Capítulo 5: Directo al corazón

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JAKE

Mientras miraba el móvil para orientarme, dudé en si debía enviarle un mensaje a Erica. Solo quería decirle que había logrado salir de la mina y que no se preocupara, que la iba a contactar más tarde.

No sé en qué momento lo había hecho, pero ya tenía abierto el chat de Erica. Entonces leí su último mensaje <<yo también te amo>>. Leer aquello me hacía inmensamente feliz.

Jamás había sentido esto por nadie. Mentiría si dijera que no he estado con otras chicas pero nada se podía comparar con lo que sentía por ella. Erica me fascinaba, no podría describirlo de otra forma. Ella se había convertido en mi mundo.

<<Por favor, que cursilerías estás pensando, Jake>>. Me sonrojé con mis propios pensamientos, pero es que era verdad, había intentado lucharlo pero era incapaz: Erica me ganó por completo.

Volví mirar a mi alrededor, tratando de orientarme. Si seguía caminando dos kilómetros por el bosque en dirección sur llegaría a la carretera que conducía al pueblo cercano.

Ya había logrado completar la mitad de mi huida. Podía conseguirlo.

No negaré que estaba un poco paranoico, pues el bosque estaba muy silencioso. Demasiado silencioso.

Miré varias veces a mi alrededor, cualquier sonido hacia que me alarmara. <<Ya solo me queda un kilómetro hasta la carretera>>. Me dije a mi mismo mientras pensaba en la ducha bien caliente que me iba a dar cuando llegase al motel.

-¡ALTO, FBI!

-¡Mierda! -Se me escapó.

Estaba tan cerca... Por mi mente pasaron un montón de situaciones, como si se trataran de piezas en un tablero de ajedrez.

-Jake Donfort, está rodeado. Deje las armas en el suelo y ponga las manos sobre la cabeza.

Barajé las dos opciones que mejor resultado me podrían dar. Sería muy kamikaze pero tenía que intentarlo.
<<Tengo que cumplir mi promesa>>, mi voz fue un susurro.

Me disponía a ponerla en práctica cuando vi un punto rojo que pasaba por mi pecho.

-Joder, que no soy un terrorista.

-¡Cállese! Y tire las armas.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

¡MIERDA!

No podía hacer nada. Estaba perdido.

Dejé la pistola en el suelo y levanté las manos sobre la cabeza.

Poco a poco un federal se acercaba a mí con cautela. El láser rojo no desaparecía, apuntaba directo al corazón. No quería morir, pero pasarme el resto de mi vida en una cárcel era otra forma de morir.

Sería como estar muerto en vida. Tengo miedo...

¡Cielo Santo! Ojalá haberla visto aunque sea solo una vez...

-Jake Donfort, tiene derecho a guardar silencio. Todo lo...

Ya no escuchaba. Solo miraba a la luna mientras el federal me esposaba.

Estaba a punto de llorar...

***

Tras subir al furgón, me dejaron en lo que parecían unas dependencias del FBI.

Cuando llegamos entramos a una sala que era de color blanco inmaculado. Me quitaron todas mis pertenencias personales y me pidieron que me desnudara.

Al poco rato vino un paramédico que me iba a hacer un examen físico, imagino que para buscar si llevaba algo escondido en mi interior. Mientras aquel hombre me palpaba, el federal que estaba dentro, vigilando la puerta, hizo una sonrisa macabra. Lo estaba disfrutando al parecer.

Duskwood: Rainbow case.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant