En algún lugar en la Toscana, se cruzan dos personas - una extraviada y otra que aprovecha un mes de libertad. Sin responsabilidades. Sin expectativas. Sin juicios. Sólo ellos y el campo.
¿Será ésta la escapada que tanto anhelan o un desastre a pun...
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Las sesiones de práctica fueron bien para Ferrari y esperé a Charles en mi habitación de hotel. Todavía no le había hablado de la reunión más tarde ya que no pude ir al garaje de Ferrari.
Mientras lo esperaba, puse una película y cerré las cortinas, atenuando también las luces para tener algo similar a un cine. The Holiday estaba sonando y estaba a mitad de camino con la película cuando el sonido de la cerradura de la puerta llegó a mis oídos.
Sonreí mientras Charles entraba vestido con una camisa de Ferrari y pantalones cortos negros, dejando caer su bolsa de lona al suelo antes de dirigirse hacia mí. Estaba acostada en medio de la cama y él ni siquiera se molestó en moverse a mi lado. Charles también cayó justo en el medio, pero su cuerpo estaba en una dirección completamente diferente, con los pies colgando del borde de la cama y su cabeza sobre mi estómago.
—¿Cansado? —pregunté, moviéndome un poco para darle un beso en la frente.
—Y hambriento —se quejó, se movió hacia arriba y me envolvió con sus brazos. Me reí cuando puso su cabeza sobre mi pecho y mis dedos encontraron su camino hasta su cabello—. Hablé con Nicolas antes de salir de la pista.
—¿Qué dijo?
—No fue Giovanni. Le dio a Nicolas la única copia que tenía que estaba en un disco duro —fruncí el ceño, dándome cuenta de que habíamos llegado a un callejón sin salida—. Él ofreció un poco de ayuda.
—Eso suena sospechoso —respondí, y Charles asintió con la cabeza—. ¿Pidió algo a cambio?
Charles se burló y levantó la cabeza de mi pecho, moviéndose a mi lado para apoyar su espalda en la cabecera.
—Por supuesto que lo hizo. Pidió una recomendación a un conductor que está en Le Mans. No tenía nada bueno que decir sobre él, así que Nicolas lo redactó por mí —sacudí la cabeza, sin esperar nada dado de buena fe por Giovanni. Ese hombre siempre tenía una agenda y cuando daba, quería algo a cambio—. Giovanni nos dirigió al primo de Aurora y ya le he enviado un mensaje, pero le llevará un tiempo responder con la diferencia horaria.
Asentí con la cabeza mientras Charles levantaba mi mano y empezaba a jugar con mis dedos. —Por cierto, tenemos una reunión en media hora —dije y las cejas de Charles se arrugaron en confusión—. Milo se encuentra con el chico con el que Chiara ha sido atrapada en las fotos.
Charles ni siquiera bateó un ojo y mucho menos una emoción al mencionar al tipo misterioso. Lo más probable es que no se preocupara por él, ya que técnicamente no estaba en una relación real con Chiara en ese momento, pero si este tipo pudiera ayudarnos a averiguar cómo resolver nuestro problema, entonces era nuestra mejor oportunidad.
—Necesito otra cosa buena para hoy. ¿Podemos ir a por sushi después? —preguntó y sonreí a lo lindo que se veía.
—¿Cuál es la otra cosa? —pregunté mientras Charles se movía en la cama una vez más, tumbado con la cabeza en mi regazo y cerrando los ojos, con su mano derecha todavía unida a mi izquierda.
