—¡Oh, Naruto!— exclamó Gaara y se arrojó a él, abrazándolo y dándole y sorpresivo beso en la mejilla, para después reír tontamente.

—Hola...— respondió algo descolocado y luego recibió a Deidara, cuando hizo lo mismo.

—¿Ese traje es nuevo?— preguntó el rubio —Está lindo— murmuró, arreglando el cuello del mismo.

—Gracias— respondió otra vez sin saber porqué el repentino acercamiento.

—Abrimos en quince minutos— anunció Darui desde la puerta y todos exclamaron una afirmación, yendo de nuevo al espejo.

—¿Quieres un brownie?— preguntó entonces Suigetsu, acercándole la caja con dulces de chocolate —Son finos— añadió.

A Naruto se le aguó la boca al verlos, apenas había cenado comida recalentada en el microondas, así que un postre no venía nada mal. Asintió y tomó uno, bajo las risitas de los chicos y la vista de Sasuke, pues éste salió del baño en el preciso momento en el que pegó una gran mordida. Casi se atraganta de la impresión al verlo, cosa que lo hizo toser y maldecir internamente, pues se había pasado toda la tarde pensando en el asiático. Otra vez lo miró solo un segundo y luego lo ignoró, ni siquiera dignándose a saludar.

Luego de un rato se dió cuenta el porqué de que los chicos estuvieran tan felices, pues él mismo experimentó una ligera euforia debido a los brownies "especiales" que le habían ofrecido. Enérgico, hizo su trabajo con el mejor de los ánimos, pero ese efecto pasó cuando otra vez la música bajó. Literalmente vió a Sasuke en colores. La figura delgada y ágil danzaba con espectros iridiscentes a su alrededor, y tenía que concentrarse mucho para mantener una postura erguida. Luego vino el enojo, una furia interna cuando lo observó entrar con un sujeto trajeado a la zona VIP. Su pecho estaba caliente y las palmas de las manos le hormigueban, entonces luego de un rato se acercó a la barra y pidió un vaso de agua fría.

—¿Por qué está salada?— protestó a Darui y éste levantó una ceja con obviedad.

—¿No te has visto los ojos?— preguntó con sarcasmo —No aceptes cosas de los chicos mientras trabajas. Ellos lo hacen para pasarlo mejor, pero tú tienes que estar en todos tus sentidos aquí— advirtió —Ve al baño e intenta vomitar— aconsejó entonces —No le diré a Bee.

Era la primera vez que consumía y aunque no lo había hecho a propósito, se sintió tonto. Siguiendo el consejo del bartender se dirigió al baño, en su torpeza tropezando con quien menos quería. Sasuke chasqueó la lengua en protesta, pero Naruto no podía enfrentar esa vergüenza en ese momento, así que siguió su camino. Metiendo el dedo en su garganta una sola vez, logró devolver todo con mucha facilidad, debido al mareo que tenía. Respirando agitado salió del retrete y se acercó al lavamanos para enjuagar su boca y echarse agua fría en la cara, pero se quedó estático por un momento al ver de nuevo al pelinegro en la puerta, con su acostumbrado cigarrillo.

No le dijo nada, solo continuó su hacer y luego se tensó cuando Sasuke se acercó, mientras secaba sus manos con una servilleta de papel.

—¿Quieres?— preguntó, sorprendiéndolo al ofrecerle lo que parecía un chicle de menta que sacó de su bolsillo. Naruto lo miró con aprehensión —No tiene nada— aclaró.

Agradeció entonces con un movimiento de su cabeza y lo metió en su boca.

—Ah... rayos...— murmuró para sí, aún con mareos y apoyándose en el lavamanos.

—¿Puedo preguntar qué haces aquí?— escuchó a su lado.

—Trabajar— respondió, entonces enderezándose y frotando su cuello.

—Me refiero a que no perteneces a éste lugar— dijo Sasuke, provocando que lo mirara.

—Yo pertenezco a donde quiera estar.

—¿Entre putos?— preguntó sarcástico y divertido, exhalando una bocanada de humo prácticamente en su cara.

Y no supo si fué por la mariguana que aún quedaba en su organismo, o porque el hecho de que lo retaran lo hacía valiente, pero olvidó por un momento su timidez y rió, mirándolo a los ojos.

—Si puedo verte todos los días bailar así, pues no me quejo— se encogió de hombros y luego suspiró.

—Eres interesante, pero no el primero que admite abiertamente que le gusto.

—Me lo imagino— murmuró apenas.

—Quiero acostarme contigo, ¿me haces una buena oferta?— preguntó sin vergüenza y Naruto lo miró, quedando sin palabras. Entonces carraspeó un poco —¿No quieres?— insistió incrédulo, acercándose más y jugando con su corbata.

—¿Ésto es una alucinación?— preguntó tontamente, mirando sus labios sonrosados en una ligera mueca de sonrisa.

—No— respondió Sasuke.

—Pues... sí... Sí quiero, pero no creo que pueda pagarte. Lo siento— añadió y luego tragó en seco.

—Es una lástima— dijo el pelinegro, alejándose un poco, regresando a su semblante frío —En verdad me apetecía.

Naruto lo vió salir, no sin antes cruzar sus miradas cuando giró en la puerta.

—No como otro brownie en mi puta vida— raspó furioso por la vergüenza que acababa de pasar, y con el hecho de que en verdad hubiera deseado tenerlo en ese mismo instante.

HeartBeat (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora