Una semana digna de reyes

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En el fondo era mi hermano, se supone que tengo que cuidar de él y apoyarlo, pero si él no hace eso por mí ¿por qué debería de hacerlo yo por él?

— No, no han hablado nada delante de mí.

— Seguro que no se fían de ti, para que después les llames amigos —a Harry le caían mal, a mí también me caían mal, hasta que por fin los conocí.

— En cierto modo... —me interrumpió y puse los ojos en blanco

— Amelia yo solo intento protegerte y buscar lo mejor para ti ¿Lo entiendes verdad?

— Sí —suspiré.

Llegamos al restaurante más ostentoso que había en la zona y el camarero nos llevó hasta nuestra mesa, el sitio tenía una decoración antigua. Lleno de cosas de siglos pasados y con cuadros de arte.

¡Mierda!

Dos mesas más lejos que nosotros estaban Leonor, Mark, Josh, Addie y una chica que no conocía, parecían tranquilos, estaban hablando animadamente esperando por su comida. Ninguno se había dado cuenta de mi presencia.

Ninguno excepto Mark, él me había puesto los ojos encima desde que me había visto llegar al lugar. Después de unos pocos minutos llegaron Andrew, Eduard y Rowina King.

Andrew se sentó a mi lado, se acercó y me besó en la mejilla, me separé de él lo más rápido que pude. Me dio asco ese momento y me surgió la necesidad de restregarme la servilleta en mi mejilla. Tenía una vista directa a Mark que acababa de apretar el puño y la chica que también observaba su mano cerrada le empezó a hablar. Mark desvió su atención a la conversación de su mesa por un momento.

— Amelia, ¿tú qué opinas? —Rowina me había estado hablando y yo no le había hecho ni un mínimo de caso.

— Perdón no estaba escuchando —Eduard siempre estaba hablando por el móvil, organizando cosas, haciendo negocios, era igual que mi padre.

— Había puesto en cuestión lo horripilante que es este restaurante —me explicó como si me importase lo más mínimo sobre lo que hablaba.

— A mí me parece que está bien.

— Tonterías querida.

— Mamá, deja ya a Mel —antes Andrew me solía llamar Mel como apodo cariñoso, se fue perdiendo con el tiempo, menos mal.

— Cariño si va a ser parte de nuestra familia va a tener que pensar, opinar y comportarse como una dama.

— Rowina le puedo asegurar que mi hermana ya es una dama —agarré mi copa de vino y le di un sorbo largo ignorando la conversación de mi alrededor.

Los ojos se me iban a Mark y como dejaba que aquella chica estuviera tocando su mano con cariño. Comí en silencio, mirándole de vez en cuando, al igual que él a mí. Cuando fue el camarero a preguntar por su postre, Leonor se fue de la mesa para atender una llamada. Se dio cuenta de mi presencia y me saludó con la cabeza, así que le devolví el saludo. Al irse, la chica apoyó su cabeza en el hombro de Mark y él se revolvió incómodo en la silla y aun así la chica no se apartó. Me sentía sustituida al ver cómo se reían los demás con ella ¿Hacían eso conmigo también?

Andrew me pasó el brazo por encima de los hombres acercándome más a él y lo aparté bruscamente, Mark estaba enfadado ahora mismo. Entonces Addie y Josh se giraron y se dieron cuenta también de que estaba ahí y se giraron para saludarme.

— Amelia no saludes a esos pordioseros —me regañó la madre de Andrew.

— Son de Goldenwheels.

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