CAPÍTULO 3: JUNTO A LA MUERTE.

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NARRADOR: OMNISCIENTE

Un día gris, junto a cuervos revoloteando sobre todo el lugar, a la espera de sangre derramada.

Lleno de tormenta y caos. El cielo estaba tan oscuro junto a las nubes que veían más allá de la oscuridad.

No lo vivo, sino la muerte.

Un estruendo tras otro, miles de almas perdidas, mil muertes cada día.

"[Y resucitaré desde las cenizas, y llegaré junto a lo más oscuro de mi corazón, tomando lo que es mío]."

Esas eran las palabras, eran las promesas de la muerte que se acercaba cada vez más, cada vez más cerca de cada uno de los vivos que se enfrentaban a lo que había sobre la tierra, pero no imaginaban que venia debajo de sus pies.

—¡Todos en formación!—gritaba Hades junto a sus hermanos quienes lideraban parte de su gran ejército.

Un plan estructurado, un buen comandante, miles de soldados, su hijo a salvo junto a él, ¿debería Hades ya permanecer tranquilo...?

No. Él podía sentirlo, era como si algo más oscuro desde debajo de sus pies llamara su nombre. Hades sabía que era mucho más grande, mucho más feroz, podía sentir ese poder que no era de este mundo.

A su frente, veintemil soldados listos para atacar.

Veintemil soldados firmes en filas a la espera de una orden para arrazar con cualquiera que no fuera su compañero en esta guerra.

Veintemil soldados fieles que pelearian una guerra por el honor de su casa, de su trono.

Las armaduras de cuero y las espadas de hierro rechinaban con cada marcha que daban.

Hades, quién permanecia en el cielo junto a todos los que eran Dioses, veían como Dargan volaba desde las profundidades del cielo gris acercándose hacia lo más íntimo de la zona de guerra.

Junto a sus cueros negros y sus alas perfectamente brillantes, Dargan estaba listo para atacar, listo para pelear y terminar con la ira que lo había consumido desde hace años. Una ira inmaculada que se centraba solamente en un punto.

Baltasar.

Su padre, el hombre que lo había visto crecer, el hombre que lo había apoyado luego de la muerte de su madre, pero, que más sin embargo había sido el causante de ello. Dargan lo sabía, Baltasar lo había torturado día tras día, y noche tras noche sin descanso alguno por cuatro putos años que se habían sentido como estar en un sitio incluso más oscuro y más frío que que mismo infierno.

Él lo había quebrado, lo había hecho un pedazo de mierda dejándolo morir en esa celda que consumía poco a poco su magia, el había muerto también en ese lugar.

Dargan, Lion y Nix se posicionaron en una de las tres filas que dividía los veintemil soldados, desde el cielo liderando ese grupo y protegiéndolos con mágia.

Al lado, el segundo grupo de tres, liderado por Hera Gaia y Malika quienes le daban apoyo a Alana y Kai que permanecían desde abajo junto a Carson que estaba listo junto a sus dos espadas brillantes en su espalda que vibraban por ser tomados por su amo.

DIOSES, BRUJAS Y TRONOS (Llamas de oscuridad) PAUSADAWhere stories live. Discover now