Capítulo 7

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Silas

Muy pocas veces a lo largo de mi vida me habían dejado paralizado, y esta había sido una de ellas. Mi cerebro tenía que rebatir esa idea, las pruebas estaban ahí, pero algo me decía que Tress no mentía. ¿De qué le serviría hacerlo?

—Eso no es posible. —Se me adelantó Kalos. —La gran convergencia hizo algo con las gemelas rojas. Algún tipo de olas solares o algo así las volvió negras. —Esa es la teoría más extendida, la que parecía más plausible según los datos de que se disponía. Al menos era la que todo rojo aseguraba que era lo que había ocurrido.

—¿Entonces cómo es posible que aquí exista un árbol negro desde antes que lo ocurrido con las gemelas rojas? —Sus ojos nos observaban a ambos con cierto aire de superioridad. Una idea efímera golpeó mi saturada mente. 277 años, habían pasado solo 265 desde que las gemelas rojas se volvieron negras.

—¿Ese era el problema que te enviaron a solucionar? —Miré directamente a Emmé buscando su respuesta.

—La perforadora encontró una cueva en su camino, cayó dentro partiendo la estructura de la máquina. Pero el auténtico problema fue el derrame del combustible que provocó eso.

—La cueva era donde se encontraba el kupai de este planeta. —deduje. Era así siempre. Los árboles parecían germinar en un lugar protegido, con calor, algo de luz y un flujo de agua que ayudaba a su crecimiento. Algunas de esas cuevas acababan colapsando con el tiempo, pero el árbol persistía.

—Correcto. El barrenador me dijo que vio luz en el árbol, una luz azulada. Pero al poco de empezar a extenderse el vertido de combustible sobre las aguas colindantes al árbol, este empezó a oscurecerse rápidamente, muriendo.

—Y eso era lo que yo estaba investigando, las oscuras tretas de Pholion para explotar planetas bajo la protección de la ley kupai. Había seres humanos en este planeta, un árbol, y aún así, lo mantuvieron oculto al resto de la galaxia para seguir explotando los recursos de walkonita. Para ellos el dinero siempre ha estado por encima de la ley, y como habéis comprobado, también por encima de las personas. —Silenciar a todos los que podían desvelar su secreto, enviándolos a un planeta contaminado, era una buna manera de quitarse de en medio ese problema. Incluso diría que casi poético.

—¿Solo yo pienso que es demasiada coincidencia? —Me giré hacia Kalos, porque no entendía lo que él parecía haber descubierto.

—¿A qué te refieres? —Pregunté.

—¿No es evidente? Un verde tratando de meter la mano en un asunto de los azules. Y qué casualidad, la reina azul acaba de caer en este planeta, convertido en una prisión por una empresa de tipos verdes. —Recordé lo que dijo Nomi sobre un arma ancestral usada por un guerrero verde en el kupai azul, que fue la que hirió a Nydia y a Rider. Alcé la cabeza hacia Kalos, él había visto algo que a mí se me había escapado.

—Demasiadas coincidencias. —Convine con él.

—Un momento, dijiste que la que había llegado con vosotros es una reina blanca, la primera reina blanca con una piedra de ese color. —Inquirió contrariado Emmé.

—No eres el único que tiene historias interesantes. —Miré a Tress al decirlo, y ella sonrió impaciente.

—Seguro que es algo jugoso. Odio estar aquí encerrada sin entrarme de cosas tan suculentas como la que sé que me he perdido. —No se imaginaba la de sucesos transcendentes que habían ocurrido en apenas unos meses. Para una periodista como ella, en busca de la noticia, seguro que habría deseado vivir todo lo que iba a narrarle.

—Nydia es heredera de sangre de Amon Pumisse, por lo que fue coronada como reina Azul. —Expliqué de forma concisa. Tampoco era importe que ellos conociesen toda la historia.

El clan del viento - Estrella Errante 3Where stories live. Discover now