Mierda, ¿Qué haré ahora?, mierda, ¿por qué me pasan estas cosas a mí?, mierda.
- MIERDAA - grité lo más fuerte que pude, tirando la estúpida prueba de embarazo que había dado positivísimo a los 15 segundos.
Sentí la puerta abrirse, Abi me vio fijamente a los ojos.
Las lágrimas amenazaban con salir, pero intentaba con todo lo que tenía dentro de mí para que no salieran.
-Calle, tranquila - dijo acercándose. Me alejé de ella lo más que pude tapándome la cara con mis manos.
- ¿Cómo diablos quieres que esté traquila, Abi?, esto es malo, en todos los sentidos - Abi negó, volviéndose a acercar.
- Calle, no digas eso, un hijo siempre es una bendición, y me alegra tanto que pudieras concebir uno - negué, rápido agitando mucho mi cabeza.
- Es increíble, sí, pero no en este momento - agarré de mi cabello lo más fuerte que pude.
- Hey, suelta, te harás daño - dijo intentando quitar el agarre que tenía en el cabello - Calle, tienes 29 años, ¿que más tiempo necesitas? - suspiré derrotada.
- Necesito cumplir mis sueños, Abi, necesito tiempo, pero sobretodo, necesito una pareja estable para eso - una lágrima logró escaparse.
-Calle, tranquila - acarició mi mejilla - Quizá no tengas una relación rígidamente estable con Poche, pero ella es muy comprensiva, entenderá las razones si le hablas desde el corazón - hizo una pausa - Atrevete a contarle tu historia - suspiré bajando la mirada.
Salí del baño y tomé mi bolso.
- ¿A dónde vas? - preguntó preocupada.
- Jonh - se detuvo asintiéndome.
- Me llamas cualquier cosa - asentí.
Salí de mi oficina anunciándole a Meli que ya no volvería. Me monté en mi coche y conduje lo más rápido que pude al hospital.
Corrí por los consultorios hasta que llegué a uno que decía en letras modernas "Dr. Tom Jonh- Ginecología y Obstetricia". La secretaria estaba lista para marcharse cuando la detuve.
- Hey, no te vayas, necesito ver a Tom lo más rápido posible, por favor - la miraba suplicante.
- El Dr. Jonh ya terminó su jornada por hoy - le sostuve su mano.
- Por favor, es una emergencia - se quedó en silencio observándome unos largos segundos y asintió.
- Bien, dame unos segundos - asentí tomando asiento frente a ella.
Unos minutos después, el mismo Tom abría la puerta de su consultorio.
- Daniela - levanté la mirada. Lo vio en mis Ojos, lo sé - Pasa - se hizo a un lado.
Se dirigió al sonógrafo, arreglando todo para que me recostara.
-¿Qué sientes? - preguntó.
- Tengo nauseas, mareos y dolores abdominales - asintió levantando mi camisa y descubriendo mi abdomen totalmente plano.
Puso gel en mi abdomen y suspiró colocando el aparato en mi abdomen.
Pude ver mi útero con una mancha no más grande que una uva.
- Felicidades - suspiró - Eres fértil –
- Mierda Tom - apreté los ojos muy fuerte.
- Y no, antes que preguntes, no puedes realizarte un aborto, ahí si quedaría infértil toda la vida - suspiré.