El Gran Premio

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El gran día había llegado.

El primer Gran Premio de la temporada era algo muy especial para todos, después de casi cuatro meses las carreras de Fórmula Uno volverían a las pantallas de todos los hogares.

Me encontraba desayunando con mi familia en la cafetería del edificio de Black Racing, y solo estaba ansiosa porque se hiciera ya la hora de la carrera.

— ¿Qué pensáis hacer? —pregunté metiéndome un trozo de fruta en la boca.

— Harry podría hacer algo para frenar a los coches que van detrás de él para que Andrew pueda adelantar más fácil —propuso mi padre.

— Ralentizar a los coches que no nos van a ganar no va a servir de nada —contesté—, hasta puedes hacer que Harry pierda lugares.

Obviamente solo me importaba el puesto de Harry, no el de Andre, él era el segundo piloto y mi hermano iba a tener una preferencia, siempre, para todos.

— Amelia tiene razón —mi "novio" dejó el teléfono a un lado para meterse en la conversación. Me sorprendió que dijera eso. Por la mañana me recriminó que ayer me acercase a hablarle a Mark, y me lo recriminó de muy malas maneras.

— Si le sacan bandera azul por algún motivo podríamos hacer que la ignorara unos segundos, ya lo hemos hecho más veces y eso me ayudaría a ganar tiempo —propuso Harry.

La bandera azul servía para que los pilotos más lentos dejaran pasar a los que les llevaban una vuelta. Me estaba empezando a hartar de esta conversación

— Hagáis lo que hagáis no lastiméis a nadie —me levanté de la mesa y me llevé mi bol de fruta conmigo.

— Peque, nos estás infravalorando. Podemos ganar sin herir a nadie.

— Lo que no quiero es que hagáis alguna tontería como la de ayer —mi padre me miró con disgusto y me acordé de las palabras que había pronunciado el día de la cena—. Yo..., voy a seguir trabajando.

Me fui del comedor, salí al exterior y estaba todo lleno de fans caminando y de prensa. Había más gente de lo normal en las calles del Stars Club. Me metí entre la multitud y se me cayó el bol desperdiciando todo por el suelo.

Mierda. Me había manchado toda la camiseta con el zumo de la fruta.

— Otra vez no —dije para mí misma recordando como Mark me había estropeado una camiseta.

— ¿Necesitas ayuda? —levanté la cara y me encontré con Josh Bauer, el amigo de Mark.

— No gracias, estoy bien —no iba a dejar que él me ayudara otra vez, no lo conocía y eso que me había sacado de la cárcel esa. Mi hermano siempre decía que él era un tío agradable y por algunas de sus entrevistas parecía que era gracioso de verdad. Físicamente era como Mark, menos por su pelo rubio y porque era mucho más alto que él y yo no era baja precisamente.

— ¿Segura? Porque parece que tu camiseta dice todo lo contrario —señaló la mancha de zumo de frutas que adornaba mi ropa.

Sí no fuera de otro equipo seguramente nos habríamos llevado genial, o eso sentía. Papá decía que la gente que no fuera de Black Racing nunca llegarían a ser nuestros amigos, por lo menos no de verdad. Todo eran mentiras, Amaia era amable.

— Gracias por lo del otro día.

— No te preocupes.

— Lo dices como si sacases a gente de la comisaría todos los días.

— Pues era la primera vez, lo juro.

Empecé a andar hacia nuestro edificio de nuevo y el viento frío me caló hasta los huesos, empecé a tiritar un poco y él se quitó su chaqueta naranja con el logo de Goldenwheels y me la puso por los hombros. Me quedé completamente quieta.

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