Eran las tres de la tarde y manejaba a casa a recoger unos papeles que había dejado, intentaba moverme por los carros lo más rápido que podía, debía volver a la oficina para una reunión que tenía pautada con Blake. Poche había recogido a las niñas y me había dicho que Emma y Amelia iban a ir al centro comercial. Olivia la habían dejado en el club para su práctica de tennis.
Habíamos pautado una reunión con el director de la escuela para tocar el caso de bullying que estabamos segura Olivia estaba sufriendo.
Cuando doblé en la esquina para subir a la colina que daba con la casa respiré profundo viendo al reloj, aún tenía tiempo para llegar a la reunión.
En pasos rápido entré a la casa escuché una música suave proveniente del cuarto de Emma. Me detuve rápidamente porque Poche me había asegurado que no estaba aquí.
Caminé a pasos sigilosos a la puerta y la abrí suavemente.
Cerré los ojos con fuerza y volví a cerrar la puerta lo más rápido que mis reflejos me permitieron.
De todas las cosas que quisieras ver a tus hijos teniendo sexo no era uno de ellos.
Emma y Amelia estaban en la cama, Emma sentada apoyando su espalda a la pared y Amelia a horcajadas encima de ella. Completamente desnudas, Emma besaba los senos de Amelia mientras una de sus manos se perdía entre sus piernas. Amelia, con una cara de éxtasis que quería borrar de mi memoria, inclinaba su cabeza hacia atrás, su cabello ondulado desparramado por toda su espalda.
Cerré los ojos dando la vuelta. Dios que imagen. Exhalé aire profundamente e intenté eliminarlo de mi cabeza. Me apoyé de la mesa del comedor esperando que una de las dos diera la cara.
Unos minutos pasaron y vi a Emma totalmente vestida caminando por la puerta.
Nos miramos fijamente por unos segundos largos. Su mejillas y sus orejas estaban rojas, desvió la mirada y respiró profundo buscando recomponerse.
-Emma- dirigió su mirada a mí al escuchar mi voz.
-Conoces las reglas, por Dios- asintió, rascando su cabeza. -¿No estaban en el centro comercial?- asintió nuevamente.
-Decidimos volver, cogimos un uber aquí- negué cruzando mis brazos.
-No me llegó la notificación de que habían abierto la puerta de la casa- pude ver la preocupación en su rostro.
-Digamos que encontré la manera de manipular las notificaciones- cerré los ojos respirando profundo. Ella comenzó a juguetear con los dedos y Amelia salía del cuarto completamente vestida también. Se detuvo a su lado y le apretó el hombro dándole consuelo.
Mis ojos danzaban entre ambas, Amelia mordía su labio inferior y Emma solo parecía extremandamente avergonzada.
Retiré mi cuerpo de la mesa.
-Amelia, te llevo a tu casa. Emma, hablamos más tarde- abrió los ojos demostrándome su impresión.
-Má, no es necesario- negué.
-Acabas de romper la regla más importante que teníamos, Emma. No me quieras decir que es necesario en este momento, o no- Emma tragó profundo, estaba muy nerviosa. -Y para el colmo violaste el sistema de seguridad de la casa, eso es extremadamente peligroso- asintió.
Me moví a buscar los papeles que necesitaba y cuando volví, Amelia me esperaba en la puerta con su mochila.
El ambiente en el carro estaba muy tenso, podía ver de reojo a Amelia con su mirada perdida en las vistas del vecindario.
Unos minutos después la sentí moverse en su asiento viendo al frente.
-No fue idea suya volver a la casa, fue mía- dirigí mis ojos a ella y la vi sonrojarse.
