En algún lugar en la Toscana, se cruzan dos personas - una extraviada y otra que aprovecha un mes de libertad. Sin responsabilidades. Sin expectativas. Sin juicios. Sólo ellos y el campo.
¿Será ésta la escapada que tanto anhelan o un desastre a pun...
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La diferencia horaria entre Singapur y Los Ángeles es de quince horas.
Con mi horario actual, sabía que no podría ver la clasificación, así que me aseguré de enviar a Charles un mensaje de buena suerte antes de irme a la cama esa noche, con su día ya comenzando al otro lado del mundo. Me desperté con la noticia de que había conseguido la pole position una vez más, videos y fotos de él circulando por las redes mientras firmaba la rueda Pirelli entregada a los pilotos que alcanzan la pole en cada carrera. Tenía un montón de ellos en su casa, pero dudaba que esos fueran todos, ya que debe haber regalado a los demás o podrían haber estado en Maranello.
Hoy, tuve una sesión informativa de última hora sobre mi próxima película, ya que se anunciaría este fin de semana. Hablamos sobre qué decir y qué no decir a la prensa cuando nos encontramos en una posición en la que nos agarran desprevenidos. El elenco aún no tendría mucho que decir, ya que se les acababa de dar el guion completo, pero seguramente después de revisarlo, tendrían que ser más cuidadosos con los detalles que dejaran ir.
Después de esa reunión, tuve otra con Olivia sobre otro proyecto personal que había estado pasando por mi cabeza durante las últimas semanas. Ella era la única que lo sabía y planeaba mantenerlo así hasta fin de año.
Entré en el vestíbulo del edificio de dos pisos, viendo a Olivia esperándome junto a los sofás.
—¿Todo bien con la sesión informativa? —preguntó, de pie y me llevó por el pasillo.
—Sí. Prepárate para muchos mensajes de los medios esta semana —le dije, ya esperaba que se pidieran un montón de entrevistas. Ni siquiera sabía cómo iba a reaccionar la gente cuando les lleguen las noticias sobre mí y Charles. Definitivamente iba a ser una montaña rusa.
—Ya tienes tus declaraciones y publicaciones en las redes sociales alineadas —dijo Olivia, sonriendo mientras agitaba su teléfono en el aire.
—¿Qué haría yo sin ti?
—¿Intentar sobrevivir desesperadamente? —se burló y la empujé ligeramente con mi cadera. Olivia entró en una pequeña sala de conferencias donde una mujer de unos tres a cinco años mayor que yo estaba sentada detrás de un escritorio de caoba—. Esta es la Sra. Evron.
—Puedes llamarme Zola —dijo, sonriendo y ofreciendo su mano para estrechar, la que tomé con mucho gusto—. Le he dicho a Olivia innumerables veces que me llame Zola, pero ella no quiere.
Asentí con la cabeza mientras sofocaba mi risa mordiendo mi labio inferior. —También tardó un tiempo en dejar de llamarme Sra. Bellerose.
Olivia puso los ojos en blanco hacia mí y me hizo un gesto para que me sentara en la silla de enfrente donde Zola estaba anteriormente.
—¿Olivia me dijo que tienes un "proyecto de pasión"?
—Un proyecto de pasión es temporal y lo que tengo en mente es algo que me gustaría hacer durante mucho tiempo —he estado pensando en formas de hacer uso del dinero que tengo, aparte de los que ya he reservado para mis ahorros e inversiones. Fue durante una llamada telefónica cuando mi madre me estaba hablando de una fundación con la que se ha asociado que decidí hacer lo mismo.
