—Hola, Yamato, yo también te extrañé, querido amigo —interfirió despreocupado mi dragón.

—Iliana... —pidió otra vez. Demasiado paciente para ser real—. ¿Te tocó?

—Claro que la toqué —añadió Alhaster, ganándose la mirada asesina de Haru—. La tomé de la mano para guiarla por el bosque, mi pierna rozó la suya cuando nos sentamos a pulir espadas...

—No bromees conmigo, Alhaster...

—Te aseguro que te besaste con la sirena, ¿cierto? —inquirió.

Mi padre posó ambas manos en el mango de su espada con un gruñido

¿Por qué no puedo besarla? Eso es egoísmo.

Jadeé, sin saber si su audacia era la mejor respuesta.

—Te prometo que no hizo nada malo —No estaba mintiendo, sin embargo, algunas veces la evasión podía ser la mejor solución a las cosas—: Además, tú tendrías que estarme contando como te fue con mamá.

Su mirada acusadora casi... casi me dijo que ya sabía lo que ocultaba, pero con un suspiro, solo me atrajo para sentarme a su lado. Un: "Luego me lo agradeces, ahijada", me dijo que Luigi había intervenido en su decisión. Sonreí al gran dragón a mis espaldas y volví la vista a papá. Ahora que lo veía bien, y dejando de lados mis preocupaciones egoístas, parecía haber envejecido un par de años en un día. La mortificación en él era casi palpable y me asustó pensar en que algo le estuviera sucediendo a Eu Sung.

—¿Ella está bien, cierto? —cuestioné en voz baja, sabiendo que quizá la presencia de todos impidiera que me dijera que algo estaba yendo mal.

—Te extraña mucho, Ilora. Eu Sung me dijo que te recordara que eres lo más importante para ella y que, pase lo que pase, confíes en ti. Prometió buscar una forma de comunicarse contigo y... No lo sé, hija... No hay mucho que decir.

Asentí en comprensión y en un acto inconsciente mis brazos rodearon el torso de mi padre, sintiendo el amigable olor a cuero y metal de su armadura. No estaba segura de qué, pero podría jurar que las cosas eran más claras para él de lo que me quiso admitir y sentí la necesidad de mostrarle que lo apoyaba y que podía hablarme cuando creyera que era necesario.

En otras circunstancias, Eu Sung se habría lanzado sobre nosotros, creando un aura de paz y haciéndonos reír. Extrañaba demasiado los momentos que compartíamos los tres.

—Te amo, papá.

—Yo también te amo, hija —dijo en un tono suave y pude sentir como una de sus manos acariciaba mi espalda—. Deberías ir a descansar, mañana te levantarán temprano.

Tenía razón. Lu no entendería ninguna excusa y tampoco quería estar cansada al día siguiente. Di las buenas noches a todos, sonreí a Alhaster sin saber qué decir, pero sintiendo que no hacía falta que llenara ningún espacio, y fui a la posada esperando descansar toda la noche.

***

A la mañana siguiente, como era de costumbre, me encontraba despierta y lista para recibir a Lu en mi habitación. La luz que entraba por la ventana indicaba que eran cerca de las seis y mis manos, descuidadas por tantos trabajos, se tensaban ante cualquier pensamiento referente a lo que ella pudiese ordenarme hoy.

—Despierta, Ilora —dijo Lu ingresando a mi habitación y realizando una mueca de disgusto por verme preparada para sus órdenes—. Hoy ayudarás en el comedor de los guerreros.

—Sí.

—Harás todo lo que el oficial te ordene, ¿has entendido?

—Perfecto.

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Where stories live. Discover now