Una semana digna de reyes

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El encierro no solo ocurre en las cárceles y en los institutos. Yo me encontraba sola en el aeropuerto esperando a que llegasen los padres de Andrew, y digo sola porque no consideraba que Andrew me hiciese compañía, estaba atrapada durante lo que quedaba de la semana.

Mi padre no solo me había obligado, o amenazado, a quedarme con ellos, sino que también tendría que estar con Black Racing durante toda la semana para hacer de guía a los mayores socios de la empresa.

Leonor entendía que pasara este Gran Premio con ellos, mi hermano me sugirió que podía decirle que quería pasar esta carrera con mi familia por los viejos tiempos. Aunque Leonor entendiese que la situación era complicada, a Mark no le hacía ninguna gracia que tuviera que estar con Andrew durante todo el fin de semana, y ciertamente a mí tampoco me la hacía.

— ¡¿Cómo está mi campeón?!

— Hola mamá —la saludó antes de abrazarla.

Los señores King eran gente que por fuera gritaban riqueza no solo por la forma en la que vestían, también por cómo se comportaban. Eduard King era un señor de negocios que estaba al teléfono todo el día al mismo tiempo que dirigía la empresa de electricidad más importante del país, mientras que Rowina King se pasaba los días enfocada en su propia compañía de moda y organizando desfiles. Y después, estaba Andrew, un piloto de Fórmula Uno que tenía el asiento comprado.

Cuando fuimos a cenar, me pasé toda la hora enfocada en mi comida y removiendo mi café, cuando fuimos a ver la playa desde lejos, para que nadie se manchase los zapatos, yo me quedé detrás de ellos y cuando fuimos al hotel intenté irme a mi habitación y dar por finalizado mi trabajo.

— ¿Qué tal tu día? —me preguntó Mark que ya no se veía tan enfadado como por la mañana. Había estado corriendo por el circuito y se veía que acababa de llegar hace nada.

— ¿Bien? —le respondí—, por ahora no me han soltado la pregunta que siempre me hace.

— Y esa es...

— ¿Cuándo te vas a casar con Andrew? —imité el acento escocés de Rowina.

— Espero que lo hagas antes conmigo —soltó y me tiré a su lado en la cama.

— Si me lo pides mejor me lo pienso —le contesté de broma.

— Tenemos Las Vegas cerca.

— Entonces solo nos hacen falta dos disfraces de Elvis y un lugar cualquiera, ya encontraremos a alguien por la calle que lleve a cabo la ceremonia.

— Yo me disfracé de Elvis una vez, solo hace falta tu disfraz.

— Dudo que lo metieses en la maleta, así que también te hace falta uno.

— Touché —dijo con una de esas sonrisas características de Mark que tanto me encantaban.

***

Iba a ir con Harry, Andrew y sus padres a un museo que quedaba a media hora del circuito.

Antes íbamos a ir a comer a un restaurante, yo iba en el coche con mi hermano y tendríamos que esperar al resto en el lugar.

— ¿En qué piensas Peque? vas muy concentrada.

— En nada —ni siquiera le miré para responderle.

— ¿No estarás triste por estar con nosotros? —me preguntó de broma.

— No, es solo que se me hace raro después de estar con ellos —Amelia eres una mentirosa.

— ¿Sabes ya algún plan que tengan? —No sabía nada, pero si lo supiera ¿se lo contaría?

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