Capítulo XXXI

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Agatha

Hubo un tiempo en el que fui religiosa, tal vez no era la más religiosa, pero creía en un ser divino que cuidaba de mí y de mi familia, hasta que lo entendí, nadie cuidaría de mí además de mi misma y mi madre, así que deje de creer.

En su lugar, las expresiones que cotidianamente usaba como Dios mío, Oh Dios, etcétera fueron sustituidas en mi vocabulario por mis superhéroes favoritos, como Santo Spider-Man¸ Oh mi Batman, y palabras que según mi mamá si algún creyente me escuchaba seguro me tildaría de irrespetuosa, honestamente jamás le hice caso.

Pero entonces apareció Alex y todo se puso raro, intenso y a mi parecer bastante divino, y al parecer tenía razón, pero no era divino por lo bello que era para mí, o por su forma de ser, al parecer era divino porque aquel hombre que había llegado a amar en tan poco tiempo era un ser que por tantos años muchos veneraban, otros temían y algunos pocos, como yo, ni siquiera creíamos que existiera.

-Agatha- Mi nombre era el mismo, su voz era la misma, pero ¿seguía siendo el mismo? ¿yo seguía siendo la misma?

La respiración de las tres personas que me acompañaban en la habitación se mezclaban con la mía, no sabía distinguir quien estaba sollozando, ni quien había dejado de respirar por un momento, probablemente fui yo en ambas ocasiones, o tal vez Lisa, de lo que si estaba segura era de que, quería alejarme, no quería estar en esa habitación.

Mi risa salió sin querer, una risa nerviosa que parecía más bien un sollozo, tal vez fuera eso, no lo sé.

Sentí la mano de alguien sobre mi pierna, no quería mirar quien es, tal vez fue él, no quiero mirarlo, no quiero volver a verlo como hacia un rato, no quería sentir el miedo y la irrealidad que sentí al mirarlo en lo que él llamo el verdadero disfraz.

-Soy yo, ya no me veo... mal- ¿Mal? No, no quería que pensara que se veía mal, aterrador tal vez, pero seguía siendo divino- Mírame, por favor.

Abrí los ojos, aún tenía la vista borrosa, cuando por fin pude enfocar y entendí que no me iba a quedar ciega por haber visto a Alex, su rostro, el rostro que creí conocer era lo único que podía ver.

-Perdón- Fue lo que dijo en cuanto termine de parpadear- Juro que no quería que esto pasara, lo siento tanto.

Busque a Lis con la mirada, al parecer el sollozo que había escuchado antes era de Jake, quien intentaba tomarle la mano a Lisa mientras esta solo lo tenía los ojos cerrados.

Volví a mirar a Alex, sus ojos volvían a ser azules, su cabello volvía a hacer negro, sus pecas estaban en su lugar, pero la imagen de él siendo aquella criatura de aspecto aterrador, con tantas alas y ojos y de aquel color que no puedo ni siquiera describir, no podía dejar de pensar en ello.

-Agatha- La voz de Lisa me distrajo un poco- Me quiero ir de aquí.

Lisa estaba tan pálida que parecía que fuera a vomitar, tenía los ojos completamente rojos como si fuera a llorar, pero no lo hacía, además temblaba muchísimo.

-Vámonos- Atine a decir

Alex se paró de inmediato y yo me puse en postura defensiva inmediatamente, intente cubrir a Lis con mi cuerpo a pesar de que ella era más alta, Alex me miro dolido- No te haré nada- Me dijo susurrando

Intenté relajarme, pero era como si mi instinto de supervivencia estuviera activado y no pudiera apagarlo- Vámonos Lis- Volví a decir

-Agatha por favor, no te vayas- Alex parecía asustado y bastante triste

-No nos podemos quedar, estamos muy asustadas como para hacerlo, podemos decir o hacer algo que hará que todo empeore, necesitamos tiempo- Expliqué

-Quédense en la casa, no manejen alteradas, ambas están temblado demasiado, nosotros iremos a alguna otra parte y cuando quieran hablar solo llámenos- Alex intentó conciliar la situación

-De acuerdo- Lisa acepto

Mi amiga me tomó de la mano y me sacó de la habitación, ambas fuimos a una de las habitaciones más lejanas a la que estaban los chicos, ambas nos sentamos en la cama sin decir nada.

