Capítulo 37

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Rigel

—¿Estás seguro? Son tus días de descanso. —Ajax asintió firmemente ante mi pregunta.

—Las unidades que están en el Santuario deben que venir a sanarse. Este regalo no puede aplazarse. —Señaló su pecho con devoción. —Además, me siento cargado de energía, no necesito ese descanso. —Un soldado comprometido siempre quiere estar en las batallas decisivas. Sabía que teníamos un movimiento delicado y peligroso entre manos, haría todo lo posible por cumplir con su parte. Yo haría lo mismo, si Nydia no solo había sanado mi piedra, sino la de todos aquellos a los que quiero, ¿Cómo no luchar a su lado?

—A nivel estratégico, que los soldados apostados en el Santuario del Gran Kupai tengan una gema operativa, es una ventaja. —A mí me lo iba a decir Silas, yo que había soportado la transfusión de nano robots para curar mis heridas en batalla. Yo que tenía que entrenar mi cuerpo en sesiones interminables para mantener el perfecto tono físico. Yo que había sentido la falta de energía por que mis células envejecían. Sí, una gema operativa era una gran ventaja, no podíamos prescindir de ella si queríamos los más ser eficientes.

—Con todo el jaleo de hoy, el transporte con el relevo no llegó a despegar. Incluso podría decir que la mayor parte de ellos fueron sanados. —La mayor parte de los recién llegados en esa nave, y del grupo de refresco, ya habían sido sanados. Ventajas de vivir cerca del kupai.

—Podemos utilizarlo para entrar en el planeta sin despertar sospechas. Si nos vigilan, que yo lo haría en su situación, ver llegar al transporte habitual de refresco de tropas no sería algo relevante a tener en cuenta.

—Nada como la rutina para esconder lo excepcional. —Convine con él.

—Según la legislación, los jueces del Alto Tribunal deben permanecer en Naroba durante todo el ciclo de su mandato, y solo pueden abandonar su puesto si dejan a un sustituto con plenas potestades legislativas. Tanto la reina como su consejero pueden convocar al tribunal en cualquier momento si el caso es de urgente resolución. No levantaría sospechas, si el caso ya estuviese programado, y fuese la reina la que presenciase la vista.

—Llevamos meses de retraso con respecto al caso que íbamos a presentar, nuestro turno ya ha pasado. —Salimos de Foresta con una misión, y esta se retrasó por nuestro naufragio en el planeta cárcel.

—No llegué a presentar la solicitud para adelantar nuestro caso. No queríamos poner en preaviso a Columbia. Pero ahora... Nuestro caso se ha convertido en una demanda que en origen no tiene nada que ver con ella, sino contra Pholion y sus actividades de explotación minera.

—¿Quieres decir que ella no estará presente en el juicio?

—Si la reina va, como acto ceremonial, la seguirá todo el consejo de los Altos, asesores incluidos. Además, en cuanto vean el nombre del médico entre los testigos, con más motivo los violetas. Es el médico que creó la raza de los ángeles para ellos.

—¿Se puede convocar al Alto Tribunal con tan poco tiempo? —Ajax tampoco dominaba las normas legislativas.

—Dependiendo de la urgencia del caso, puede hacerse con 3 horas de anticipación. Pero quizás nos convenga recurrir a otra maniobra legislativa. —Los párpados de Silas se entrecerraron. Sabía que ocultaba algo, de la misma manera de que estaba seguro que no quería compartirlo delante de Ajax. Él no formaba parte de nuestro grupo de confianza en el órgano de gobierno, su presencia aquí era puramente casual. Yo pondría la mano en el fuego por él, pero Silas tenía razón, cuanta menos gente implicada en las partes delicadas, mucho mejor.

—Tú eres el experto en estas cosas. Bien, entonces tenemos un plan. Ajax, reúne a todos los renacidos que formen parte del destacamento del Santuario del Gran Kupai. Si hay algún candidato viable más, puedes reclutarlo. La Diosa sabe que vamos a necesitar todos los refuerzos que sean posibles por si la cosa se pone fea. Partiremos en una hora.

—Sí, señor. —Ajax se cuadró de forma marcial y marchó a cumplir con su misión. Puede que el tiempo fuese escaso, pero cumpliría con su misión.

—Tú encárgate de que todo el material que sigue en el Merodeador sea trasladado a las bodegas del nuevo transporte. —Ordené a Silas.

—Ahora mismo.

—Yo iré por mis chicas. Nos veremos en el hangar de salidas.

