Never stop running

32

{ Alexander }

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- Narrador omnisciente -

El verducho miró a Newt, quien apartó la mirada al darse cuenta de aquello. Ladeó la cabeza y miró el brazalete del chico, deteniéndose en la pantalla de este. En cuanto dió un paso las miradas fueron a él de inmediato.

Este los ignoró y se acercó a Newt, quien frunció el ceño al verlo acercarse a él.

— ¿Qué crees que haces? —Newt habló, alejándose del chico, pero este agarró su muñeca después de rodar los ojos—. ¡Hey! ¿Qué estás haciendo?

No contestó. Miró la pantalla del brazalete de Newt y apretó a uno de los botones, escuchando la exclamación del rubio en contra de eso.

Pero todos se callaron al escuchar la voz del brazalete de Thomas.

— Extracción de sangre denegada... Extracción de sangre denegada...

Thomas abrió del todo los ojos al notar como ya no tenía ningún dolor en el cuerpo y le había dejado de salir sangre de inmediato.

Todos miraron al nuevo, quien dejó la muñeca de Newt y miró a Gally, Thomas y Minho. Este último lo miró incrédulo cuando vio que Thomas estaba mucho mejor.

— Gracias —musitó el asiático, dándole una rápida mirada para volver a mirar a Thomas.

Newt miró al nuevo, confundido y sorprendido.

— Ya está, estás bien, Thomas —Gally habló, mientras el nombrado le daba un pequeño asentimiento con la cabeza y cerraba los ojos para apoyar su frente con la de Minho.

— ¿Cómo has sabido...? —Newt preguntó, ahora mirando directamente al castaño, quien le devolvió la mirada—. ¿Cómo has sabido que ese botón ayudaría a Thomas?

La acción que el nuevo había hecho ya empezaba a preocupar a Newt.

— ¿No te has dado cuenta? —el verducho habló, y un escalofrío recorrió la espalda del rubio—. Ponía "denegar extracción de sangre".

¿Por qué Newt sentía que el verducho mentía? Solo miró como el castaño había ladeado la cabeza y ahora lo estaba mirando fijamente. Newt tragó saliva ante aquella mirada, era como si aquellos profundos ojos azules le estuvieran leyendo el alma.

— Alexander. —murmuró Newt, mirándolo con los ojos bien abiertos cuando aquel nombre se escuchó en su cabeza.

El nombrado enderezó el cuello, entreabriendo los labios. Ni siquiera se inmutó cuando dijo su nombre, lo que le daba la sospecha a Newt de que ya lo sabía pero no lo había dicho.

— ¿Si? —fue lo único que dijo, haciendo que muchos lo miraran sorprendidos.

— Acompáñame, ahora. —Newt bramó, agarrando el brazo del chico con prisa.

Varios intentaron frenar a Newt, pero él solo se hizo paso entre los chicos y caminó hasta estar detrás de la cabaña de la Sala del Consejo. Lo estampó contra la madera y lo acorraló, mirándolo enfadado y confundido.

— ¿Quién mierda eres? —espetó, a lo que el castaño lo miró asustado y confundido.

— ¿Qué? ¿De qué hablas? —lo miró de arriba a bajo, incrédulo, apoyando las manos en la madera.

— Sabes tu nombre, sabes lo que había que hacer para ayudar a Thomas. ¿Hay algo más que sepas? ¿Hay algo que deba saber? —musitó, intimidando aún más al castaño.