CAPÍTULO (47)

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CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE —
EL PERRO Y EL GATO

— Mirar la bola de cristal es un arte muy sutil — explicaba la profesora Trelawney — No espero que ninguno vea nada en la bola la primera vez que mire en sus infinitas profundidades. Comenzaremos practicando la relajación de la conciencia y de los ojos externos, con el fin de liberar el ojo interior y la superconciencia. Tal vez, si tenéis suerte, algunos lleguéis a ver algo antes de que acabe la clase —

Y entonces comenzamos. Yo, por lo menos, me sentía muy tonta mirando la bola de cristal sin comprender, intentando vaciar la mente de pensamientos que continuamente pasaban por ella, por ejemplo «qué idiotez». No facilitaba las cosas el que Ron prorrumpiera continuamente en risitas mudas ni que Hermione chascara la lengua sin parar, en señal de censura.

Estos dos habían hecho las paces tras enterarnos de que Buckbeak sería ejecutado. Habíamos aprovechado una de las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas para poder hablar con él; desde el último avistamiento de Sirius Black las medidas de seguridad en el castillo era aún mayores.

— ¿Habéis visto ya algo? — nos preguntó Harry después de mirar la bola en silencio durante un cuarto de hora

— Sí, aquí hay una quemadura — dijo Ron, señalando la mesa con el dedo — A alguien se le ha caído la cera de la vela —

— Esto es una horrible pérdida de tiempo — dijo Hermione entre dientes — En estos momentos podría estar practicando algo útil. Podría ponerme al día en encantamientos regocijantes —

Esa misma mañana Hermione se había quedado, extrañamente, dormida y se la había pasado la clase de Encantamientos con el profesor Flitwick. Aunque por otro lado, no era tan extraño debido a la cantidad de trabajo que tenía diariamente.

— ¿Alguien quiere que le ayude a interpretar los oscuros augurios de la bola mágica? — susurró, con una voz que se elevaba por encima del tintineo de sus pulseras, la profesora Trelawney

— Yo no necesito ayuda — susurró Ron — Es obvio lo que esto quiere decir: que esta noche habrá mucha niebla —

Harry, Hermione y yo estallamos en a carcajadas.

— ¡Venga! — nos llamó la atención la profesora Trelawney, al mismo tiempo que todo el mundo se volvía hacia nosotros. Parvati y Lavender nos miraban escandalizadas — Estáis perjudicando nuestras vibraciones clarividentes— se aproximó a la mesa de Ron y Harry y observó su bola de cristal — ¡Aquí hay algo! — acercó el rostro a la bola, que quedó doblemente reflejada en sus grandes gafas — Algo que se mueve... pero ¿qué es? —

En ese momento hubiera apoyado todo lo que poseía que, fuera lo que fuese, no serían buenas noticias.

— Muchacho... — la profesora Trelawney suspiró mirando a Harry — Está aquí, más claro que el agua. Sí, querido muchacho... está aquí acechándote, aproximándose... el Gr... —

— ¡Por Dios santo! — exclamó Hermione — ¿Otra vez ese ridículo Grim? —

La profesora Trelawney levantó sus grandes ojos hasta la cara de Hermione.La profesora Trelawney se incorporó y la contempló con ira.

— Siento decirte que desde el momento en que llegaste a esta clase ha resultado evidente que careces de lo que requiere el noble arte de la adivinación. En realidad, no recuerdo haber tenido nunca un alumno cuya mente fuera tan incorregiblemente vulgar —

Hubo un momento de silencio.

— Bien — dijo de repente Hermione, levantándose y metiendo en la mochila su ejemplar de Disipar las nieblas del futuro — Bien — repitió, echándose la mochila al hombro y casi derribando a Ron de la silla —, abandono. ¡Me voy! —

Una Potter serpiente                                            [DRACO MALFOY]Where stories live. Discover now