Abandoné la sala en la que habíamos mantenido aquella reunión privada, para ir a la habitación en la que mi madre se aseguraba de que su nieta estaba completamente sana. No había cedido a eso, quería asegurarse de que aquel largo período sin alimentarse no le había pasado factura. Así que allí estaba, en una sala pediátrica controlando la revisión de nuestra pequeña. Y por supuesto, su madre no estaba lejos.

—Oh, Gara. Es preciosa. —Nydia admiraba una larga pieza de ropa que tenía en sus manos.

—Este tipo de capas se usaban antiguamente para proteger los vestidos caros cuando ibas a eventos importantes. En los últimos siglos no hemos tenido muchas oportunidades para lucirlos, así que nada como una reina para volver a ponerlos de moda, ¿no te parece?

—¿Te has convertido en la estilista de la reina, madre? —Les sonreí mientras me acercaba a ellas, esos sí, mi vista estaba en la cuna no muy lejos de ellas. Mi pequeña estaba allí, y por los ruidos que hacía estaba seguro de que no dormía. Me asomé para comprobar directamente lo que hacía, para encontrarme con aquellos ojos verdes observándome con curiosidad. Podría ser una forma difusa para ella, pero estaba seguro de que mi olor ya le era muy familiar.

—Grrrr. —Mi pequeña emitió un ligero gorjeo, como si tratase de decirme algo.

—Buenos días, princesa. —Extendí la mano par acariciar su sonrosada mejilla con mis dedos.

—Digamos que estábamos hablando sobre como mantener en secreto lo de nuestra pequeña Juncal, y se me ocurrió que podía esconderla bajo sus ropas sin que nadie se diera cuenta. Ya sabes lo que dicen, «No hay nada más silencioso que un bebé pegado a la teta de su madre». Además, nadie que no deba estará lo suficientemente cerca de la reina como para escuchar cualquier ruido extraño que provenga de ella, y si lo escucha, basta con que crea que son ruidos intestinales. Nadie se atreverá a decir en voz alta que la reina se tira pedos, ¿verdad? —Mi madre esbozó esa sonrisa traviesa que debió enamorar a mi padre. Parecía tan juvenil.

—¿Crees que podrá pasar desapercibida ahí dentro? —Ellas dos se miraron y acto seguido empezaron a colocar la capa sobre los hombros de Nydia.

—Comprobémoslo. —Mi mujer se acercó a la cuna, y con cuidado tomó a nuestra pequeña. —¿Qué te parece, Juncal? ¿Le enseñamos a papá lo bien que se esconde nuestra gatita?

—Oug. —Respondió ella como si le hubiese entendido.

Con movimientos rápidos, mi madre sujetó la capa con el elegante broche frontal. Las hombreras eran lo bastante rígidas como para dar forma a la pieza, cuya tela caía elegantemente sobre la figura de Nydia, ocultando cualquier forma que hubiese debajo.

—Perfecto. ¿Ves? Cuando las damas se ponían su capa encima, apenas asomaba el dobladillo de su vestido por debajo. Así lo mantenían escondido hasta el momento de deslumbrar con su diseño.

—Sí que sería una buena sorpresa si descubren lo que hay debajo. —Mamá y Nydia empezaron a reír.

—Será muy incómodo y pesado cargar con ella en brazos todo el tiempo. —Abrí la capa y tomé a mi pequeña.

—Encontraré algo para... —tuve que interrumpirla.

—No te preocupes, encontraremos algo en Naroba. No podemos demorarnos más, salimos en poco más de media hora hacia el espacio puerto. —Comprobé la hora en mi brazalete mientras lo decía.

—Siempre con prisas. Trae aquí a mi nieta, os acompañaré hasta allí, así podré despedirme de ella como se debe. —Le cedí a Juncal, a la que acurrucó sobre su pecho mientras besuqueaba su cabecita con mimo. —¿Verdad que vas a echar de menos a la abuela, mi pequeña princesita? —avanzó hacia la puerta dejándonos a su madre y a mí olvidados. Estaba claro, cuando llevas a lo más importante contigo, el resto desaparece.

—Ayúdame con esto. —Ayudé a Nydia con la capa y después seguimos a mi madre por los pasillos hacia la salida.

Dejar Bores nunca antes había sido tan dulce, no porque dejaba aquí un regalo para mis congéneres, sino porque esta vez el hogar venía conmigo. Mi familia era todo lo que necesitaba para sentirme completo y feliz.

El próximo viernes más.

El clan del viento - Estrella Errante 3Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang