CAPÍTULO 10: OH..., ISABELL.

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HESTIA

Muy entrenido todo, pero tenía cosas que hacer, y una de esas era ir a dar mis reportes al Rey Dybbuk al lado Índico.

Le habia dicho a todos que me iría al nuevo trono de fuego, y así sería, tenía que reindicarme y iniciar algo por misma, Dybbuk ha sido como un padre para mi, si embargo yo necesitaba salir de ese nido en el que me mantenia a salvo.

Me había transportado de la fortaleza  con facilidad de un lugar a otro gracias a los dones de brujas, a la vez que las puertas del lado índico se abrieron para mí.

Lo primero que encontré fueron brujas en todas partes, quienes me dedicaban saludos amigables.

Si Libia era la capitana allá, yo lo era aquí. Dybbuk me había venerado como una salvadora antes todos, recordándoles que estaban vivos una vez más gracias a mí. Me gané el respeto de mucho gracias a eso y solo por eso, ya que, habian muchas brujas más poderosas y con más experiencia que la mía.

Al entrar al gran salón donde se mantenia el trono supremo no podía dejar de mirar hacia su dirección sin aliento.

Era espléndido.

Una obra de arte tallada de piedras desordenadas que lo mantenían flotando en el aire. Los huesos de los antiguos Dioses estaban ahí juntos, formando un arco encima del trono, mientras sus craneas se mantenían secos y brillantes sobre unas lanzas.

Había tanto poder ahí arriba, tanto dominio..., nunca me atreví siquiera a subir ahí, aunque el Rey no estuviera ese sitio era sagrado, un lugar que no debería ser deseado por nadie más que por el mismo.

Pero..., no podía evitarlo, me preguntaba..., como se vería ese lugar lleno de llamas ardientes mientras yo me colocaba sobre el...

—Mira a quién tenemos por aquí, madre—la presencia detrás de mí hizo que me pusiera en alerta—Nada más y nada menos que a la rata lamisera del Rey.

Al darme la vuelta no pude estar más decepcionada con encontrarme a Cora y a su madre.

Desde que el Rey hizo su apareción ante todos, se encargó de traer a todo su aquelarre de brujas restantes, por lo cuál había tenido que toparme a este par de arpías muy seguidamente.

El cuello de Cora brillaba ante mis ojos, y la navaja en mi cinturón vibraba anhelando que la tomara.

—No te bastó con enrredar a Dargan—siguió—Qué ahora intentas meterte con el Rey, sabía que eras una zorra desde el primer momento en que te conocí.

Sonreí con irnonia.

—Si lo que quieres es conseguir lamer al menos mi sombra deberías de iniciar por dejar de violarte a todos los hombres que no son capaces siquiera de correrse por ti...

Estuvo a punto de lanzarse hacia mí, sin embargo su madre detuvo su intento.

—Te crees lista, ¿no es así?—me habló esta vez Ines—El regresar de la muerte y caer en manos de uno de lo seres más poderosos de este universo—dió un paso hacia mi—No te confundas niña, que así de fácil como llegaste a estar en la cima, fácilmente podrías estar debajo de mis pies...—sonrió—tendrás tú karma, de eso me aseguraré.

DIOSES, BRUJAS Y TRONOS (Llamas de oscuridad) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora