— ¿Focaccia? — Repitió esforzándose por pronunciarlo de la misma manera.

— Así es — Bruno asintió tranquilamente, sonriéndole para darle confianza. — Se parece mucho a la pizza, pero son diferentes ¿Nunca antes la habías probado? —.

El niño negó. Mientras, el resto de los niños retomaron su almuerzo.

— Tienen muchas cosas en común, pero son diferentes, digamos que la focaccia tarda un poco más en prepararse y le ponemos menos cosas encima que a una pizza, también llena tu estómago mucho más rápido, por eso el día de hoy no tenemos galletas o frutas — Trató de explicarle de la forma más simple y fácil de entender, aunque sabía que el niño era bastante inteligente.

— Ohhh — Soltó Giorno sin querer, genuinamente impresionado. Se fijó mejor en su comida, notando algunas diferencias con la pizza.

Los padres de Giorno solían consentirle mucho, pero también le cuidaban, le permitían comer comida chatarra y comida rápida como pizza y hamburguesas, pero en su mayoría se aseguraban de alimentarle con una dieta saludaba y balanceada. Giorno no había comido tanta pizza en su vida como su primo Josuke, pero la conocía y podía notar unas ligeras diferencias.

— Espero que la disfrutes, Abbacchio comenzó a prepararla desde esta mañana para todos ustedes —.

Los ojos de Giorno se dirigieron al otro cuidador, éste frunció el ceño y desvió la mirada, pero el niño no se sintió mal con ello, estaba completamente fascinado por la nueva información. Aprender cosas nuevas siempre le había encantado, estaba ansioso por llegar a casa y contarles a sus padres que existe un platillo muy similar a la pizza, pero que no es pizza.

— Focaccia — Repitió para sí mismo. Tomó la rebanada que ya había empezado a comer y le dio otro mordisco, esta vez saboreándolo con cuidado. — ¡Está delicioso! —.

Bruno ensanchó su sonrisa hacia Abbacchio, quien solo se cruzó de brazos, pero un ligero rubor en sus mejillas delató que se sentía un poco feliz.

Luego de aquella pequeña charla acerca de la diferencia entre pizza y focaccia, el almuerzo continuó sin contratiempos. Al terminar, los cuidadores comenzaron a recoger todo mientras los niños se lavaban las manos.

Como era la costumbre, luego de despejar las mesas fue el momento de los niños mayores de hacer la tarea.

Mista nuevamente se encontraba asediado por la tarea de matemáticas, en más de una ocasión estuvo por rendirse, pero Abbacchio no lo permitió.

— Vamos, solo te falta un problema más —.

— ¡Ya no quiero! ¡Es muy difícil! — Exclamó Mista recostándose sobre sus apuntes y libro.

Abbacchio soltó un suspiro, le echó una mirada a Fugo quien ya estaba haciendo la tarea de lengua. Se sentía aliviado de que al menos a él no le costara hacer la tarea tanto como a Mista.

— Está bien, tomemos un descanso —.

Mista no lo celebró, se quedó inmóvil sobre sus cosas. Abbacchio sabía que cuando se ponía así, era porque comenzaba a desanimarse en serio y no quería eso.

— ¿A tu madre le gustó su regalo? — Preguntó sabiendo cuál era el tema que lograba hacer sonreír al niño de inmediato.

— ¡Sí! — Por supuesto surtió efecto, Mista se levantó con una enorme sonrisa de emoción. — ¡Le gustó mucho! ¡Estaba muy feliz! —.

Tal reacción causó una sonrisa en el hombre de claros cabellos. Giorno, quien estaba sentado en la otra mesa con Narancia, también sonrió al escucharle, pues después de ver la preocupación y angustia de Mista con respecto al regalo para su madre, se sentía feliz de que todo saliera bien.

Star Kids - Jojo's Bizarre Adventure Where stories live. Discover now