Odio el paintball

7.2K 427 141
                                    


"Ser o no ser" decía Shakespeare ¿Black Racing o Goldenwheels? pensaba yo.

No podía parar de reflexionar sobre mi situación, durante dos noches enteras en las que solo me movía cuando lo necesitaba. Qué equipo elegir era mi cuestión, no quería engañar a la gente que me estaba abriendo sus puertas amablemente, pero tampoco quería decepcionar a mi familia.

Ni siquiera sabía cómo cualificar aún la relación que tenía con la gente de Goldenwheels, lo único que sabía era que tanto mi padre como mi hermano, no me hablaban. Tampoco tenía pinta de que fueran a hacerlo pronto.

Para ser ciertos, mi padre me había metido en Goldenwheels para que les contará todo lo que pasaba por allí, pero no sabía cómo tenía pensado que le contara algo si no me hablaba, tenía entre muy poco y cero sentidos.

Hoy era miércoles, otro gran día más para pasarse en la cama.

Cerca del mediodía vendría Addie a traerme algo. Mientras tanto Mark tenía cambios de humor extraños. Cuando me llevó hasta casa todo iba fenomenal, no nos habíamos dicho ni un solo insulto en la conversación, ni siquiera nos habíamos molestado con cualquier tontería. No nos habíamos visto en dos días y no es que me importe, pero por lo general cuando una persona se queda sin nada se aferra a lo primero que encuentra y me habría gustado que el idiota de mi vecino se hubiera pasado por mi casa.

Sonó el timbre así que salí de mi guarida y fui a abrir la puerta ilusionada esperando que fuese quién yo quería, allí estaba Addie con un paraguas en la mano y una bolsa con comida en la otra. Llevaba puesto un chubasquero rosa que no le debió de cubrir demasiado bien, tenía todo el pelo mojado. El tiempo de Londres era el mayor encanto que poseía la ciudad.

— ¿Por qué sigues en pijama? —inquirió Addie quitándose el chubasquero y dejándolo en un perchero que había por la entrada

— ¿Por qué debería ponerme algo que no fuera un pijama? —contraataque su pregunta con otra.

Me sonrió, seguía sin saber cómo hacía para estar feliz todo el tiempo ¿por qué parecía que Addie vivía en una burbuja donde todo era bonito? ¿Donde podía conseguir yo una?

— ¡¡¡Porque hoy es el día del paintball!!! —chilló emocionada.

El día del paintball... La última vez que fui a la oficina Leonor mencionó algo de eso, no me acordaba de que era hoy.

— ¿Y eso es...?

— La partida anual que hacemos de paintball, todo el equipo se va a un campamento desde el miércoles hasta el fin de semana y...

Llegó un momento donde dejé de escuchar y me quedé absorta en mis pensamientos. Un fin de semana, rodeada de gente que no conozco. Yo no podía ir a ese sitio.

— No voy.

— Es obligatorio ir, Leonor se encarga de que cuadren las agendas de todos los mecánicos, ingenieros, técnicos, publicistas, pilotos... y tú te vienes con nosotros.

Suspiré.

— Es divertido, siempre vamos en bus cantando canciones jugando a juegos, nos lo pasamos genial —me miró y en su cara se podía leer perfectamente que me estaba rogando que fuera a ese sitio.

— ¿Me estás diciendo que voy a tener que ir en un bus lleno de extraños cantando canciones? —asintió—. No voy a ir.

Nunca me había subido en un bus. Cuando tu padre dirige una empresa de coches carece de sentido hacerlo y aunque hubiese querido, no se dio la ocasión. Ahora era Addie la que suspiraba.

Línea de salida ✓ [Editando]Where stories live. Discover now