CAPÍTULO 15: DEVUELTO HACIA TI.

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LIBIA

Maldita sea.

Dargan no respondía mis llamadas, como tampoco estaba en su casa, seguramente debía estar en la residencia de Lion junto a Nix.

No me gustaba estar disgustada con Dargan, a pesar de que no me había culpado directamente sobre lo que pasó la otra noche donde Hestia había estado en su casa, igual me sentaba mal su distancia.

El recuerdo del nombre de ella hizo que apretara mis manos en puños.

Maldita hija de puta. No sólo había puesto a Dargan en mi contra, sino también ha Carson, quien ya siquiera me buscaba para nada, y cada vez que yo lo hacía me respondía de una forma dura con: estoy ocupado.

Nadie podría juzgarme por el hecho de que Hestia no me agradara, a nadie le agradaba, era una persona desagradable a simple vista y aún más horrible cuando cruzabas algunas palabras con ella.

Mis intentos por mantenerme lo más distante de conflictos con ella se fueron a la mierda. Tenía que alejarla de Dargan antes de que él empezara a perder la cabeza por ella más de la razón.

Hestia era mala, y estaba maldita, si arrastraba a Dargan con ella mis esperanzas de estar con él se irían al caño.

Tomé el móvil marcando el siguiente número. Sonó unos cuantos segundos antes de contestar.

—¿Hola?—hablaron del otro lado—¿Libia?

—Reigor—respondí—necesito un favor de tú parte.

Escuché como bufó.

—Qué sorpresa...

—Necesito que me lleves a un lugar—pedí—ahora.

Reigor era un Dios de la fantasia, no provenía de un linaje alto como los Blackburn, los White o los Badness, o mucho menos los Dybbuk, solamente era un Dios como cualquiera que habitaba por las calles, por lo que en algunas ocasiones pedía que me llevara de un lugar a otro en sus alas rápidas.

—¿Dónde estás?—preguntó.

—Voy saliendo—tomé las llaves del auto—Te veo en centro.

—Vale.

Salí subiendo al auto y saliendo del panel de controles, entrando a carretera libre. El panel de controles era un lugar privado y encubierto, por lo cuál se mantenía alejado de la ciudad. Estaba de más saber que todos debíamos tener precaución al salir y volver.

Al llegar al lugar Reigor ya estaba ahí, con su par de alas plateadas por fuera, listo para llevarme.

—¿Vamos a la casa de tú novio otra vez?—preguntó refiriéndose a Dargan.

Sonreí apenas evitando corregir ese detalle.

—Esta vez está en casa de su hermano—respondí subiendo a sus brazos—lo encontraré allá, te indicaré el camino.

—Eres como una acusadora, ¿te lo han dicho?—comentó—conociendo cada parte de su vida, incluso la dirección en la que se mantiene en cada momento.

DIOSES, BRUJAS Y TRONOS (Llamas de oscuridad) PAUSADAWhere stories live. Discover now