Las luces vienen, las luces se van, es triste saber que ahora no puedo detenerlas, veo a las aves pasear sobre mi cabeza y a las mariposas llorando porque ya no pueden escucharme.
Los pasos se escuchan cada vez más fuertes, las huellas se marcan cada vez más profundo, escuchando disculpas que ya no puedo perdonar. Ahora que las nubes lloran y no tengo una sombrilla conmigo, no me preocupo por como se arruinará mi cabello o si mis pensamientos llegarán a ahogarse por su culpa, dejé de preocuparme por estupideces que ya no siento, las que ya olvidé.
Solía preocuparme por mi vida a los 30, a los 40, a los 72, lo único que pienso ahora es que ya no tengo que pagar la renta porque cambié mi dirección y me perdí en algún lugar del mundo en el que nadie podrá volver a verme, porque ya no vivo, porque ya no vivo ahí.
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Los poetas malditos nunca mueren IV
ПоезіяLos poemas que te escribí son aquellas razones por las que viví, ahora que he escrito suficientes, me pregunto si algún día los leerás para mí...
