La ruptura

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 — Amelia, ¡eres demasiado lenta!

— ¡Llevamos haciendo esto durante media hora! —inhale aire exhausta.

— Es bueno para la salud —Mark fue una buena persona y se paró para esperarme, puse las manos en mis rodillas y levanté la cabeza para verle.

— ¿Cómo es que vas a correr todas las mañanas, no descansas o cómo? —Mark soltó una risa.

— La costumbre, Jolie —no podía más con mi pobre alma.

— Llegamos a Londres por la noche, ¿qué tan necesario era estar corriendo un lunes a las diez de la mañana?

— Fuiste tú la que quiso dormir conmigo, en mi casa, en mi cama, soy una persona madrugadora —lo peor de todo es que iba a correr todas las mañanas, yo iría con gusto también, pero justo hoy no —me ofreció la mano.

— Recuérdame que no lo vuelva a hacer —la acepté y me puse de pie.

— Sabes que no lo haré.

— Lo sé, pero no vuelvo a venir a correr contigo —había un ambiente movido en la ciudad, se notaba que las calles estaban llenas de gente.

— ¿Al final Addie y tú no vais a venir a Bahréin?

El viaje después de todo nos coincidía la semana de la carrera para ser exactos de martes a sábado.

— Te veré desde una tele en Rusia Markie, no te preocupes.

— Echaré de menos despertarme a tu lado en un hotel de cualquier parte del mundo.

— Idiota romántico —puso los ojos en blanco y comenzó a correr dejándome atrás.

— ¡¿ESTÁS DE BROMA?! —le grité.

— ¡¡MUEVE ESE CULO PERFECTO, QUE A ESTE PASO NO LLEGAMOS HOY A CASA!! —me respondió él.

— ¡¡¿ SABES QUE SI CRUZO LA CALLE ESTOY ALLÍ, VERDAD?!! —se había alejado bastante ya.

— ¡¡LE ESTÁS QUITANDO LA GRACIA AL ASUNTO!! —se había alejado lo suficiente como para que me costara pillarle y eché a correr, cuando lo alcancé bajó su ritmo para que fuéramos juntos.

Después de una hora sudando llegamos a su casa y nos dimos una ducha. Lo único bueno de salir a correr fue llegar a casa, paso más tiempo aquí que en el piso de abajo.

— Creo que vienen Addie y Josh a comer —me avisó Mark bajando las escaleras.

Yo estaba sentada en el sofá con París durmiendo al lado. Me preguntaba con quién se quedaría París mientras nosotros no estuviéramos, porque la dejábamos en casa de su tía, pero ella también iba a las carreras.

— Se queda con el novio de mi tía —dijo Mark casi leyéndome la mente.

— No tenía ni idea de que tu tía tuviera novio.

— Siempre está en su casa trabajando, lleva no sé qué cosas de una empresa.

— Eso no me lo esperaba.

— Voy a suponer que no hay nada comestible —Mark fue hasta la cocina, era prácticamente igual que la mía.

A diferencia de mí casa Mark tenía poca decoración, bueno y el detalle de que había tonos negros en las paredes, mientras que las mías eran blancas y grises.

— No, no hay nada comestible —el nutricionista de Mark le traía la comida y la cena todos los días y cuando no lo hacía es porque se la daban directamente en la cafetería de Goldenwheels.

Línea de salida ✓ [Editando]Where stories live. Discover now