Capítulo 12: Deseo

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PHIL

Erica estaba en medio de mi salón cabizbaja y con la mirada perdida. Tenía los ojos manchados por el maquillaje humedecido y su pelo mojado hacia que pequeñas gotas de agua recorrieran su cara. Cualquier chica se avergonzaría de lucir así pero ella me miró con esos ojos color avellana que brillaban bajo la tenue luz de la habitación.

Sentí que la estaba mirando demasiado, aunque era ella la que había llamado a mi puerta, la que estaba en mi salón, la que había acudido a mí... Creo que tenía derecho a fijarme en ella y en hacerle preguntas.

Aun así bajé la mirada algo avergonzado por mis pensamientos y fue aún peor. Aquel vestido de gasa empapado que llevaba hacía que se apegara a su atractiva figura. Incluso se le transparentaba la ropa interior y ¡Jo-der! Toda ella me estaba gustando mucho, demasiado...

Aunque ya me había fijado en ella.

Al principio, cuando la conocí en casa de Jessy, me pareció una chica guapa pero bastante normal. Sin embargo, gracias a Erica estaba fuera de prisión, así que sentía que debía portarme bien con ella, de ahí que hiciera la fiesta en su honor. Ésa era mi forma de agradecer su ayuda.

Acudió al bar ese día con un vestido negro, sencillo pero bonito, y unos tacones altos del mismo color. Cuando se estaba acercando a la barra no pude evitar sonreí al verla, ya que me hizo gracia que acudiera tan discreta a una fiesta en su honor. Eso me dejaba claro que a Erica no le gustaba destacar.

Aquel día la conocí un poco mejor y congeniamos bastante bien. Además, teníamos un gusto similar en cuanto a música, cosa agradable pues ese día le dejé escoger las canciones que sonaban en mi bar. Pero lo que más me gustó fue su perfume, al inicio me pareció dulce, como a ciruela, pero al rato me dejaba una sensación algo cítrica; sentía que pegaba con su carácter y personalidad. Al final de la noche no quería despegarme de ella...

Me fui del salón alejando esos pensamientos de mi cabeza, quizá sí era el lugar pero no el momento más adecuado para las ideas lascivas que estaban atormentado mi mente.

Rápidamente tomé algunas cosas de mi habitación, regresé y la tomé de la mano para acompañarla al baño.

-Aquí tienes toallas limpias -y acto seguido abrí el grifo de la ducha-. También te he dejado algo para ponerte después.

Erica solo asintió y me fui del baño cerrando la puerta con cuidado, temía que cualquier ruido fuerte la pudiera asustar.

El teléfono no paraba de vibrar, seguramente sea una lluvia de mensajes por parte de Jessy, solo ella tenía ese poder de spam. Escribía terriblemente rápido.

Me senté y cogí el tabaco que tenía en la pequeña mesa que estaba al lado de la cocina, como si el humo del cigarro pudiera ayudarme a aclarar mi mente. Normalmente lo hacía, pero no hoy. Además tenía demasiadas preguntas y no sabía cómo hacerlas, ya que no quería confundirla más.

Escuché el sonido del secador y me tensé. Ella iba a salir pronto.

Aún tuve que esperar unos quince o veinte minutos, que se me hicieron jodidamente eternos, para ver a la chica salir descalza, en su cara había algo de miedo mezclado con confusión y un bulto entre sus brazos.

-¿D-dónde puedo dejar esto? -estaba avergonzada, pero agradecía que por fin salieran palabras de su dulce boca... ¡No me jodas Phil! No es el momento.

-Trae, lo pondré en la secadora -me acerqué a ella para coger el vestido y... ¡joder! Huele endemoniadamente bien ¿Cómo es posible si ha usado los mismos productos que yo utilizo? Y aún tiene cierto aroma de su perfume...-. Cuando en Duskwood hay una tormenta así nunca se sabe en qué momento se irá la luz.

Duskwood: Rainbow case.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon