Capítulo XXVI

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Me desperté sofocada, el calor era insoportable. Alex me tenía abrazada de una forma en la que apenas y podía moverme.

Intente apartarme de su agarre un poco para poder respirar, soltó un quejido adormilado y abrió los ojos de a poco.

-Sigamos durmiendo, por favor- Su voz ronca me hizo saber que estaba más dormido que despierto.

-Solo déjame tomar aire- dije burlona

El me soltó solo un poco y al fin pude refrescarme. Alex siempre estaba muy frio, literalmente tenía una temperatura corporal muy baja, pero pasar toda la noche abrazados hizo que el calor en mi cuerpo fuera inaguantable.

Alex comenzó a jugar sobre mi piel, subiendo y bajando su mano a lo largo de mi abdomen hasta pasar por el valle de mis pechos, cuando paso su dedo por mi cadera recordé que estaba totalmente desnuda y por qué lo estaba.

Sonreí ante los recuerdos que se habían creado en la noche, miré a Alex- Buen día- saludé

-Hola- aún tenía los ojos cerrados y en su cara se dibujó una sonrisa- ¿cómo te encuentras?

-Excelente

Al fin pude contemplar sus ojos azul oscuro. Acarició mi mejilla suavemente- ¿Tú cómo te encuentras? - cuestioné

-No sé expresarlo- dejo de acariciarme y fijó su vista en el techo- El sentimiento de estar contigo es lo mejor que he podido experimentar en mi vida. Como cuando escuchas tu canción favorita por primera vez, así me siento siempre que estoy a tu lado. Pero para describir lo que paso anoche, simplemente no tengo palabras.

Me quedé muda ante sus palabras, lo abracé y bese su mejilla- Fue perfecto- deje un segundo beso en su mejilla.

Estuvimos abrazándonos un rato hasta que el hambre en mi estómago se hizo notar- Sé que quieres descansar, así que bajaré por algo- le informé

Suspiro y negó con la cabeza- Te acompañaré, andando.

Nos levantamos y vestimos con el pijama que no usamos la noche anterior.

La casa estaba en silencio. Nadie se había despertado aún, en el comedor se encontraba un reloj, me sorprendí por lo temprano que era.

--Dormimos muy poco- Comente—Apenas serán las ocho

--Si no fuera porque tienes hambre hubiéramos dormido hasta las dos de la tarde- Puso los ojos en blanco

Prepare un omelet para cada uno y un poco de café, Alex preparo los platos y la mesa, unos minutos después nos sentamos a disfrutar el desayuno.

Charlamos durante todo el tiempo que estuvimos en la mesa, ambos sin dejar de sonreír.

Una punzada en mi pecho hizo que mi sonrisa se congelara, sentí un escalofrió y sentí como el color abandono mi rostro.

--¿Qué pasa? - Inquirió Alex, tocando mi mejilla, su tacto frio hizo que reaccionara.

--Sentí como...- En realidad ni siquiera sabía que fue lo que sentí- Olvídalo, no fue nada.

--No te creo, estas pálida.

--Tienes razón, solo que no sé qué fue. Llamaré a mi madre.

Me levanté lo más rápido que pude y corrí escaleras arriba en busca de mi celular. Tenía una sensación de ansiedad, algo me decía que tenía que checar como estaba mi familia.

--Hola cariño, ¿Qué tal todo?

--Bien mami- Suspire tranquila- ¿Qué tal todo por allá?

El sentimiento no desaparecía.

HIM -EN EDICIÓN- Where stories live. Discover now