Tras la muerte de su madre, Daiana junto a su padre y hermanos deciden dejar su vida en México para poder empezar una nueva en Canadá.
Al mudarse ella le promete a su abuela volver a enamorarse, pero otra parte de ella jura que no se enamoraría de...
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Había llegado el día en el que Santiago se regresaría a México para iniciar su gran aventura.
— Gracias Santi por todo. –dije para abrazarlo.
— Pulga te quiero mucho y cuídate. –dijo dándome un beso en la frente y con una sonrisa en su rostro. –fue una gran anécdota poder ayudarte anoche, sin duda soy team Dazac.
— Team Dazac? –pregunte con una sonrisa en el rostro y las cejas alzadas.
— Si por Daiana y Izac. –dijo riendo.
— Qué te vaya bien en tu viaje y lo disfrutes mucho.
— Gracias pulga, que te vaya también muy bien aquí. –dijo con una voz demasiada sincera.
— Me saludas a todos en México si los ves.
— Por supuesto, te quiero mucho pulga, nos vemos espero que muy pronto, me invitas a tu boda. –dijo para irse ya en dirección a la puerta en la que iba a entrar.
— Yo también te quiero y serás el padrino. –dije moviendo mi mano en despedida, el solo entro con una gran sonrisa en su rostro.
Y con eso Izac se había marchado, en tan pocos días pude ver y sentir muchas cosas que nunca me habían pasado antes.
Estaba totalmente agradecida con Santiago y su venida. Es el mejor ex novio y ahora amigo que puedo tener.
Es un amor de persona y demostró lo mucho que me quiere.
El que mi ex novio haga que me reconcilie con el que me gusta, es algo que nunca se ve.
Esperó verlo muy pronto.
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Ya había regresado a casa, era domingo así que todos mis hermanos se encontraban en casa.
— Ya se fue Santiago?. –pregunto Dylan.
— Ya, lo fui a dejar al aeropuerto.
— Qué bueno que se fue ya, no me gusta lidiar con tus pretendientes. –dijo Donovan.
— Ustedes se enojan con todo hombre que me hable.
El timbre sonó y todo me vieron para que fuera abrir.
Una vez que abrí se encontraba Javier en ella, era la última persona la cual quería ver. Fue un completo idiota anoche y semana atrás.
— Qué haces aquí?. –dije con voz seca.
— No piensas darme una maldita explicación de lo de ayer?. –dijo muy enojado.
— Ayer te la di y no pienso dártela, no somos nada.
Era verdad, no somos nada y el me trataba como de su propiedad.
— Si que eres una zorra. –dijo enojado y con una sonrisa en su rostro.
