EXTRA: ENTRE SOL Y LUNA.

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ALANA

¿Qué si alguien me dijo que me entrometiera en esto?

Por supuesto que no.

Pero, ¿lo haré de igual forma?

Efectivamente.

Mis manos temblaban con el frío de las calles que empezaba a filtrarse incluso a través de mis guantes de lana gruesa.

Estaba a unas cuentas calles de llegar al bar de la esquina, donde alguna vez había venido. Había algunas personas esperando pasar, un tanto impacientes y otros con semblantes molestos.

No era la primera vez que venía a un lugar como estos, claramente, así que había traído algo de oro para que mi acceso fuera más fácil.

—Disculpa..., lo siento —intenté abrirme paso— ¿puedes hacerte a un lado, por favor?

Hubieron personas amables que se hicieron a un lado, y otras que me dieron hombrazos de por medio que intenté ignorar. Al llegar al final de la fila, me topé con un hombre tan alto como una torre de cemento.

No tenía ni idea que como se llevaba a cabo el acceso en este sitio, la última vez que vine aquí fué junto a Lowen, y a decir verdad no presté mucha atención de como fué que llegamos dentro.

—Qué linda chaqueta, —intenté romper el hielo ante su expresión dura— ¿Alguna vez te han dicho que tu corte de cabello favorece mucho al ancho de tus hombros?

Relajé mi cara estrechando mis ojos, dejando a la vista una gran sonrisa de mi parte, sin embargo, el hombre tan solo me veía con una ceja enarcada a la espera.

Tragué saliva, buscando a mi alrededor alguna manera de entrar de una forma discretamente ilegal.

—Eh... —pensé— ¿Te gustan los pasteles...

—Alana. —el llamado de mi nombre detrás de mí hizo que volteara, encontrándome con el cuerpo moreno y voluptuoso de Bereneth acercándose— ¿Pasa algo?

Mis ojos bajaron inconscientemente ante su esbelta figura donde la mini falda daba una hermosa vista a sus tatuajes en sus muslos, y arriba, la mini blusa suelta dorada relucia sus pechos llenos y redondos, mientras su melena crespa caía como cascada sobre su espalda.

Dioses, ¿cómo las mujeres podían ser tan hermosas?

Volví a la realidad cuando noté que la mirada de Bereneth estaba puesta detrás de mi, a lo que recordé que aún seguía en problemas.

—Yo... —traté de decir pero la desconocida y lejana voz entre la multitud hizo que me detuviera.

—¡¿Acaso nadie piensa mover a la puta de la fila?!

¿Qué?

Miré a mi alrededor. ¿Me hablaban a mí?

—¡Fuera!, —caí en cuenta que era yo el punto de enfoque, cuando Bereneth me apartó de golpe cuando una botella salió a volar por el aire en mi dirección— ¡Largo!

Pero, ¿acaso estaban locos?, ¿como pueden atacarme de esa manera?

—Creo que deberíamos irnos, —me habló Bereneth aún a mi lado echa un ovillo entre las personas que seguian gritando que me fuera, pero que sin embargo cerraban cualquier paso por donde salir — esto está empezando a ponerse feo, y cuando las personas están muy acaloradas es señal de que debemos alejarnos.

DIOSES, BRUJAS Y TRONOS (Llamas de oscuridad) PAUSADAHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin