Anexo 3: Champán

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JAKE

—¿Cuánto llevas sin conducir? 

—Desde que me atraparon… 

—Qué bien… si no muero a manos de Rainbow, lo haré por ti —Erica guiñó un ojo dejando claro que era una broma y solté una carcajada, era la única que conseguía hacerme reír de esa forma. 

Erica se calló y se quedó pensativa cuando vio que no estábamos yendo al Aurora pero no dijo nada. Me encargué de memorizar el camino, ya que era una sorpresa y si me perdía, ésta quedaría arruinada. 

A la izquierda apareció el oxidado letrero del motel de Duskwood y la castaña frunció el ceño al ver el restaurante de comida china justo en frente. 

—¿¡Estabas en Duskwood!? 

Erica no se había percatado hasta este momento, me hacía cierta gracia que no haya caído en todos estos meses que llevaba viviendo en el pueblo. 

Solo pude soltar una risita y traté de concentrarme para aparcar el coche, había perdido la práctica. Ella no dejó de mirarme esperando una respuesta. 

—¿Qué habrías hecho de ser así? —Sin darle tiempo a contestar, bajé del coche y di la vuelta para abrir la puerta del copiloto y ayudarla a salir. 

—Habría ido corriendo a buscarte —Erica tomó mi mano y salió del coche. 

Cuando dijo eso tuve que apartar la mirada, estaba avergonzado: me había encantado su comentario. 

Ahora, una vez superada la primera impresión, la abracé por los hombros para acompañarla hasta la entrada del restaurante.  Por fin pude atreverme. Un dulce aroma llegó a mi nariz, era su perfume, lo podría reconocer en cualquier parte. 

Nuevamente la torpeza se apoderó de mí y lo de apartar la silla para que se sentara me salió algo mal. En las películas parece más fácil… Pero ella sonrió y eso me ayudó a calmarme. 

Sin embargo, Erica se veía ansiosa. Después de que el camarero nos dejara las cartas le pregunté:

—¿No estás cómoda? 

—No es eso… —Erica le echó un vistazo rápido a la carta. 

—¿Temes llegar tarde a la fiesta? —negó con la cabeza y eso me hizo sentir mejor, al menos no estaba ansiosa por ver a Phil, ya que hasta una persona como yo es capaz de intuir que hay algo entre ambos…— ¿Es por el FBI? —Erica asintió algo temerosa—. Tranquila, tengo su permiso. 

—¿Entonces por qué me metía tanta prisa James? —su tono reflejaba indignación. 

—Ya sabes cómo es, le gusta fastidiar… 

Tras saber que no me metía problemas se quedó más tranquila. No podía contener las ganas de sonreír, que alguien se preocupara por mí de esta forma era algo nuevo. Además tenía a la chica que amo justo en frente, captando las miradas curiosas de la gente, imagino que dedicaron su tiempo a juzgar y a preguntarse cómo una chica así estaba con un tío como yo, pero no me importaba lo más mínimo. Hoy, después de meses, cumplí mi promesa de tener una cita en el restaurante de comida china.

La cena transcurrió de forma amena y agradable, gracias a Erica, por supuesto. A mí lo de hablar sobre banalidades no se me da demasiado bien… Éste momento no era para hablar del caso, ni mucho menos aumentar su preocupación. Mi mayor deseo era que recordara esta cita y esperaba que fuera la primera de muchas otras. 

Casi al acabar pedí dos copas de champán, bajo la atenta mirada de Erica que arqueó una de sus cejas en vez de preguntarme. 

—Es cierto que no suelo beber —decidí responder—, pero hoy es una ocasión especial —me cambio de silla, para estar a su lado y no alzar tanto la voz.

—¿Por qué brindamos? —En sus ojos había una chispa de emoción, esto me dejó claro que ella no veía esta cena como una celebración de cumpleaños, sino como algo más. 

—Por las dulces casualidades —choco su copa con la mía—. Nunca dejo nada al azar, pero esta vez me alegro mucho de haberlo hecho —lo digo susurrando, quiero que Erica tenga todos sus sentidos puestos en este momento. 

Noto como las mejillas de Erica empezaron a adquirir un color rosado, pero no apartó la cara, sino que sigue mirándome risueña. Apenas toma un sorbo de champán, me acerco para besarla, ella gime bajito, parece que no se lo esperaba. Después relamo mis labios y, pese a la acidez del champán, su boca siempre me sabe dulce.  

En este momento, mi única realidad es ella. Su olor me invade y mis ojos solo enfocan su mirada, me tiene hechizado. Ni me entero cuando viene el camarero a preguntar si está todo bien, que si necesitamos algo más… ¿Por qué todo el mundo nos interrumpe? Erica le responde, pero yo solo puedo fijarme en sus labios moverse. Sigo un impulso y la beso, tan siquiera sé si él sigue aquí. Me da igual. Sé que se acerca el fin de nuestra cita y no quiero, ojalá poseer una máquina del tiempo para detenerlo ahora ¿No es tan descabellado, verdad? 

Sigo besándola, tirando de ella hacia mí con la mano que tengo puesta en su nuca. Erica gime en mi boca y eso solo me enciende más. 

—Ja-Jake… —Está jadeando. Sí, le he robado el aire, pero en este momento quiero todo de ella. Ella posa sus manos en mi pecho para apartarme un poco—. Nos está mirando todo el restaurante… 

Veo cómo se avergüenza y aparta la mirada. Se me escapa una risa en un tono bajo y voy separandome poco a poco de ella. 

—Lo siento, me gustas mucho —Erica se queda con la boca abierta. Es cierto que es la primera vez que se lo digo de una forma tan directa. 

El camarero deja una caja con un ticket y, tras suspirar, saco la tarjeta y espero a que venga con el datáfono. Estoy empezando a creer que todo el mundo se ha aliado para interrumpir mis momentos a solas con Erica, que por cierto, me está mirando con atención.

—Dije que te invitaba yo ¿No? 

—No es eso, creía que los forajidos no usaban tarjeta de crédito —solté una carcajada, esta noche me he reído más que en estos dos últimos años. 

—Bueno, ahora no me tengo que ocultar… Pero sí que es cierto que son fáciles de rastrear. 

Seguimos conversando y riendo un rato más hasta que decidimos salir del restaurante para ir a la fiesta, me lo estaba pasando tan bien que apenas he tenido tiempo para mentalizarme. 

Antes de subir al coche, Erica rodea mi cuello con sus brazos y me besa. Me gusta esta novedad, hasta ahora siempre los he iniciado yo. Ella sonreía con todo su cuerpo, lo sentía. 

—Necesitaba tomar fuerzas antes de la fiesta —Reí por su comentario y la volví a besar. A pesar de que dijo eso, era ella la que me estaba pasando su gran fortaleza con ese gesto. 


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Hoy os traigo un capítulo cortito, pero espero que os guste :3

Esta semana actualizaré con el capitulo de la fiesta 🔥🔥🔥

Nos leemos pronto

Duskwood: Rainbow case.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora