Me extrañabas cuando venías a verme y las flores podían observarte, cuando el sonido es tan bajo y los oídos están por todas partes, decías tanta mierda que prefería no escucharte, imaginaba que no estaba ahí, pero estaba sentada justo en frente de ti, donde mi nombre puede apreciarse, donde todos se detienen y siguen pensando que veintiún años tal vez fueron muy pocos, maldita sea.
Siempre que te vas, prefiero pensar que nunca viniste, pero antes de marcharte te acercas lo suficiente, dándome un regalo que no te pedí, no pongas más flores sobre mi cabello, los muertos no pueden olerlas.
La habitación se volvía cada vez más pequeña, pero sabías recostarte en la cama dejando libre el espacio en el que solía dormir, cuando otra chica no lo estaba ocupando.
Me extrañabas cuando venías a verme, sólo cuando venías a verme.
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Los poetas malditos nunca mueren IV
PoetryLos poemas que te escribí son aquellas razones por las que viví, ahora que he escrito suficientes, me pregunto si algún día los leerás para mí...
