CAPITULO (33)

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CAPÍTULO TREINTA Y TRES—
LA LLEGADA DE TÍA MARGE

Las vacaciones de verano estaban llegando a su fin, lo cual estaba deseándolo. Llevábamos sin hablar con Ron o Hermione desde principios de verano, cuando a la semana recibimos una llamada de Ron. La cual cogió Tío Vernon y no fue muy amable, que digamos.

— ¿Diga? — respondió Tío Vernon al descolgar el teléfono

— ¿HOLA? ¿HOLA? ¿ME OYE? ¡QUISIERA HABLAR CON HARRY Y HELENA POTTER! —

Ron daba tales gritos que tío Vernon dio un salto y alejó el teléfono de su oído por lo menos medio metro.

— ¿QUIÉN ES? — voceó en dirección al auricular — ¿QUIÉN ES? —

— ¡RON WEASLEY! — gritó Ron a su vez, como si el tío Vernon y él estuvieran comunicándose desde los extremos de un campo de fútbol — SOY UN AMIGO DE HARRY Y HELENA, DEL COLEGIO —

Los minúsculos ojos de tío Vernon se volvieron hacia nosotros. Nos quedamos de piedra.

— ¡AQUÍ NO VIVE NINGÚN POTTER! — gritó Tío Vernon, manteniendo el brazo estirado, como sí temiera que el teléfono pudiera estallar — ¡NO SÉ DE QUÉ COLEGIO ME HABLA! ¡NO VUELVA A LLAMAR AQUÍ! ¡NO SE ACERQUE A MI FAMILIA! —

Colgó el teléfono como quien se desprende de una araña venenosa. La bronca que siguió fue una de las peores que nos habían echado.

— ¡CÓMO OS ATREVÉIS A DARLE ESTE NÚMERO A GENTE COMO... COMO VOSOTROS! — le gritó tío Vernon, salpicándonos de saliva

Ron, obviamente, comprendió que nos había puesto en un apuro, porque no volvió a llamar. Y Hermione (nuestra mejor amiga), tampoco. Supusimos que Ron se lo abría contado y había preferido no intentarlo. Aunque ella, con sus conocimientos de muggle habría tenido más tacto que Ron.

Me encontraba con la cabeza colgando, mirando hacía abajo, donde estaba la cama de Harry. Le veía como tenía la sábana de su cama por encima mientras practica uno de los últimos hechizos que habían aprendido el curso pasado en Hogwarts. Lumus Maxima, el cual consistía, básicamente, en proporcionar luz.

— ¿De dónde has sacado los libros? —

Los Dursley nos habían quitado los libros nada más llegar de Hogwarts. Lo cual nos había proporcionado un grave problema debido a los trabajos que nos habían mandando los profesores

— Aproveché el otro día que estaban ocupados con el jardín para cogerlos — me respondió sacando la cabeza de la sábana — ¿No te lo había dicho? —

— No —

Miré la hora en el reloj que adornaba la mesita de noche, y me sobresalté.

— Harry, hace una hora que cumplimos trece años —

Me bajé de la cama con cuidado, le di un beso en la mejilla felicitándole (él me imitó) y caminé hasta la ventana abierta. Hacía dos noches que habíamos dejado salir a Hedwig y aún no había vuelto. No creíamos que le hubiese pasado nada pero estaban algo intranquilos.

Noté una figura contrastada por la luz de la luna, después dos más aparecieron. Abrí muchos los ojos al ver a las tres lechuzas acercarse a nuestra ventana, entraron por ella y aterrizaron sobre mi cama.

Errol

Me senté en la cama, cogí el paquete de Errol, rasgué el papel marrón y descubrí un regalo envuelto en papel dorado y la primera tarjeta de cumpleaños de mi vida. Abrí el sobre con los dedos ligeramente temblorosos. Cayeron dos trozos de papel: una carta y un recorte de periódico.

Una Potter serpiente                                            [DRACO MALFOY]Where stories live. Discover now