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La gala

La gala estaba siendo divertida dentro de lo que cabe, había artistas por todos lados y me encantaban los trucos que hacían algunos con fuego, había malabaristas e incluso pintores que te hacían un retrato si se lo pedías. Los Golden sabían de maravilla como organizar un evento, eso era innegable.

De hecho, debía de haber algún tema específico para el vestuario porque las decoraciones eran claramente de un estilo francés antiguo, hasta la gente tenía detalles incorporados de esa temática en la ropa, en mi caso eran unos pequeños detalles en la cintura que separaban la parte holgada y la ceñida de mi vestido.

— ¿Has probado los canapés? —preguntó Florence a mi lado con la boca llena.

— Son los mismos que todos los años —agarré uno de la bandeja que los camareros ofrecían, me lo metí a la boca y efectivamente seguían contratando el mismo catering.

— ¿Puedo pedirles que me den un túper? —preguntó Florence y solté una carcajada por su comentario.

— Si te dejan, comparte.

— La comida es sagrada Amelia.

Estábamos sentadas en una de las mesas que estaban perfectamente decoradas y con un centro de mesa precioso, pero lo mejor de la mesa es que tenía a Mark en mi campo de visión y más de una vez nuestras miradas habían coincidido.

— No me puedo creer que hayan invitado a esa antes que a mí —se quejó Florence, alguien seguía enfadada con Meredith por lo que se veía. Estaba sentada al lado de Mark y llevaba un vestido negro bastante bonito.

— Habrá venido de acompañante de alguien de su mesa —me encogí de hombros, lo más probable es que Mark le hubiese elegido como acompañante, Addie estaría invitada también por la influencia de su familia en el arte actual, Josh también lo estaría seguramente y por lo visto no llevaba muletas, Sebastián en cambio lo dudaba. Y por último en su mesa también estaban Leonor y su novio.

— Quiero pensar que la invitó Addie y no Mark.

— No es para tanto Flor, Mark se acercó mucho a mí por la mañana.

— ¿Y yo por qué no sabía eso? —dejó de lado su canapé—, quiero detalles.

— Pues fui a buscar mi McLaren porque me pidió que lo hiciera y después se ofreció a llevarme a la universidad.

— ¿Hubo roce en algún momento? ¿Un beso? ¿Un abrazo?

— Esto parece un interrogatorio —le dije divertida

— ¿Hubo o no?

— Solo me dio un beso en la mejilla para despedirse, no fue nada.

Sonrió complacida, hasta que se quedó mirando a algo a alguien que debía de estar detrás de mí.

—¿Me concedes un baile? —me preguntó un chico que se acercó a mi mesa, era mono y tenía acento francés, pero mucho más marcado que el de Mark. Miré a Florence que me hacía señas para que le dijera que sí y me levanté para irme a la pista de baile con él.

— Pensaba que preferías a Mark —le susurré antes de seguir al chico.

— Y lo hago, pero eso no significa que puedas bailar con otras personas.

— Ya sé que puedo bailar con quien me dé la gana, pero ahora mismo me gustaba estar hablando contigo.

— Se lo que me hago, ve que te está esperando.

Bailé una canción con el chico que estaba siendo demasiado majo conmigo, sus bromas dejaban un poco que desear, pero algunas hacían gracia de verdad. Hasta que llegó lo que había decidido que sería nuestro último baile y sus majos se deslizaron ligeramente hacia abajo.