Capítulo 18.

4.7K 237 24
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.




— Pero como esta mi mejor amigo más guapo?. -hable tras la pantalla.

— Hasta que te acuerdas de este pobre hombre.

Raúl mi mejor amigo y como un hermano para mí, lo extrañaba demasiado ya quería volver a verlo en persona.

—Eres un llorón, todos los días te mando mensaje.

— Dita, cambiando de tema te quiero decir que yo no me trago el cuento de que Javier se vaya.

— Pero el mismo lo dijo y su mirada era de arrepentimiento.

— Pero tambien fue muy rápido todo Dai, porque te dejo ir tan rápido después de hacer un mega espectáculo?.

Raúl tenía un poco de razón, todo paso muy rápido ni dos semanas se habían cumplido desde que fue a mi casa y que salga al final con que fue un error.

— Tienes un poco de razón Riri pero el se va a ir a Tokio mañana.

— Oh solo te hizo pensar que se iba para que pensaras que ya no te molestaría.

Okey, Raúl ya estaba exagerando demasiado, no creía capaz a Javier de lastimarme o más bien no lo quería aceptar.

— Ya Raúl deja de ver tanta película de acción.

—De todos modos ten cuidado Dita.

—Sip, te aseguro que la tendré.

Aunque Raúl no fue el único que persivio algo extraño, mis hermanos, padre y Izac también tienen ese pensamiento. Tendré que tener cuidado.

— Bueno cambiando de tema, tengo que contarte algo. –se empezó a poner rojo como un tomate, que ternura.

—Cuéntame Riri tomate.

— Bueno te acuerdas de Lucía?

Lucía era una compañera de clase de roboticá la cual Raúl estaba flechado por ella, aunque Lucy también por el.
Ella era muy bonita y con una gran personalidad.

— No me digas que ya son novios? —mi voz sonaba con entusiasmo. Estaba feliz por esos dos.

— Cómo suspiste?

— Riri ustedes dos se aman desde que se vieron era más que obvio.

— Le pregunte ayer y me dijo que sí, no sabes lo feliz que estoy Dita.

— Yo siempre supe que estarían juntos.

Era más que obvio, el amor rondaba entre ellos y TODOS los sabíamos excepto ellos. Eran tan descuidados que se tardaron en darse cuenta.

Hasta a Raúl le brillaban los ojo cada que ella hablaba o la veía. Era muy evidente.

— Oye por cierto, Santiago me contó todo del como le fue en Canadá.

Hasta el último partido.Where stories live. Discover now