad. Sin responsabilidades. Sin expectativas. Sin juicios. Sólo ellos y el campo.
¿Será ésta la escapada que tanto anhelan o un desastre a pun...
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La llegada del nuevo año siempre ha sido un símbolo de un nuevo comienzo – un borrón y cuenta nueva. Sin embargo, para mí, una sola noche no era suficiente para celebrar la llegada de un nuevo año. Me gustaba pasar tiempo conmigo misma, tomando en cuenta la cantidad de atención que recibía durante los otros once meses y la interminable lista de cosas que tenía que hacer.
—¿Adónde vas esta vez? —Preguntó Navi, que estaba de pie junto a mi balcón mientras yo hacía la maleta. Un cigarrillo colgaba de entre su dedo índice y su dedo corazón, el humo fluyendo a través de las puertas abiertas del balcón.
Cerré el cierre de la maleta y la levanté de la cama con un gruñido, Navi no se molestó en echarme una mano. Esto sucedía todos los años: venía la noche antes de mi vuelo y se quedaba ahí mientras yo intentaba meter todo lo que podía en la maleta. Se ofrecía a ayudarme en cuanto entraba en mi habitación, pero en su lugar se encendía un cigarrillo.
—Sabes que no te lo diré —Sacudí la cabeza mientras una sonrisa adornaba mis labios—. Nunca te digo a dónde voy y aun así me lo preguntas cada año.
—¿Y si un loco acosador te sigue desde el avión y te secuestra? ¿O qué pasa si tienes un accidente y te quedas atascada porque nadie sabe dónde estás y entonces los lobos salen por la noche para comerse tu cadáver?
—¿Debería estar asustada o entretenida? —Sonreí, preparando todos mis documentos junto a mi tocador y tumbándome después en mi cama.
Por el rabillo del ojo, pude ver a Navi apagando su cigarrillo en el cenicero que estaba colocado específicamente dentro de mi habitación para ella.
—Definitivamente, entretenida. Tu padre no te habría dejado ir si no supieras defenderte —Se dejó caer en la cama a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro. Navi era más alta que yo por unos centímetros, pero como estábamos tumbadas, podía alcanzarme fácilmente.
—Esas clases de Muay Thai eran un grano en el culo.
—¡Lenguaje! —Dijo Navi y ambas nos reímos, imaginando la voz de mi madre. A ella nunca le había gustado maldecir. En cuanto a mi padre, digamos que las palabrotas estaban grabadas en su lengua—. Pero te voy a echar de menos.
—Me encanta que sólo seas tierna cuando estoy a punto de irme —Me acerqué a abrazar a Navi, que rápidamente se levantó de la cama para evitar mi abrazo, con una mueca en su rostro. Como si un interruptor se hubiese activado y volviera a ser la misma de siempre.
—Vuelve a llamarme así y voy a filtrar nuestros mensajes a TMZ.
—Adelante. Por fin se enterarán de esa aventura de una noche que tuviste con cierto actor nominado al Oscar —Le guiñé un ojo y ella me miró con desprecio, sabiendo que tenía más trapos sucios que yo en nuestro hilo de conversación.
—Para alguien que se llama Valentine, tienes una forma curiosa de demostrar tu amor —Salió de mi habitación, seguramente dirigiéndose a la cocina para agarrar algo de comer. Con la cantidad de tiempo que ha pasado en mi casa, ya se sentía como un segundo hogar para ella.
