CAPÍTULO (42)

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CAPÍTULO CUARENTA Y DOS —
EL MAPA DEL MERODEADOR

Dejé de ver a Draco, durante una semana no le vi el pelo platino que tanto le caracteriza. Ni en clases, ni en la sala común, ni pasillos, ni en el Gran Comedor. Pero eso no era lo peor, lo peor era que yo le pregunté una vez a Ada si lo había visto y ella me dijo que lo había visto en nuestra sala común, pero cuando fui a ver si le veía no estaba. Y eso me pasó un par de veces más. Era como sí me estuviera evitando. Al parecer se tomó muy enserio eso de que no quería volver a hablar con el y eso me molestaba.

Después sí le volví a ver, pero él no me miraba, me ignoraba complemente, como si de un fantasma se tratase. Pero no solo a mí, a todo el mundo en general. Incluso a su grupo les hablaba lo justo y necesario.

Dos semanas antes de que terminara el trimestre, el cielo se aclaró de repente, volviéndose de un deslumbrante blanco opalino, y los terrenos embarrados aparecieron una mañana cubiertos de escarcha. Dentro del castillo había ambiente navideño. El profesor Flitwick, que daba Encantamientos, ya había decorado su aula con luces brillantes que resultaron ser hadas de verdad, que revoloteaban. Los alumnos comentaban entusiasmados sus planes para las vacaciones. Ron y Hermione habían decidido quedarse en Hogwarts.

— ¡Podemos hacer allí todas las compras de Navidad! —dijo Hermione — ¡A mis padres les encantaría el hilo dental mentolado de Honeydukes! —

La mañana del sábado de la excursión, nos despedimos de Ron y de Hermione, envueltos en capas y bufandas.

— Deberían hacer un excepción por los alumnos que tiene tutores inútiles — le decía a Harry

— Tengo una idea — se detuvo de repente a tres escalones de tocar el suelo

— ¿Cuál? — le pregunté y sin darme apenas cuenta estaba bajo la capa de invisibilidad, que nuestro padre nos dejó, junto a Harry de camino a Hosgmade

La emoción no me cabía en el cuerpo. Íbamos a poder salir. ¡Por fin! De repente esa ilusión se me fue. Sentí unos brazos rodeando mi pequeño cuerpo y Harry otros. Entones me fije en como los gemelos Weasley nos sujetaban.

— ¡Ey! ¡Soltarnos! — exclamé removiéndome en los brazos de uno de ellos

— Muy astutos —

— Pero no lo suficiente —

— Tenemos una manera mejor —

— ¡Chicos, queremos llegar a Hogsmeade! — exclamó Harry también revolviéndose

— Lo sabemos — dijeron al unísono

— No te preocupes. Llegaréis —

— Os enseñaremos un camino más rápido —

— Si os calláis —

En eso me vino un estornudo que no pude evitar. Porque sí, seguía resfriada. Esto no se me pasaría hasta mediados de Febrero y luego en Marzo volvería porque le tengo alergia al polen.

— Salud — me dedicaron

— Gracias — balbuceé

— ¡Soltarnos! ¡Por favor, chicos! — insistía Harry

— Ahora, Harry —

— Venid con los chicos grandes —

Nos quitar la capa en unas escaleras que llevaban a una de las torres y, mientras a mi me venía otro estornudo, a Harry le vino la ira.

— ¿¡Qué estáis haciendo!? —

¡Achu! —

Salud — volvieron a pronunciar a la vez mientras le entregaban a Harry lo que parecía un pergamino

Una Potter serpiente                                            [DRACO MALFOY]Where stories live. Discover now