Aun sentía como si mi cuerpo estuviera adormecido, tenía demasiado miedo y mi mente estaba dispersa.

Nunca me había sentido así, sentía que estaba en un nivel de irrealidad que me estaba dando dolor de cabeza intentando encontrarle sentido, me sentía mareada y mis ojos ardían, y no sabía si se debía a que acababa de ver un ángel o que estaba intentando no llorar más.

-Vámonos- Lisa me estaba mirando, el terror que yo sentía estaba reflejado también en su cara- No puedo estar en el mismo lugar que ellos.

Asentí, no podía negar que yo también estaba a punto de orinarme solo del miedo, tenía muchos sentimientos hacia toda la situación, por un lado, amaba mucho a Alex de una manera sorprendente, pero toda la situación angelical me sobrepasaba.

Aun no nos explicaban todo, solo dijeron que debíamos saber que eran en realidad y se transformaron en aquellos especímenes, así que todavía no sabíamos lo que estaba pasando, no del todo. Sin embargo, aun con todo el amor que siento por Alex la situación me estaba asfixiando.

Yo no soy ninguna Bella Swan para enterarme que mi novio es alguna criatura mítica y no asustarme, yo no estoy tan loca.

-Entonces vámonos- Lisa volvió a apretar mi mano y nos levantamos.

Salimos del cuarto intentando ser lo más silenciosas posibles, bajamos las escaleras, estábamos a punto de llegar a la puerta cuando escuchamos pasos, ambas entramos en pánico.

-Escóndete- Le dije susurrando.

Claramente no sirvió de nada mi indicación porque nos quedamos petrificadas.

-Yo sé que parecemos monstruos, pero no lo somos. Si quieren irse no deben de hacerlo a hurtadillas- La voz de Jake era totalmente distinta a lo que estaba acostumbrada, ya no era divertida y cálida, era como si la tristeza se hubiera apoderado de su voz.

Lisa y yo nos quedamos estáticas, no sabíamos que decir o que hacer- Antes de que se fueran me gustaría que nos dejaran explicarnos- Siguió hablando Jake- Solo si quieren.

Jake volvió a subir las escaleras y nosotras nos quedamos ahí, sin movernos- Tal vez sea momento de irnos- Dije

Lisa me soltó la mano y camino a la puerta, la abrió y ambas miramos su auto, era la oportunidad perfecta para irnos y alejarnos de ellos, pero al parecer somos lo bastante valientes (o estúpidas) como para huir.

Lisa cerró la puerta una vez más.

Ambas nos sentamos en los sillones, lo más juntas posible, éramos el soporte de la otra, tome aire y grite- ¡Alex!

Lisa me golpeo el brazo- ¡No grites, me espantaste!

Intente reírme por la reacción, pero los nervios seguían recorriéndome todo el cuerpo así que solo salió un pequeño suspiro divertido.

Alex iba bajando las escaleras con pasos inseguros, y al llegar cerca de nosotras se aseguró de no estar demasiado cerca, miraba el piso y al hablar sonaba muy inseguro- ¿Están listas para hablar?

-Sí, lo estamos.

¿Lo estábamos?

******NOTITA******

Hola, gente bonita. 

Oigan muchas gracias por la paciencia y el apoyo, son los mejores. 

Espero les guste mucho este capitulo, el siguiente es narrado por Alex y ahora si se viene la explicación que todos esperamos. 

Comenten mucho, compartan la historia si así lo quieren. 

Los amo, xoxo. 

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