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   Según la psicología, las amistades que perduran desde la infancia pueden contener más amor que un matrimonio relativamente "exitoso".

  Jimin en mi mejor amigo desde que tengo memoria. Algunos vagos recuerdos, que más que eso son una mezcla de luces y olores de cuando comíamos papilla juntos mientras charlábamos en nuestro propio idioma de bebés.

  Nuestras madres terminaron siendo amigas gracias a nosotros, que un día, al toparnos en el arenero de un parque decidimos nunca más separarnos. Tanta fue nuestra insistencia ese día, que la Sra Park vino a cenar a nuestra casa para que tengamos más tiempo de vernos.

  Cuando cumplimos la edad suficiente pedimos, o más bien rogamos, que nos metieran al mismo jardín de infantes, y lo logramos.

  Juntos para aquí, juntos para allá. Jimin y Namjoon ya eran un solo nombre. Ambos solíamos ser hijos únicos para el momento, así que éramos como un hermano para el otro.

- ¡Mi mamá llego! Debemos escondernos- exclamó Jimin tirando de mi brazo.

  El método de "escondernos hasta que algo pase" no funcionaba del todo bien, más que nada por que siempre nos ocultábamos en el mismo lugar.

- No quiero que te vayas minie- la oscuridad del armario nos apartaba del mundo. Lograba distinguir sus facciones por la rendija de luz que dejábamos abierta para respirar.

- Yo tampoco me quiero ir. Pero mi mamá no me dejará quedarme porque mañana es lunes- los extremos de nuestros labios cayeron hacia abajo.

- Entonces debemos escondernos aquí para siempre.

  El sueño me iba a vencer en cualquier momento, ya era tarde para niños de nuestra edad.

- Prométeme que siempre estaremos justos Nam- Los cabellos rubios de Jimin me hacían cosquillas en la frente.

- Te lo prometo-

  Hablando con mi madre descubrí que esa noche nos encontraron dormidos en el armario, aún con los meñiques entrelazados.

Luego de la pubertad  /Minimoni omegaverseOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz