Decepciones en Portugal

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El vuelo había sido una completa basura, para empezar viaje justo en el medio de los asientos con dos extraños al lado, había niños llorando detrás de mi asiento, me tiré agua por encima de la ropa y la señora que llevaba al lado se quedó dormida en mi hombro, y eso sin mencionar que no pude estirar las piernas en ningún momento.

Estaba llegando al hotel conduciendo uno de los Black RB2 a disposición del equipo, nada más salir del aeropuerto de Faro. Una vez en el hotel, hice el check in y me llevaron la maleta y las bolsas a la habitación.

Se suponía que cuando llegara a mi habitación ya estarían allí mis cosas, fui a pasar la tarjeta por el lector y abrí la puerta. Abrí los ojos como platos del susto, no grité de milagro. Se me soltó el teléfono de la mano cayendo al suelo, mierda, me agaché para recogerlo.

Después de todo lo que me ocurrió hoy , ya ni siquiera me importaba que se me hubiera partido la pantalla en dos, gracias a la nueva raya que tenía en el medio.

¿Qué más me podía pasar hoy?

Abrí la puerta de mi habitación.

— Hola —me dijo el chico que estaba acostado en la cama.

— Hola —me saludó el que estaba a su lado.

— Creo que me he equivocado de habitación. Lo siento.

— Nosotros teníamos entendido que íbamos a compartir la habitación con la hija del jefe.

— Pues a mí el jefe no me dijo lo mismo —solté con una risa nerviosa mientras me sentaba en la tercera cama de la habitación. Me encantará compartir espacio con dos desconocidos.

— ¿Qué pasó entre Andrew King y tú? —me preguntó el que estaba más cerca de mí.

— Me gustaría no hablar de mi vida privada —le dije con todo el respeto que pude.

— ¿Entonces le pusiste los cuernos con el Laurent ese? —dedujo el otro con mi respuesta.

— Si no os importa creo que voy a hablar con Mark y me llevo mis cosas.

— ¿Enserio? Nunca nos han puesto a una chica de compañera, no te vayas.

— Lo siento —no siento nada, ahora mismo estaba de mal humor y me encantaría saber porqué me pusieron en esa habitación, ya sé que mi padre no controla eso pero normalmente nos dan habitaciones individuales y me gusta mucho mi espacio personal.

Bajé en el ascensor con mi maleta hasta la recepción que aún estaba llena con los trabajadores de los equipos que estaban llegando hoy.

— Perdone, tiene que haber un error con mi habitación —el dependiente que estaba serio me prestó atención.

— ¿Me podría decir su nombre?

— Amelia Black —lo tecleó en su ordenador y esperó un rato hasta responderme.

— No hay ningún error —me apoyé en el mostrador.

— La habitación es de tres.

— ¿Usted es de los clientes que vienen por el Gran Premio de Portugal? —pareció no importarle lo último que dije.

— Sí, con Black Racing.

— Black Racing... ¡Aquí está! — exclamó mientras buscaba otra vez en el ordenador, fue lo más parecido a tener algo de vida desde que le había visto.

— Solo hay tres suites reservadas para ese equipo —pues claro que las había y ninguna era para mí. Me conformo con dormir en una habitación normal con tal de que no haya nadie más en ella. No me sentía segura con esos chicos, obviamente no me iba a quedar a dormir allí, antes volvía a dormir con Mark para que siguieran esos bonitos rumores que me dejaban como la mala de una historia que no se debería de estar contando.

Línea de salida ✓ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora